Finaliza la Presidencia de Argentina del G20, la analista Mg. Melisa Galvano Quiroga nos acerca las siguientes reflexiones para tener una síntesis de lo que dejó la cumbre de Buenos Aires
Argentina tuvo la posibilidad de liderar durante un año la principal agenda internacional que nuclea a las economías más importantes del mundo, las cuales representan el 85% del PBI mundial, el 80% del comercio internacional y más del 75% de la población. Durante dos días los mandatarios se dieron cita en Buenos Aires para tratar los principales temas de la agenda internacional en un escenario marcado problemas de gran intensidad como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el cambio climático y el futuro del multilateralismo.
Se destaca el rol de Argentina, quien logró estar a la altura de las circunstancias mostrando un vínculo maduro y real con el mundo producto de una inserción internacional inteligente basada en la consolidación de vínculos comerciales con socios estratégicos y fomentando una presencia activa en los principales espacios multilaterales. En los últimos años se ha concebido al comercio y a las inversiones como herramientas claves para fomentar el desarrollo de la economía generando crecimiento, producción, valor agregado y trabajo.
Las relaciones económicas comerciales presentan un giro de eje donde Asia-Pacífico es sin duda el principal desafío a la tradicional visión de la ruta del Atlántico y en dicho sentido Argentina viene trabajando para posicionarse con socios claves de la región además de cuidar sus vínculos con socios tradicionales. El significativo crecimiento económico de Asia se traduce en una clase media con gran poder de consumo, una constante demanda de alimentos de primera calidad como son los productos argentinos, que sumado a la alta densidad poblacional abren un espacio de posicionamiento estratégico para el país. Esto quedó de plasmado en los múltiples acuerdos firmados durante el G-20.
En cuanto a la cumbre, dos palabras claves para entenderla: negociación y consenso. El comercio ha sido uno de los temas claves porque cuando soplan aires de cambio necesariamente se deben ajustar las velas. La configuración del sistema internacional ha mutado en las últimas décadas y sin lugar a duda muchos de los organismos internacionales necesitan reformas. Ya no son representativos del contexto en cual se crearon, reciben todo tipo de críticas pero lo cierto es que en última instancia todavía siguen siendo un club del cual todos quieren formar parte y en ese sentido plantear la necesidad concreta de avanzar sobre reformas fue una buen punto que logró consensuar la cumbre de Buenos Aires.
En cuanto al comercio, la OMC tiene un camino importante a recorrer producto del cambio de configuración de poder del sistema internacional tanto en lo económico y comercial como en el reacomodamiento de la geopolítica mundial. Además de sumarse actores de gran peso, han aparecido temas claves que necesitan una especial atención en cuanto a su tratamiento como por ejemplo el comercio electrónico, la robótica y la inteligencia artificial. Seguramente este debate de reforma traerá muchos desafíos sobre los cuales trabajar y la próxima en Japón podremos ver las conclusiones a la que nos lleve el proceso.
En línea con esto, la tregua en la guerra comercial entre las superpotencias ha demostrado que queda un largo camino por recorrer pero frenar la tensión fue una máscara de oxígeno al multilateralismo que venía recorriendo sus horas más oscuras con un destino incierto en un mundo donde lo único constante es el cambio. Seguramente no sea la solución al problema pero abre un espacio de negociación encarado a la creación de consenso sabiendo la necesidad de alinear intereses.
¿Qué nos deja la Cumbre de Buenos Aires? En términos generales podemos decir que el saldo es positivo para el G-20 porque con sutileza y astucia logró apaciguar los temas más álgidos, y a su vez generó un alto grado de compromiso para avanzar con los acuerdos alcanzados de cara a Tokio 2019. Para Argentina, el resultado también es positivo por su rol como anfitrión, fomentando el multilateralismo y a su vez reforzando su vuelta al mundo de forma inteligente y estratégica. La historia continúa…pero cerramos así un buen capítulo.
Por Mg. Melisa Galvano Quiroga.
Analista Equilibrium Global – Relaciones Internacionales USAL – Maestría FLACSO – Docente Universidad de Belgrano, Universidad de Palermo. Doctorando en Relaciones Internacionales USAL.