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Este año se cumplen 100 años del establecimiento del “multilateralismo contemporáneo”. Y el 30 de Julio, sin dudas se puede tomar como una fecha representativa. Fue en el último día de este mes, pero en 1920, cuando se celebró en la ciudad de San Sebastián (España); la primera reunión “en territorio neutral” del Consejo Ejecutivo de la Sociedad de las Naciones. Aún cuando la Sociedad de las Naciones no estaba formalmente constituida. Pero fue aquí donde se negociaron los preparativos para llevar a cabo la primera reunión oficial de la Asamblea General de la Sociedad de las Naciones. Esta fecha nos invita a reflexionar sobre el proceso que el concepto del multilateralismo, en la práctica, ha transitado a lo largo de un siglo. En este artículo, de forma sintética, nos adentramos a identificar los eventos más relevantes en el curso de las Relaciones Internacionales para llegar al presente. Donde, lo ocurrido a la largo de un siglo, nos puede ofrecer elementos para entender por qué se categoriza como “crisis” la situación del multilateralismo en el mundo de hoy.

El “multilateralismo contemporáneo” y la Sociedad de Naciones
Muchos historiadores y expertos en la materia concuerdan que el multilateralismo contemporáneo tiene sus orígenes en el desarrollo de un sistema de consultas informales nacidas en el Congreso de Viena de 1815 – conocido luego como Concierto de Europa -, con el objeto de mantener el orden en el viejo continente y así protegerse de un nuevo proyecto al estilo Napoleón Bonaparte.
Ahora bien, una de las críticas que más se subraya para el sistema establecido por el Concierto de Europa, es la no institucionalización y estructuración como organización, además que su funcionamiento estaba principalmente apoyado en la actuación voluntaria de las grandes potencias. A pesar de ello, logró de manera airosa solventar las discrepancias que se presentaban entre ellas.

En el interim, el establecimiento de algunas organizaciones de naturaleza multilateral, como por ejemplo la Unión Postal Universal en 1874, mostraban señales de que los Estados si podían mantener un nivel de cooperación entre ellos, lo que es fundamental en el concepto del multilateralismo.
Luego del fin de la Primera Guerra Mundial, los países involucrados pasaron seis meses en la Conferencia de Paz de París negociando los términos de la paz, las reparaciones  de guerra, el reconocimiento a las nuevas naciones, las reparticiones de territorios y áreas de influencias entre las potencias vencedoras, entre otras cuestiones de relevancia internacional del momento.
De estas negociaciones surgió el Tratado de Versalles en enero de 1920, que sentó las bases para el establecimiento de un organismo internacional que velara por la paz y seguridad internacional, y abordara, de manera decidida y usando como herramienta la diplomacia, la resolución de los conflictos entre los países, naciendo la Sociedad de Naciones  – precursora de la Organización de Naciones Unidas .

Pero este organismo nació con “un ala caída”. El Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica – que con su entrada en la Gran Guerra, inclinó la balanza a favor de la Triple Entente – no aprobó la adhesión del país a la Sociedad de Naciones (propuesta presentada e impulsada por el Presidente Wodrow Wilson), apoyando el regreso a la política del “aislacionismo”.
Otra ausencia importante, era la del Imperio Ruso, convertido en la Unión Soviética que, luego de la abdicación del Zar Nicolás II en 1917, estuvo inmersa en conflictos políticos y sociales internos, hasta que los bolcheviques se hicieron con el control del poder en 1918, con la llamada revolución de octubre (que realmente ocurrió en noviembre de ese año). Se uniría a la Sociedad de Naciones en 1934, ocupando el asiento de miembro permanente, hasta su expulsión en diciembre de 1939, luego de la invasión a Finlandia.

Por su parte, mucho de los Miembros de la Sociedad de Naciones criticaban el accionar – poco diplomático – de los países que eran miembros permanentes del Consejo Ejecutivo de la Sociedad de Naciones (principalmente el Reino Unido, Francia, Italia y Japón); además de la flexibilidad de este,  para otorgar puestos permanente a países recién ingresados  – por ejemplo, los casos de Alemania y la Unión Soviética -.
Aunado a lo anterior, solo 32 países fueron los encargados de iniciar las deliberaciones en el organismos – recordemos también que gran parte de las naciones del mundo eran colonias – lo que hacía aun más débil las decisiones que se tomaron en sus salones. A esto, se debe agregar la constante amenaza de retiro de la Sociedad por parte de varios Miembros, y el mal manejo de los posteriores conflictos, llevando a que este primer experimento no estuviera a la altura de los compromisos asumidos.
La comunidad internacional tuvo que experimentar la gran tragedia de la Segunda Guerra Mundial para dar nacimiento a una nueva institución multilateral.

Las Naciones Unidas
Las Naciones Unidas nacen al cierre de la Conferencia de San Francisco, el 26 de junio de 1945, bajo una visión similar a la propuesta en la Sociedad de Naciones, pero con un empuje y ambición mayor, vista la total devastación que dejaron los ejércitos enfrentados durante la II Guerra Mundial.
A diferencia de la Sociedad de Naciones, el establecimiento de las Naciones Unidas fue promovido por el gobierno de Franklin D. Roosevelt y con el auspicio y firme apoyo Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, por lo que su nacimiento se convirtió, en ese momento, en una política común del Estado norteamericano.
El reajuste geopolítico en Europa y Asia, con la pérdida de influencia y de fuerza coercitiva de británicos y franceses, el posterior proceso de descolonización, además de la posición favorable en la que quedó la Unión Soviética al finalizar la II Guerra Mundial, demandaba un sistema multilateral internacional mucho más amplio, ágil, proactivo, equilibrado y con mayor margen de maniobrabilidad para intervenir donde se le requiriera.
Como el enfoque es el multilateralismo, es menester resaltar la importancia dentro del Sistema de Naciones Unidas del Consejo de Seguridad. En este órgano es donde se discuten y se aprueban las principales decisiones en cuanto a las acciones que las Naciones Unidas deben llevar a cabo en relación al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, así como la imposición de sanciones a aquellos países que sean considerados una amenaza para la estabilidad internacional. Acorde a lo que establece su Carta fundacional, todos los Miembros están obligados a cumplir con sus decisiones.
Así llegamos al funcionamiento de hoy, donde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuenta con 15 miembros, 5 permanentes (China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, y con poder de veto) y 10 no permanentes (que son escogidos cada dos años, de entre los cinco continentes). En la actualidad, esta representación permanente dentro del Consejo ha causado diversas discusiones, respecto a la falta de representatividad que se le acusa, respecto de potencias regionales de peso que se consideran deberían ser parte.
Durante los 75 años de existencia que tiene, las Naciones Unidas han sido y es el escenario – con sus aciertos y desaciertos – de sus 193 Países Miembros, para llevar adelante las negociaciones a través de las cuales se logren alcanzar y sostener la paz y seguridad internacionales, promoviendo la cooperación entre todos.

Pero ¿A dónde va el actual sistema multilateral internacional?
Repasar la historia en el 2020 nos lleva a tener enfrente este interrogante tan discutido en estos tiempos. La respuesta a este interrogante es un debate entre observadores y editorialistas en estos tiempos de pandemia. La historia, nos ayuda a contar con muchos elementos para cualquier diagnóstico. Pero es vital para cualquier comprensión sobre el escenario actual, tener en cuenta que precisamente, muchas ideas sobre este interrogante han sido las propuestas de reforma sustancial de las Naciones Unidas; la creación de Grupos ad hoc para presentar sus recomendaciones al respecto. Pero en la práctica y a lo largo de varias décadas, todas con el mismo resultado: archivadas o fracaso. ¿Habría que impulsar rescatar esas iniciativas y adaptarlas y discutirlas sobre el contexto actual?
Lo dicho en su momento por Gro Harlem Brundtland, quien fuera Directora General la OMS y luego Enviada Especial de la Secretaría General de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es de suma importancia: “…ya ha pasado toda una generación desde el fin de la Guerra Fría y ya es momento de que las Naciones Unidas aborden estas cuestiones pendientes (las reformas). Todas las instituciones deben adaptarse para afronta las nuevas circunstancias que son muy diferentes a las de 1945”. En experiencia propia, asistiendo a Nueva York o Ginebra para cumplir con la misión diplomática de representar a mi país, puede percibir algo que lo confirma quienes llevan años trabajando en las oficinas de los organismos multilaterales, en  los pasillos de Naciones Unidas aún se respira el aire de la Guerra Fría. Divisiones que dejaron la Unión Soviética y los Estados Unidos en el siglo pasado. Y con más acento, esto se ve sobre todo en la forma del manejo y toma de decisiones en el Consejo de Seguridad. Ahora, hay otro elemento: China.

Pero no es posible dejar de mencionar la necesidad de una reforma del Consejo de Seguridad que incluya países que son fundamentales y representativos del actual contexto global, le daría un aire fresco a la organización. Actores de peso e influencia geopolítica regional; como Australia, Brasil, India y Sudáfrica, cuentan con las herramientas y apoyos diplomáticos de muchos de los países de sus regiones para ser Miembros Permanentes. ¿Y Alemania? Pero como sabemos todos, cualquier hipotética ampliación, debe pasar por la aprobación del actual Consejo de Seguridad, lo que representa una barrera a sus aspiraciones y una amenaza al status quo alcanzado por las potencias que diseñaron este órgano al término de la Segunda Guerra Mundial.
En otro orden de ideas, es necesario insistir en lo imperativo de unas Naciones Unidas y un sistema multilateral internacional adaptado a siglo XXI, con mayor radio de acción, mejor poder de decisión, con menor burocracia y cuyo poder de negociación y persuasión este basado en la diplomacia real y pragmática.
El mes de Julio del 2020 llega a su fin, y haciendo un balance a lo largo del último siglo en el sistema internacional; podemos concluir,  el multilateralismo no desaparecerá. Probablemente evolucionará y se adaptará en función de las nuevas realidades y eventos que surjan para marcar la agenda de las Relaciones Internacionales; lo que nos debe mantenernos atentos, es que no lo haga tarde ni en detrimento de las libertades de los ciudadanos del mundo.

Por Luis David Díaz Ibarra
Analista Internacional. Ex Diplomático. https://lesecretairediplomatique.wordpress.com/
Twitter: @ldiazi1

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