En continuidad con nuestra tradición de acudir a diferentes fuentes y enfoques para comprender la complejidad de la coyuntura internacional, compartimos la opinión del especialista Victor Kipiani desde Tblisi. Publicamos esta nota que nos permite acceder a la perspectiva desde Georgia sobre la preocupación actual que gira en torno a la seguridad regional en el Mar Negro. El Dr. Kipiani propone una «declaración», una acción política concreta para este contexto tan particular donde se desarrolla la guerra en Ucrania tras la invasión por parte de tropas de la Federación Rusa. Este artículo, originalmente publicado en Council on Geostrategy, describe el momento histórico y la necesidad para un país como Georgia, de contar con una plataforma para actualizar una estrategia para los desafíos de seguridad regional en el Mar Negro.
Como resultado de la renovada agresión de Rusia contra Ucrania, la región del Mar Negro se ha vuelto cada vez más importante para garantizar la seguridad euroatlántica. Cuando más se entienda esta importancia, más apremiante será la necesidad de una integración plena y rápida de los países de la región del Mar Negro en la arquitectura de seguridad euroatlántica.
También es crucial que la situación de seguridad en la región se discuta con franqueza y no con una retórica vacía de sustancia, pero exuberante en el discurso. Existen amenazas reales para los intereses y la seguridad de la región, sobre todo de Georgia, junto con muchos otros temas que requieren un debate significativo y franco.
Esta no es la primera vez que se discute la importancia de la región del Mar Negro como concepto geopolítico y puente geoeconómico. Ahora, sin embargo, se debería poner mayor énfasis en esta crucial cuenca marítima.
El escenario en una amplia perspectiva
Desde 2014, Rusia ha intentado en numerosas ocasiones convertir el Mar Negro en una zona de su exclusiva influencia, en una especie de ‘Mar Negro Kaliningrado’; con la pretensión de imponer sistemas de negación de acceso y de área bloqueada. Estos esfuerzos revelan las intenciones del Kremlin en el Mar Negro, y ya deberían haber hecho sonar la alarma para los responsables políticos euroatlánticos para tener una estrategia coherente para la región. Es algo de supervivencia, es un asunto vital en términos geopolíticos.
En el pasado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha desplegado recursos limitados en el Mar Negro. Esta escasez se debe a una aparente asimetría en el flanco oriental de la OTAN. Como resultado, hoy existe una gran desigualdad entre la Presencia Avanzada Adaptada en el Mar Negro y la Presencia Avanzada Mejorada en el Báltico.
La seguridad del Mar Negro hoy requiere que la OTAN, al menos, se acerque al mar de la misma manera que lo hace con el Báltico. Aunque en la reciente cumbre de la OTAN se tomó la decisión de desplegar un contingente adicional en los países de Europa Central y Oriental, giran varios interrogantes sobre el compromiso de la alianza con la región. Inquietudes asociadas a ver cuál es la mejor manera de asegurar el Mar Negro; todos, puntos que aún quedan sin respuesta.
Estos temas adquieren mayor urgencia cuando se consideran las dificultades que trae la ampliación de la OTAN hacia el Este. El problema se vuelve aún más agudo para los países del Mar Negro como Georgia, que no está bajo el paraguas de seguridad colectiva de la OTAN. La retórica y las acciones agresivas de Rusia implican que su revisionismo no terminará con Ucrania.
Sin duda, el fracaso en formar una visión común de la OTAN para la región del Mar Negro tiene sus razones objetivas.
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En particular, la fragmentación de la política para los estados del Mar Negro y el propio Mar Negro puede explicarse parcialmente por varias capas histórico-geográficas; e incluso factores que hacen a lo regional y que afectan la política exterior. A saber: el relativo aislamiento de Rumania y Bulgaria; la dura realidad presente de Georgia, Moldavia y Ucrania determinada por un pasado postsoviético común; y la ambigüedad del enfoque de Turquía a los procesos regionales.
Los desafíos existentes ya no pueden justificar las referencias al pasado
Hoy somos testigos, podemos palpar los riesgos presentes e interpretar los futuros; y esto lo tienen en claro los policymakers. Significa que los líderes ahora deben hacer suposiciones más realistas e hipótesis más extremas; porque son posibles. Y en consecuencia, deben tomar decisiones políticas claras, que es algo que hoy no ocurre.
Si hay algo a considerar como balance positivo en la nueva invasión de Ucrania por parte de Rusia para la región del Mar Negro, es que, precisamente causa un efecto por el cual va a terminar galvanizando los procesos de cooperación regional. Y encima, los va a desarmar a la velocidad adecuada; porque ya parecen obsoletos.
Consolidación de los intereses del Mar Negro
Para los países de la región del Mar Negro, una estrategia de seguridad nacional caracterizada por el equilibrio no es algo nuevo. Sin embargo, el siglo XX y el período posterior a la Guerra Fría revelaron una grave escasez del conocimiento y de las habilidades diplomáticas necesarias para ejecutar bien esta estrategia. Ya que hoy se expone la debilidad para, prevenir o reducir el impacto de las amenazas en la región.
Esto se ha convertido en un importante desafío para los países del Mar Negro, en particular Georgia; ya que todos deben conciliar su elección de desarrollo con el manejo de las amenazas vecinales.
Equilibrar, y al mismo tiempo dirigirse hacia un objetivo de desarrollo nacional establecido, se ha vuelto más difícil en un mundo donde las normas internacionales están siendo desafiadas por una agresión abierta y una violación ilegal de las fronteras y la soberanía.
Todo esto ha creado una necesidad inevitable de alinear rápidamente los intereses estratégicos de los países que comparten la cuenca del Mar Negro a través de algún tipo de declaración formal, pero actualizada. Un nuevo estamento que esté asociado con una plataforma para un diálogo frecuente de alto nivel, porque todo el escenario es cambiante.
Cabe señalar que, para lograr algo que parece tan ambicioso, pero es un imperativo, y gran parte del trabajo debe ser realizado por los países de la región. La responsabilidad mayor está sus líderes, hoy hay involucramiento y apoyo popular de sus respectivas poblaciones. Hay mucha sensibilidad, a un nivel que no puede ser percibido por quien está en otras latitudes. Y en este reajuste, por supuesto hablamos de los aliados y socios europeos, pero también otros socios estratégicos externos.
También es esencial que esa unidad en la región del Mar Negro se construya sobre una base sostenible que le permita, con el tiempo, romper un estereotipo regional dañino: su asociación con los conflictos, la destrucción y la confrontación.
En conclusión, el desafío es: una estrategia local y euroatlántica coherente para la región rejuvenecería la imagen y la asociaría gradualmente con el desarrollo, pero que categóricamente garantice la estabilidad y la paz.
Hacia una mejor coordinación en la región
Lograr una declaración formal que alinee los intereses estratégicos de los países de la región del Mar Negro revalorizaría la importancia la región para toda la comunidad internacional. Algo que proporciona una base sólida para la paz y la estabilidad, que es beneficios para todos.
Pero esto debe encararse en un esquema multinivel, ya que esta declaración debería subrayar: la importancia de las asociaciones regionales para garantizar la seguridad del Mar Negro; enfatizar la necesidad de ver la región con objetividad pragmática; resaltar conflictos étnicos congelados que pueden emerger en nuevos conflictos. Y sobre estos últimos, en la práctica, hacen al factor geopolítico. Por ello, una nueva expresión avalada por los Estados debe manifestar un apoyo tácito a la soberanía e integridad territorial de los estados del Mar Negro; y porque hoy hay un ambiente de vulnerabilidad, es que se debe crear una plataforma para la discusión de temas relacionados con la seguridad regional.
En forma paralela, es necesaria declaración debe asegurarse su continuidad y “vida institucional” formal. Ya que es natural esperar que se celebren cumbres periódicas de alto nivel con funcionarios de los países del Mar Negro que sean firmantes de esta declaración. Y los actores como del Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Europea y otros socios estratégicos, deben ser considerados; los mismos deben estar conectados para dotar de representatividad y legitimidad a una nueva declaratoria del Mar Negro. Contar con foros y cumbres en forma frecuente sería una manera de apoyar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de los estados del Mar Negro. Donde los temas de discusión en estas cumbres deben ser directamente los conflictos geopolíticos (no los llamados “étnicos”) en la región. Es la forma directa de tratar lo que ocurre con la agenda seguridad regional; ya que no está exenta de las preocupaciones por el terrorismo internacional, seguridad cibernética, migración ilegal, entre otros desafíos que son compartidos por toda la comunidad global.
Es decir, las conversaciones sobre los temas de defensa por sí solas no son suficientes para garantizar la estabilidad regional y la competitividad global de la región. Ya que también es crucial llamar la atención sobre el desarrollo regional. De modo que la conectividad y las inversiones, también son asuntos que deben debatirse y los líderes políticos deben llevar a la agenda multilateral. Hablar de los riesgos de seguridad, crear un marco protector y diseñar estrategias para la estabilidad es algo que debe girar a la par de la movilización de recursos financieros para el desarrollo de infraestructura regional. Ya que la compleja situación actual debe también dar respuesta a la reducción de la dependencia que existe en materia energética; incluso, hay mucho por hacer en términos de programas ambientales y sociales.
Dado que existe una interconexión natural entre la seguridad y la economía, también se debe prestar más atención a la modernización de las rutas de energía y transporte que atraviesan la región del Mar Negro. Por ello es pendiente abordar un profundo debate sobre temas relacionados a la construcción de la infraestructura necesaria, incluida la digital, para la prosperidad regional. Por ello creo que quienes sean los actores parte en esta declaración también deben analizar aspectos de la “Iniciativa de los Tres Mares” con el fin de aplicarla y adaptarla a la realidad del Mar Negro.
Entonces la propuesta que estoy ensayando en este artículo debe tener un objetivo central que es el de ajustar el enfoque estratégico a la región del Mar Negro; algo que contribuiría a dispersar las dudas de nuestros aliados y socios estratégicos sobre el estatus que hoy tenemos de “periférico” o de “segunda categoría” de la región.
El paradigma del Mar Negro para Georgia es que la región es, simultáneamente una fuente potencial de desarrollo nacional y amenazas.
Esta extraña ecuación puede explicarse por la ubicación de Georgia, en la zona de conflicto entre dos grandes fuerzas políticas y sociales: el mundo euroatlántico y el autoritarismo de Rusia. Al reconciliar esto, el estado georgiano y sus círculos políticos deben ser realistas y pragmáticos.
A medida que cambia la geopolítica, también lo hacen las reglas de comportamiento y las construcciones del campo de la seguridad. Uno de esos cambios fundamentales es la formación de iniciativas plurilaterales de varios participantes, que ofrecen a los estados miembros una mejor movilidad y el uso óptimo de los recursos para lograr un objetivo establecido. Donde siempre, la legitimidad política da consistencia a cualquier iniciativa.
Esta tendencia es de interés práctico para los círculos gubernamentales, para la comunidad de especialistas y analistas de Georgia. Pues, conocen el escenario y cuán preocupante es a futuro. Y esto aplica también, a otros estados del Mar Negro.
La investigación y los ensayos que se diseñan para la región pueden ayudar a los países de que comparten cuenta en el Mar Negro a erradicar fallas y tejer políticas acertadas; en ciertos casos, todavía se toman anacronismos existentes en modelos de seguridad o enfoques estratégicos establecidos hace mucho tiempo. Ya son obsoletos, pero están vigentes.
La seguridad real y efectiva está garantizada precisamente por estas iniciativas plurilaterales en las que los países se unen naturalmente a través de intereses comunes.
Pero algo tiene que ocurrir en términos de movimiento político en la región. Así que otra opción sería discutir la firma de acuerdos de seguridad y cooperación con socios estratégicos claves, como el acuerdo de cooperación y asociación estratégica Reino Unido-Georgia.
Vale la pena señalar que esta opción, incluso en el caso del aplazamiento de la membresía de Georgia en la OTAN por un tiempo indefinido, podría considerarse efectiva para mejorar la seguridad de Georgia. Aunque se trata de una iniciativa unilateral, pero repito, algo tiene que ocurrir porque la postura estática será llevada por delante por el curso de los acontecimientos.
Conclusión
Sin duda, los posibles modelos de seguridad para el Mar Negro deben evaluarse en el contexto de los eventos mundiales en curso. Existe la posibilidad de que la guerra en Ucrania conlleve a una política exterior estadounidense más eurocéntrica. Sin embargo, esto no es tan probable, ya que es posible que la competencia con la República Popular China en la región del Indo-Pacífico continúe dominando la perspectiva geoestratégica estadounidense (lo que significa, la atención de Washington sobre esta zona y la desatención de otras, como la del Mar Negro).
No hay duda de que la guerra en Ucrania dará como resultado que se dibujen nuevas líneas divisorias en Europa. Frente a esa realidad, la prioridad de Georgia es garantizar, en la medida de lo posible, que el destino del país no sea decidido por otros actores estatales sin la participación de Tbilisi. A la luz de las circunstancias actuales, este es el objetivo más difícil pero necesario.
Aunque la retórica de la que somos testigos acerca de la importancia de las normas y leyes internacionales es algo agradable de escuchar, la situación actual en la comunidad Euroatlántica exige acciones y afirmaciones concretas, particularmente cuando se trata de reforzar la seguridad de la región del Mar Negro. Por ello, es más oportuno que nunca la existencia de una “declaración” o “plataforma” para el Mar Negro, para los intereses de Georgia.
Por Victor Kipani. Director del think-tank GEOCASE, Tblisi, Georgia.
En Twitter: @victor_kipiani
Publicado originalmente en: Council on Geostrategy https://www.geostrategy.org.uk/
Adaptación & Traducción: Lautaro Piersiguilli, Relaciones Internacionales Universidad de Belgrano, Argentina
En Twitter.@LautaroPiersig1