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En oportunidad de cumplirse tres años del inicio de la crisis en Ucrania nuestro espacio está realizando consultas a expertos, diplomáticos y referentes académicos para conocer de diferentes enfoques y opiniones sobre el significado de la crisis ucraniana. El testimonio del analista internacional Damián Jacubovich, con su consideración sobre la adhesión del territorio de Crimea a la Federación Rusa, como un mensaje de Moscú al mundo en el aumento de fricciones con Occidente. Un balance de la crisis, que se extiende por tres años y que se encuentra en un atolladero donde es sugerente recurrir a voces calificadas para saber de posibles caminos para la estabilidad en Europa del Este y el fin del conflicto que afecta a Ucrania. Una reseña en clave geopolítica en la entrevista que realizara Ariel Zaiser al corresponsal Damián Jacubovich. 

Pregunta: estamos ante un tercer aniversario de la revolución “Maidán” o “Euromaidan”, cuando comenzaron las protestas populares en Kiev que significaron la destitución del presidente pro-ruso Victor Yanukovich y luego devino esto en la separación de Crimea y el inicio de la guerra en el Este de Ucrania. Hacia el 2017, todo hay que analizarse desde la llegada de Trump al poder. ¿Qué puede comentar sobe la crisis del bloque europeo en la relación entre Rusia y Ucrania?
Damián Jacubovich: lo primero para señalar es que la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense y una potencial alianza o “normalización de las relaciones” con la Federación Rusa; de alguna manera podría llegar a “patear”, a sacudir todo el tablero geopolítico en lo que respecta al triángulo que conforman hoy las relaciones entre Occidente, Ucrania y Rusia. El actual gobierno Ucraniano y pro-europeo y la misma Europa podrían perder con la llegada de D. Trump un aliado esencial (EE.UU) para poder contrarrestar las ambiciones rusas. A esto se le debe sumar, una Europa ya fuertemente debilitada con la cuestión del Brexit, sumado a la reciente dimisión de Mateo Renzi (pro europeo) a la cabeza de Italia y el auge de los partidos ultras-nacionalistas y antieuropeos en el viejo continente. Con ese panorama, no es de extrañar que en países europeos como Bulgaria y Moldavia, en las últimas elecciones realizadas en noviembre del 2016 hayan triunfado los candidatos pro-rusos. Realmente por decirlo de alguna manera y para que se entienda de manera clara, la espalda geopolítica tanto de Ucrania y del bloque europeo a la hora de negociar frente a Rusia se ha achicado muchísimo en estos últimos tiempos.

Pregunta: son tres años desde el inicio de la crisis en Ucrania. ¿Qué valorización puede hacernos en clave geopolítica?
Damián Jacubovich: Lo primero para señalar es que Ucrania, desde la caída de la Unión Soviética, ha sido lo que se denomina en geopolítica, un estado tapón, es decir un Estado (en  principio neutro) que impide que dos potencias superpongan sus fronteras. Ucrania en este caso, se encuentra tironeada geopolíticamente por dos mega-potencias: el bloque occidental y Rusia.
La llamada revolución “Maidán” o “Euromaidan ocurrida a fines del 2013 que terminara con la dimisión del presidente Ucraniano pro ruso Viktor Yanukovich, posee a mi entender características similares a las ocurridas en ese mismo país en el año 2004 (mismo escenario), es decir, por un lado, ambas “revoluciones” fueron atizadas poderosamente por los medios occidentales; pero por el otro lado, también es cierto que existía un descontento popular in crecento que permitió que Occidente lograra su objetivo.
Este tipo de “revolución”,  sobre todo la primera acontecida en 2004, esto por haber sido una de las primeras de la historia, marcan un hecho importantísimo: en esta nueva era, la comunicación se ha convertido en el nuevo nuclear del siglo XXI, constituyendo uno de los principales medios que permiten conquistar el poder, esto en parte, debido a que la proliferación armamentista impide el enfrentamiento directo entre las principales potencias del mundo. En América Latina, han existido estos últimos tiempos, distintos ejemplos de esta nueva tendencia en materia de los llamados “golpes comunicacionales”: Honduras, Paraguay y recientemente Brasil.

Pregunta: para profundizar sobre este tema, ¿cuáles son los orígenes de esta intensa relación que une a Ucrania y Rusia?
Damián Jacubovich: nivel general podemos decir que Ucrania representa un eje de vital importancia para la geoestrategia de la hoy Federación de Rusia, esto por 3 razones principales:

1- Vínculo Histórico y cultural muy fuerte entre Rusia y Kiev: Kiev (actual capital de Ucrania) centro de la antigua Rus de Kiev constituía una importante federación de tribus eslavas orientales desde finales del siglo IX hasta mediados del siglo XIII. Los pueblos modernos de Bielorrusia, Ucrania y Rusia reivindican a la llamada Rus de Kiev como el origen de su legado cultural.
2- Geopolítica en materia de hidrocarburos: Ucrania es un elemento clave en la geopolítica del gas entre Rusia y Europa. 18 estados de la Unión Europea reciben gas por parte de Rusia a través de Ucrania, y de ese total, 6 estados son dependientes en materia gasífera al 100%: Letonia, Lituania, Estonia, Finlandia, Eslovaquia y Bulgaria.
3- Geoestrategia militar: con 2400 km, teniendo en cuenta mar y tierra, Ucrania es la frontera más importante que Rusia comparte con cualquiera de sus vecinos al oeste. Si Occidente colocara estratégicamente una base militar en la frontera entre Ucrania y Rusia podría encontrarse a menos de 500 km de alcance de Moscú.

Otro hecho reciente que debe mencionarse a la hora de hablar de las relaciones entre ambos países es la tragedia nuclear de Chernóbil ocurrida en 1986: es un hecho importante que ha marcado desde entonces las relaciones ucrano-rusas; y es todavía en la actualidad, una herida abierta para el pueblo ucraniano. Los ucranianos suelen evocar una especie de abandono y/o negligencia por parte del entonces bloque soviético en el manejo de esta tragedia.

Pregunta: tras el inicio de la crisis en Ucrania devino la destitución del presidente Vicktor Yanukovich, luego Crimea se adhiere a la Federación Rusa y estalla la crisis en el Este del país. ¿Qué puede comentarnos sobre el asunto Crimea?Sebastopo.3
Damián Yakubovich: Es importante señalar que Rusia posee un fuerte legado histórico que lo une con la Península de Crimea; a modo de recordatorio, el Imperio ruso conquistó la península en 1774 en la guerra turco/rusa y la incorporó al Kanato de Crimea, para ser integrada al Imperio en el año 1783. Durante la era soviética, la administración de la península pasó por una cuestión administrativa de la República Socialista de la Federación Rusa a la República Socialista de Ucrania y, tras la disolución de la Unión Soviética, permaneció en la Ucrania postsoviética hasta el 2014. Por eso, desde el punto de vista del gobierno ruso, Crimea históricamente siempre ha sido rusa, salvo como suelen decir ellos mismos,  por un breve paréntesis de 25 años.
Respecto de la anexión (o recuperación según el punto de vista) de Crimea por parte Rusia, uno puede estar de acuerdo o no,  pero es difícil no reconocer la audacia geopolítica del presidente  Vladimir Putin dentro de un contexto internacional, audacia que por cierto le costaría un pesado bloqueo económico por parte de su principal socio comercial, la Comunidad Europea, que sumado a la baja del precio del petróleo complicarían seriamente la economía rusa.
Es difícil pensar que el gobierno ruso no tuviera pensado esta maniobra geopolítica con antelación, y por el lado de Europa, todo parece suponer que dicha maniobra no había sido tenido en cuenta en los distintos escenarios geopolíticos post “revolución Maidan”. Sea como sea, la anexión de Crimea, ha sido un mensaje más que claro por parte de Rusia hacia el mundo entero: estamos de regreso. Así lo interpretó el pueblo ruso, lo cual explica en parte la inmensa popularidad de Putin en su país a pesar de crisis económica.

Pregunta: en este contexto, qué consideraciones puede compartir con nosotros en cuanto a la relación entre Rusia y la Unión Europea?
Damián Jacubovich: hoy, en la actualidad, Europa reanaliza seriamente su hasta ahora característica relación de choque con Rusia. No es para menos: además de encontrarse fuertemente debilitada por la crisis económica que arrastra desde hace años, la falta de coherencia política entre los distintos países que integran el bloque, el debilitamiento político que significó para Europa la salida del Reino Unido del bloque, la consolidación de los partidos ultranacionalistas europeos,  debe sumarle la hora de gloria geopolítica que vive el gobierno de Putin: la victoria de Donald Trump y su potencial deseo de armonizar las relaciones ruso-americanas, hacen pensar a un vuelco a favor  de la posición rusa en numerosos conflictos donde este último interviene: Siria, Ucrania, etc…, las victorias de los candidatos pro rusos en las últimas elecciones en Moldavia y Bulgaria,
A manera de resumen, podríamos decir que el mensaje de Rusia, fue, ustedes se quedan con la Ucrania continental, nosotros tomamos Crimea y nos damos por satisfechos.

Pregunta: ¿y sobre las regiones separatistas en el Este de Ucrania?
Damián Jacubovich: en la actualidad, Ucrania se encuentra fuertemente dividida entre el Oeste pro-europeo que ha tomado el poder y el Este del país que es mayoritariamente pro-ruso y cuenta actualmente con milicias armadas con reivindicaciones separatistas que el gobierno ucraniano acusa de ser apoyadas logísticamente y militarmente por Rusia. Ha habido numerosos enfrentamientos entre ambos mandos que han dejado gran cantidad de muertos La resolución de este tipo de conflicto en el cuál el “factor cultural” posee un peso específico de suma importancia resulta muy difícil de resolver y muestra por decirlo de alguna manera, la estupidez de las potencias de haber pretendido dividir pueblos y/o etnias en el afán de repartirse el mundo. Los ejemplos en ese sentido abundan en demasías; los pachtun  repartidos entre Afganistán y Pakistán, los kurdos repartidos entre Siria, Turquía, Irán, Irak, lo mismo sucede en la región de Cachemira que se disputan China,  India y Pakistán, y los ejemplos se multiplican a lo largo y ancho del mundo.
La resolución debería pasar por terremotos geopolíticos planetarios que permitan redibujar las fronteras del mundo teniendo en cuenta el mencionado factor étnico-cultutral; pero aun así la resolución de los mismos no estaría asegurada, porque de fondo, según mi opinión, existe un problema desde que el hombre es hombre, que tiene que ver más con “lo humano”, que es el miedo, el odio, al que piensa, cree o se ve distinto.
Volviendo al tema separatista de Ucrania, gran parte del origen de esta tensiones se originaron el 23 de febrero del 2014, cuando La Rada (Parlamento ucraniano) decide retirar, luego de que Rusia anexe Crimea, el status de idioma oficial al ruso (así como al rumano, al húngaro y al tártaro crimeo) en 13 de las 25 regiones ucranianas (esencialmente repartidas al sur y al este del país). Frente a esta medida legislativa, la indignación de la población rusófona ha sido significativa, ya que entre el 60 y el 90 % de gran partes de esas poblaciones tienen al ruso como idioma nativo: Crimea, Dnipropetrovsk, Donesk,  Mykolaïv,  Louhansk, Kharkov, d’Odessa y e Zaporijia son algunas de esas.

Entrevista realizada por Ariel Zaiser – Relaciones Internacionales y Gobierno UADE

Damián Jacubovich es analista internacional experto en geopolítica. Corresponsal de prensa y columnista en diferentes medios de Argentina y el mundo.

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