Compartimos otra publicación de la serie de artículos “Perspectiva India”, donde la experta Dra. Lía Rodríguez de la Vega nos acerca mensualmente un material para una proximidad con la agenda actual de la India. Aquí en análisis para seguir la geopolítica en Asia, para seguir de la dinámica de Narendra Modi y su política exterior. La diplomacia de la India en la Organización de Cooperación de Shangai, la interpretación de la experta del CARI sobre la proyección regional de la política exterior de India desde la participación en la SCO y las claves para Eurasia. Lía Rodríguez de la Vega nos ayuda a desgranar los acontecimientos más significativos de las relaciones internacionales de India, que será la nación más poblada del planeta en un futuro próximo y por ello, tenemos que tomar una proximidad.
El fin del mes de junio de 2016 vio el desarrollo de distintas circunstancias de alcance geoestratégico mundial, que operaron como imágenes del pulso en distintas partes del mundo. Por un lado se realizó el plebiscito por el “Brexit”, que terminó marcando la inesperada salida del Reino Unido de la Unión Europea y por otro, se llevó a cabo la 16ava Cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (SCO) en Tashkent, Uzbekistán, en la que ingresaron a la misma dos potencias nucleares del sur de Asia: la India y Pakistán, deduciéndose que mientras la Federación de Rusia “apadrina” a la primera, la República Popular de China lo hace con el segundo.
Como sabemos, la SCO es una organización intergubernamental creada en 1996 por China, Rusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán. En 2001, ingresaría Uzbekistán y en 2004, Mongolia se convertiría en el primer país con estatus de observador en la organización, lo que también sucedería con India, Irán y Pakistán, en 2005. Finalmente, este año (2016), India y Pakistán realizaron el proceso establecido para asegurar su membresía plena en la organización, mediante la firma del »Memorando de obligaciones» (con la firma consecuente de otros documentos en 2017).
La membresía de la India añadirá por supuesto peso a la organización, de modo particular atendiendo a su performance económica. India es hoy la economía en más rápida expansión, con un crecimiento anual del PIB del 7,5 %, siendo un foco de prosperidad entre los países emergentes mientras desafía la desaceleración mundial (recordemos que India es el mayor receptor de inversión extranjera en empresas completamente nuevas y que la perspectiva del Fondo Monetario Internacional espera que India continúe siendo la economía importante de mayor crecimiento en el mundo, en el año 2020). A su perfil que parece resultar confiable a los inversores externos, se suman las reformas económicas, el gran mercado que representa, su desarrollada industria de tecnologías de la información y el comentado “bonus demográfico” que posee (600 millones de personas menores de 27 años), un “activo” crucial tras cuyo desarrollo está empeñada. Paralelo a ello, su creciente demanda energética representa un mercado seguro para los muchos recursos de Asia Central y Rusia (recordemos que se espera que India se convierta en el segundo importador mundial de energía hacia 2035, por lo que precisa no solamente diversificar su matriz energética sino también sus fuentes de provisión que hasta ahora han estado concentradas en Medio Oriente, razón por la cual, considerando a Asia Central como parte de su “vecindario extendido”, ha desarrollado las políticas de “Mirar hacia el Norte” y “Conectar con Asia Central”, sumando esto a su ya excelente relación con Rusia).
De igual manera, su membresía permitirá también a la India, atender a su posible participación en la Unión Económica Euroasiática (unión económica establecida en 2015, por el tratado firmado por Rusia, Kazajstán y Bielorrusia, habiendo incorporado a Armenia y Kirguistán, con Tayikistán y Uzbekistán como observadores y con otros estados que han manifestado la voluntad de sumarse a ella), cuyas rutas energéticas constituyen un elemento geoeconómico crucial: a) hacia el norte, favorece a Rusia, b) hacia el oeste, favorece los intereses de Estados Unidos, Turquía e, incluso, Georgia, para facilitar el tráfico con Europa, c) hacia el sur, tiene a Irán como eje estratégico, d) hacia el este, hacia China y e) la ruta que lleva a atravesar Afganistán por el sudeste para llegar a Pakistán y la India.
En tal sentido entonces, uno de los desafíos cruciales de India es mejorar la conectividad con la región, lo que constituyera uno de los objetivos del viaje de Modi a esa zona en 2015, en que se firmaron varios acuerdos de distinta índole (debiendo recordarse también que está en marcha el TAPI, gasoducto entre Turkmenistán, Afganistán, Pakistán e India). En el marco de esa dinámica, existen también otros proyectos en ejecución, tales como el relativo al puerto de Chabahar, eje del tránsito de un acuerdo tripartito entre India, Irán y Afganistán (cuyo acuerdo fuera firmado por sus tres representantes en el mes de mayo de este año, durante la visita del Primer Ministro Modi a Irán). Se suma a ello, el ferrocarril Chabahar-Zahedan-Mashhad, que une el puerto de Chabahar con Afganistán y Asia Central, que también busca aumentar la cooperación económica regional. En ese marco, el compromiso de India con la reconstrucción de Afganistán se vería reforzado por la inauguración de la Represa de la Amistad Afgano-India, en la provincia de Herat -limítrofe con Irán y Turkmenistán, importante en lo que hace al comercio y lugar por donde pasa el (TAPI), en una nueva visita de Modi en el mes de junio. Cabe agregar que el puerto de Chabahar no está lejos del puerto pakistaní de Gwadar, que es desarrollado por China,ambos parte de las respectivas estrategias de influencia sobre el océano Índico, (la denominada estrategia “del Collar de Perlas” de China y la llamada “estrategia del Triángulo de Varuna” de India).
Mientras India espera encontrarse con el impulso de China para sumarse como miembro de la Asociación Surasiática para la Cooperación Regional (SAARC) en la cumbre que se celebrará en Islamabad en noviembre de 2016, intención que cuenta con el apoyo de algunos miembros de la misma, la OCS celebró este año por su parte, dos aniversarios: el 15avo aniversario de la Organización de Cooperación de Shanghai y el 20avo aniversario de los Cinco de Shanghai (el grupo de los miembros, excepto Uzbekistán). Por lo demás, en la reciente cumbre, los países miembros firmaron la Declaración de Taskent y el Plan de Acción 2016-2020 para llevar la cooperación regional a un nuevo nivel, reafirmando su apoyo a la iniciativa del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda, enunciada en 2013, que busca estimular las actividades económicas regionales. En línea con ello, la SCO pondrá en marcha distintos proyectos conjuntos (infraestructura, comercio, energía, etc.).
Por otro lado, en cuestiones de seguridad, los países miembros continúan preparando la Convención sobre la lucha contra el extremismo de la SCO, que será una parte relevante de la base jurídica de su cooperación en este ámbito y se comprometieron a un trabajo concertado en la lucha contra la delincuencia transnacional organizada.
En ese marco, es probable que la SCO asuma la responsabilidad de abonar a la seguridad en Afganistán, tras la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN/ Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), conectado ello a la preocupación central de la lucha en contra del terrorismo (en muchos casos a su vez asociado al financiamiento a través del negocio con drogas). El tema resulta una amenaza particularmente preocupante en la región por la persistencia de la violencia en Afganistán y la temida escalada en accionar conjunto de distintos segmentos radicales, que podrían incluso tener alcances en grupos como el Movimiento Islámico de Uzbekistán – organización muy activa en los ‘90, que primero luchó contra la dictadura de Islam Karimov, y luego amplió sus objetivos para instaurar un estado islámico en la región, aliándose con Al Qaeda y los talibanes- Hizb-ut-Tahrir (que aunque propugna la creación de un estado regido por la sharia, dice rechazar el uso de la violencia), etc., a lo cual se suma la creciente influencia del Estado Islámico (IS) en la región y la migración de militantes hacia Siria, que evidencia el accionar de sus células en la región. En ese marco, entonces, India no solamente puede aportar su experiencia de muchos años sino también profundizar su compromiso en el tema mediante una articulación más profunda con la Estructura Antiterrorista Regional (RATS), con sede en Tashkent, Uzbekistán, que busca combatir el terrorismo, separatismo y extremismo.
De igual modo, los miembros de la SCO reiteraron la intención de desarrollar la cooperación con otros países y organizaciones regionales y globales que compartan los objetivos de la Carta de la SCO, resultando en ese sentido básica la potenciación con los BRICS.
El evento de la SCO de 2016 resulta así un punto de inflexión en términos de su conversión en una estructura política mundial, trans-asiática (que reúne los tres países más grandes de Eurasia y cuatro potencias nucleares). De igual manera, la participación de los países de la SCO y de la Comunidad de Estados Independientes (organización supranacional compuesta por 10 de las 15 ex repúblicas soviéticas, excepto Estonia, Letonia y Lituania, que actualmente son miembros de la Unión Europea; mientras que Turkmenistán pasó a ser miembro asociado, Georgia se retiró en 2009, Mongolia es miembro observador y Ucrania no es miembro aunque participa de hecho) en el proceso de poner en línea la Unión Económica Euroasiática y el Cinturón económico de la Ruta de la Seda podría constituir la antesala de una gran cooperación euroasiática. En ese marco, se espera que India y Pakistán se conviertan en miembros de pleno derecho en la próxima reunión de la SCO, en Astana, en 2017, agregándose a ello el dato de que el presidente Putin ha señalado su apoyo a la membresía de Irán, cuya trayectoria hacia la organización no encuentra ya obstáculos, desde la solución de las cuestiones nucleares y el levantamiento de las sanciones.
Por Dra. Lía Rodriguez de la Vega
Analista Internacional – Académica
Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales CARI
Ex. Directora de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y Africa ALADAA
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