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Hoy, como nunca antes en la historia de la humanidad, los ciudadanos del mundo están conectados. La evolución tecnológica se vive de forma acelerada, y ya atraviesa todos los aspectos de la vida cotidiana: desde las más sencillas tareas domésticas hasta las decisiones de más alto impacto son auxiliadas o llevadas a cabo con un soporte tecnológico o a través de alguna solución que esta puede proveer.
La dinámica de la tecnología impacta en la producción y el comercio, en los fenómenos sociales también. Y las Relaciones Internacionales y puntualmente la diplomacia no escapan a esta cuestión.
Desde las primeras reticencias al telégrafo (al que oportunamente se lo acusó de impedir la buena y seria reflexión para las resoluciones más relevantes de las altas esferas), todo progreso en el ámbito de las comunicaciones contó a los diplomáticos entre sus primeros beneficiarios directos: primero la inmediatez y velocidad, y luego la seguridad en las mismas fueron progresos rápidamente explotados por las cancillerías del mundo.
Por supuesto hoy, el ejercicio de la diplomacia también se desarrolla en las redes sociales, haciendo uso de todas las herramientas que ofrece la tecnología y desde que comenzara a expandirse el concepto de E-diplomacia, en estos tiempos también hay que hablar de otro concepto: el Hackathon.
Hackathon es un concepto de “encuentro”, o más bien de workshop; donde se reúnen programadores, startups, desarrolladores, los nuevos “Makers”; participando de una jornada para buscar soluciones en red, en equipo, en cooperación. Y los Hackathons toman diferentes temáticas, desde las finanzas hasta la salud, desde el turismo hasta la educación, desde el agro hasta el comercio.

La diplomacia se ocupa del Hackathon
El Big Data, el “Internet de las Cosas”, la Cuarta Revolución Industrial”, irrumpen mientras se debate sobre el imperativo de innovar, mientras se atraviesa de la “era del conocimiento” buscando contener las imperfecciones de la etapa de la globalización caracterizada por los tiempos de mayor incertidumbre. Las exigencias de adaptación tienen un nuevo eje: el factor tiempo.
Con sobreabundancia de información y datos, con las complejidades para organizaciones y gobiernos por organizar y tamizar esa información para hacerla accesible al usuario y llevar beneficios para el Estado de Bienestar de la gente.
Con este escenario las Cancillerías del mundo buscan ajustar sus desafíos impulsando eventos propios con el concepto de Hackathon.
Las experiencias de Estados Unidos, Francia, Hungría, Rumania, Suiza, y en nuestra región Colombia. Los ministerios de asuntos exteriores han trabajado con la comunidad de las TICs para interactuar con el talento, la creatividad de todos aquellos que desde la sociedad civil pueden ofrecer soluciones para mejorar las problemáticas y los desafíos que caben para la agenda de la política exterior de cada país. Todo esto ha sido muy reciente, pero sólo en 2016 se llevaron a cabo varios encuentros desde donde podemos conocer algunos resultados:

  • Alemania: creó una aplicación móvil para y por los migrantes, desarrollando un software cuyo propósito es informar a los migrantes sobre los servicios, las políticas, los programas, etc., y mantenerlos actualizados del entorno cambiante de donde se encuentren.
  • Francia: desarrolló una plataforma web para aquellos ciudadanos que viajen al exterior puedan encontrar a sus compatriotas en los países de destino.
  • Israel: crearon plataformas web destinadas al turista como al ciudadano del mundo con el fin de mejorar la Marca País.
  • Colombia: Creó una Plataforma Virtual para fomentar la Libertad de Prensa, facilitando el acceso a las opiniones y visiones de los Líderes Locales.
  • En Suecia, podemos destacar dos ejemplos. Porque allí el disparador de la convocatoria han sido dos preguntas: ¿cómo un programador de redes puede mejorar la libertad de expresión y la tolerancia en el mundo? Y, ¿cómo innovar para la sostenibilidad de alimentos en el mundo? Y en otro Hackathon, la diplomacia sueca buscó crear estrategias para la reconstrucción de las economías devastadas por la guerra y la sociedad civil, centrándose así en promover el concepto de cooperante y motivar a la gente a llevar sus ideas para ayudar a aquellos más vulnerables.
  • Y también hay casos donde las iniciativas de armar un Hackathon provinieron desde las ONGs, para temáticas que tienen componentes transnacionales. Como fue el modelo que encararon desde “Global Diplomacy Lab”, que en este Hackathon lanzaron un proyecto innovador: crear pulseras con dispositivo de seguimiento con GPS incorporado, para colocárselas a niños refugiados en su tránsito por países de Europa. La “idea-fuerza” es buscar que estas pulseras sean entregadas en los puestos fronterizos de Turquía y en los puntos de entrada en los Estados miembros de la UE. Los familiares de estos niños podrían ser informados de la importancia de estas pulseras para mantener a sus hijos seguros. La solución integral busca que los niños no acompañados puedan ser informados en un idioma apropiado para su edad. Si los traficantes intentan retirar las muñequeras de los niños, las pulseras emitirán una alarma que activará una alerta en el sistema, enviada al UNICEF ya la OIM. Sobre esta temática también quieren hacer más Hackathons para promover este proyecto y la solución de las pulseras.
  • En Serbia, que se llevará a cabo el Hackathon de la Unión Europea, el “Belgrado-Meu”, tiene la particularidad que se desarrolla con patrocinio parlamentario y con la participación de jóvenes de diferentes países de la UE.
  • En un modelo mixto, el caso de Vietnam, donde allí la diplomacia de Suecia y Holanda patrocinaron un Hackathon para los temas de seguridad alimentaria, buscando que la gente pueda crear soluciones desde la tecnología que mejoren el entorno para las regiones de Vietnam más vulnerables en cuanto al acceso a los alimentos. Y las respuestas fueron muy evolucionadas, ya que se buscaron mecanismos para integrar a productores, actores de la cadena de distribución, ONGs, minoristas y consumidores. Una muestra que inclusive, el Hackaton habilita elementos de “soft-power”, ya que un Cancillería puede participar en la agenda de otro Estado ayudando a resolver cuestiones locales.

Cuando se trata de las relaciones internacionales y el concepto del Hackathon, el repaso de los asuntos de la política exterior lleva a identificar de las temáticas donde hay mucho campo para trabajar; donde estos eventos de “Hackathon” pueden contribuir en cuestiones como la movilidad de las personas, la protección de fronteras, el turismo y la instalación de la “marca país”, gobierno abierto y participación ciudadana. Por citar otro caso, la autonomía de los gobiernos locales abre un gran espectro de temáticas por desarrollar.
El formato de Hackathon en los casos donde son impulsados por las propias Cancillerías, son verdaderos vehículos que llevan ideas y capital intelectual para mejorar la realidad en la agenda de la política exterior; pero no solo hay que apoyarse en los emprendedores del sector TICs, sino los académicos de las relaciones internacionales, las ciencias políticas y el derecho, tienen mucho que aportar.
Las oficinas diplomáticas del mundo, algunas ya lo concretaron y otras deberán hacerlo, a sabiendas que en la sociedad civil pueden encontrar, no sólo la legitimidad de sus acciones, sino también mucho conocimiento que pueda facilitar la tarea del sector público y abrir canales de participación ciudadana.
En Argentina, en la región, el concepto del “Hackathon” para la política exterior está en agenda abierta por iniciar sus primeros pasos.

Por Guillermo Axel Castillo
Relaciones Internacionales UCASAL

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