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La expectativa de lograr en el 2017 un acuerdo que lleve la paz a Siria es aún posible. Es posible desde los esfuerzo del proceso de paz, donde la diplomacia busca superar fracasos para alcanzar un punto de negociación que ponga fin a la guerra que ya cumplió seis años. La continuidad del diálogo podemos seguirla desde el aporte del diplomático uruguayo Dr. Ramiro Rodríguez Bausero, que nos ofrece un detalle con interpretación del nuevo capítulo de Kazajstán, desde la anterior publicación cuando varias de las partes involucradas se reunieron en la anterior cumbre de Astaná enero de este año. Aquí una perspectiva que nos permite ver con alguna gota de optimismo el proceso que tiene menos participación de Estados Unidos. Estas reflexiones nos ayudan a seguir cómo evoluciona, muy lentamente por cierto, el diálogo para para el ansiado acuerdo de paz que ponga fin a esta espantosa tragedia que vive el pueblo sirio.

El proceso de conversaciones en la capital kazaja por el arreglo de Siria. Nueva parada en Astaná.

Los días 3 y 4 de mayo se llevaron a cabo en la capital de Kazajstán, una nueva instancia de conversaciones relativas a la guerra civil en Siria, tal como había sido acordado el pasado mes de abril. En esta nueva parada del Proceso de Astaná participaron representantes de Rusia, Turquía e Irán, además de delegados del régimen de Damasco, así como funcionarios de los gobiernos de Jordania, Estados Unidos, y el Enviado Especial por Naciones Unidas, Staffan de Mistura. Los delegados de la llamada oposición abandonaron las conversaciones y no participaron de esta instancia.
El avance registrado en este encuentro fue la firma de un acuerdo por el que se constituirían zonas de “desescalada bélica” en varios puntos de Siria a determinar.
De acuerdo al Enviado de Naciones Unidas, se trató de encontrar un término adecuado a esta iniciativa, que trate de recoger la intención de los negociadores de que se verifique en las zonas determinadas la mayor reducción posible en el uso de armas, especialmente material bélico pesado y aviones.
El punto negativo, que permite aventurar la poca efectividad del acuerdo, es que el mismo no fue suscrito ni por las fuerzas gubernamentales sirias, ni por la oposición, que como fuera dicho abandonó las negociaciones una vez más en respuesta a la continuación de los ataques aéreos, y mantiene su disconformidad respecto de la participación iraní en este proceso de conversaciones. Respecto del gobierno de Al-Assad, si bien se ha manifestado estar a lo acordado por las potencias garantes, también se ha expresado que continuará combatiendo a los grupos rebeldes allí donde estos se encuentren.
El objetivo de la instalación de estas cuatro zonas – que se establecerían en la provincia de Idlib, al noroeste del país, en la provincia central de Homs, la región controlada por los rebeldes al sur a lo largo del Jordán, y en las inmediaciones de Damasco[1] – es el de poner fin inmediato a la violencia y proporcionar las condiciones para el retorno de refugiados y desplazados de manera segura y voluntaria. Asimismo, se acuerda que se tomarán medidas tendientes a restablecer infraestructuras básicas para la población.
Estados Unidos habría expresado ser partidario de cualquier iniciativa hacia la paz, a pesar de que estas cuatro regiones estarían también cerradas a la aviación norteamericana. En este sentido, fuentes del  Pentágono habrían expresado que dado que las zonas no se encuentran en aéreas de actividad de ISIS, donde actúan principalmente las fuerzas norteamericanas, la creación de estas cuatro zonas no cambiaría o alteraría la misión militar de Estados Unidos de ningún modo.
El proceso de conversaciones llevado adelante en Ginebra y Astaná presenta como aspecto destacable y positivo, el hecho de estar logrando una continuidad en el tiempo, necesaria para que estos esfuerzos negociadores permanezcan en estado de alerta y al permanente escrutinio de la opinión pública internacional.
Lamentablemente la salida de la mesa de negociaciones y no participación de ese grupo que se etiqueta como “rebelde”, obsta grandemente a la legitimidad del propio proceso y por ende, al cumplimiento efectivo de las cuestiones que se van resolviendo.

Más allá de los esfuerzos de los negociadores de Rusia, Turquía e Irán, y las distintas iniciativas que han surgido, como esta última de crear esas cuatro zonas de “desescalada” bélica, el hecho de no contar con el apoyo ni del gobierno de Damasco, ni de las fuerzas “rebeldes”, amenaza que al acuerdo alcanzado sobre estas zonas quede en letra muerta, y enrarezca el ánimo y las esperanza de avance del todo el proceso.
Los participantes acordaron mantener el próximo encuentro en la capital kazaja a mediados de julio próximo, con una escala previa de consultas de expertos en Ankara dos semanas antes.

Por Dr. Ramiro Rodríguez Bausero
Diplomático de la República Oriental del Uruguay. Analista Internacional. Docente. Académico del Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales.

[1] Más detalles de estas zonas de pueden obtener en http://mfa.gov.kz/index.php/en/last-news/8822-on-the-outcome-of-the-fourth-international-meeting-on-syria-within-the-framework-of-the-astana-process

Reseña anterior del primer capítulo de las negociaciones en Astaná: http://equilibriumglobal.com/de-astana-a-ginebra-nuevas-oportunidades-en-las-conversaciones-por-siria/

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