En la década del 80 con las primeras conversaciones entre los entonces presidentes Alfonsín y Sarney se comienza a gestar un claro horizonte de buscar mecanismos de consensos en la región para lograr un proceso de integración que permita consolidar la vuelta de la democracia como valor principal y empezar a juntar a los cuatros miembros fundadores como un posible regionalismo que pudiera tener un mayor peso relativo en el sistema internacional. Actualmente, el bloque registra un PBI de 2500 miles de millones de dólares ubicándose como la octava economía del mundo lo cual genera una necesidad de refundar nuevas pautas y salir al mundo en bloque consolidado.
El tiempo pasó, se avanzó en el entramado institucional y tras el Acuerdo de Asunción de 1991 el MERCOSUR quedó oficialmente establecido. En estos casi 30 años se puede ver que los países miembros han mantenido como política de estado la labor constante en la consolidación del mismo, pero aún hay una agenda pendiente de varias cuestiones que justamente no se resuelven por su sensibilidad. El objetivo principal de un Mercado Común aún dista de lo que actualmente es una unión aduanera imperfecta discutiendo obstáculos al comercio que van desde políticas arancelarias hasta barreras sanitarias y fitosanitarias, medidas antidumping, políticas de aduanas internas y mecanismos comerciales que permanentemente llevan a la construcción de acuerdos y consensos comerciales.
En este contexto institucional se llega a la Cumbre. A ello se le suma un clima muy particular marcado por temas que dan de llego a la esencia del bloque. En un recorrido se destaca por un lado las tensiones que quedaron en el ambiente tras la decisión de Argentina de retirarse de las negociaciones con Canadá, Corea, Líbano y Singapur el pasado 24 de abril. Esto generó una fuerte crisis institucional al bloque porque no hay antecedente de semejante decisión sumado a lo cual llevaría a una reforma institucional sobre los mecanismos de negociación con terceros países. Rápidamente Argentina en otro giro inesperado retornó a la mesa de negociación. Si bien en principio la tensión cedió, el hecho quedó latente y eso se dejó ver en esta Cumbre cuando se pidió no ideologizar el bloque y analizar el sentido de avanzar en negociaciones si luego no va a existir voluntad de cumplir.
Finalmente, un aspecto que tensa el diálogo entre los socios es la situación de Venezuela en cuanto a la necesidad de que resuelva sus asuntos internos vinculados al estado de derecho y el principio de democracia , motivo por el cual está suspendida del bloque.
Este es el clima general que enfrenta el grupo. En un recorrido rápido cada uno de los socios atraviesa situaciones particulares. Brasil por su parte tiene una fuerte crisis sanitaria y social producto del COVID-19 que le está costando muy caro a Bolsonaro pero que en principio está convencido de manejarlo según sus criterios aún sin contar con apoyo interno. Uruguay por su parte, acaba de enfrentar la renuncia de su Canciller en el marco de asumir la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR lo cual lo obliga a recalcular rápidamente su política exterior. Argentina se encuentra en una fuerte crisis económica negociando su deuda externa y en un contexto regional de vecinos con los cuales ya se ha manifestado no sentir muy cómoda. Para Argentina el bloque representa 270 millones de habitantes con un ingreso medio siendo el principal socio comercial. En el año 2019 se registraron exportaciones por una suma de alrededor de US$12.500 millones (20% del total), e importaciones por US$12.200 millones (en 2018 las importaciones habían superado los US$18.000 millones).
Entre estas aguas profundas navegaron los mandatarios del bloque y finalmente firmaron una Declaración de 34 puntos estableciendo en el primero de todos “el compromiso con la plena democracia, las garantías fundamentales, el Estado de derecho y la protección de los derechos humanos”. En línea con lo que se viene bajo la Presidencia de Uruguay su mandatario fue muy claro al cerrar e insistir en que el proteccionismo puede ser una tentación para algunos países pero que el Mercosur tiene el deber de terminar lo que ha empezado. De allí el énfasis en la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea, destacando la integridad del bloque en cumplir con el camino trazado y en ese sentido destacó que el Mercosur no puede quedarse a la vera del camino en un mundo tan vertiginoso. En sus palabras llamó a no ser ni “mercopesimistas” ni “mercoptimistas” sino “mercorrealistas”.
Así cerró la primera cumbre virtual, el debut de Fernández y Lacalle Pou en el bloque y especialmente una cumbre histórica marcada por la pandemia. Se abre un nuevo capítulo con claro mensaje de políticas comerciales abiertas, reducciones arancelarias y muchos desafíos para construir consensos en el bloque pero está más que claro que la cuestión sanitaria seguramente tendrá su capítulo en lo que se pueda o no avanzar en los próximos tiempos.
Por Mg. Melisa Galvano Quiroga.
Analista Internacional. Docente. PhD candidate. Universidad del Salvador. Argentina.
En Twitter: @melisagalvano