En el año 2015 tendrá lugar la elección de un nuevo presidente a cargo del poder ejecutivo de la República Argentina. Es un hecho. Y consigo se dará una renovación en la conducción de la política nacional luego de 12 años en manos de Nestor Kirchner y de su esposa, Cristina Fernandez de Kirchner.
En términos generales y a poco más de 10 meses de la concreción de la mencionada renovación, independientemente del color político y su tendencia partidaria, el nuevo gobierno tendrá que considerar y planear una nueva estrategia en materia de política exterior en un contexto que sigue presentando oportunidades para la región. Con esto, no se quiere decir que la Argentina deba comenzar de cero, algo lamentablemente habitual en nuestro accionar político, sino todo lo contrario: deberá considerar aquellos pasos favorables para continuarlos, y modificar aquellos que se consideren necesarios para el porvenir de la estrategia nacional, en asuntos externos.
De todos modos y siendo motivo esencial de éste artículo, es necesario analizar el posible escenario que enfrentará nuestro gobierno en los próximos años, en la esfera de política exterior.
En términos de relaciones con la región, es menester considerar que Brasil es quién lidera la política latinoamericana. A favor de la Argentina, es que es nuestro principal socio en el MERCOSUR, lo negativo es que la integración entre los actuales cinco miembros (los dos ya mencionados, Uruguay, Paraguay y Venezuela) se ha ido estancando en los últimos años. En contraposición, Chile, Perú, Colombia, México y los Estados Unidos han venido desarrollando de manera exitosa una alianza en torno al Pacífico, y que ha acercado a la región a comercializar ventajosamente con China y gran parte del sudeste asiático (zona de visible auge durante las últimas décadas).
Puntualmente respecto de Brasil, y admitiendo que este párrafo podría ser no apto para melancólicos, la Argentina deberá asumir la importancia regional de Brasilia y entender que Itamaraty negocia su ingreso al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De forma indirecta, cuenta con vasta aprobación del resto de las potencias mundiales. Su principal problemática radica en que en caso de que Brasil se sume como miembro permanente o rotativo (esta última refleja la posición argentina de los últimos años respecto de este tema), se deberán considerar otros casos a nivel regional como lo son el de la India (enfrentada con Paquistán), el de Alemania, Japón y Sudáfrica (enfrentada con algunos países africanos). Es decir, hay por delante un enorme debate al respecto y por sobre todo tiempo para que la Argentina presente una posición firme y beneficiosa. Brasil, según estimaciones oficiales, ha logrado desplazar al Reino Unido como sexta economía mundial, y se espera que para el 2050 se acerque a Alemania. Asimismo, es uno de los máximos inversores en nuestro territorio.
Brasil, según estimaciones oficiales, ha logrado desplazar al Reino Unido como sexta economía mundial, y se espera que para el 2050 se acerque a Alemania. Asimismo, es uno de los máximos inversores en nuestro territorio.
En este contexto, en particular, daría la impresión de que la Argentina pudiera sacar mayores ventajas alentando el nuevo posicionamiento de Brasil en la región, más que oponiéndose a él. Lo mismo sucede en términos comerciales. Mejorar la relación con el MERCOSUR podría ampliar el horizonte comercial de sus miembros, como así también acercar a otros bloques regionales. El escenario internacional así lo amerita.
Por otra parte, los tres mandatos “kirchneristas” han demostrado una posición tirante y en algunas circunstancias contestataria con la de los Estados Unidos. La contra cumbre de 2005, la requisa y secuestro del avión oficial estadounidense en 2010, la amenaza de expulsión del funcionario a cargo de la Embajada de los Estados Unidos en 2014, la demora por parte de Washington en la designación del reemplazo de la ex Embajadora Vilma Martinez y la situación con los “fondos buitres” dan cuenta del poco progreso en las relaciones entre ambos Estados.
No obstante los mencionados antecedentes, es un dato de la realidad la expansión económica de los Estados Unidos durante la administración Obama y la supresión de su importación de Petróleo. Washington pudo afirmar el nuevo autoabastecimiento en materia de energía a través de la explotación de combustibles fósiles no convencionales. Considerando los nuevos planes argentinos respecto a “Vaca Muerta”, el tema energético podría ser un campo para comenzar a tejer cooperación entre ambos países en los próximos años.
La Argentina, por otro lado, supo acercarse interesantemente a Rusia y China. Cabe destacar que respecto a Beijing, desde el mismo gobierno de Nestor Kirchner se hablaba de una inyección de inversiones extranjeras en manos del gigante asiático. La compra de material rodante ferroviario y la firma del contrato por la construcción de la cuarta central nuclear parecerían ser temas a considerar para el corto y mediano plazo. La Argentina tiene en su haber un enorme mercado por explotar, aunque parecería más fructífero de poder hacerlo de la mano del MERCOSUR.
En tema de defensa, la Argentina deberá hacer frente a la diferencia en las capacidades armamentísticas con el resto de la región. Si bien no existen de momento hipótesis concretas de conflicto, sería interesante poder sumar experiencia y cooperación con los países más desarrollados en la materia en América Latina. De esta manera se podrá suplir, parcialmente, a la escasa inversión en el campo llevada a cabo en los últimos años.
Para concluir, es oportuno acentuar que el nuevo siglo encara nuevos desafíos para la diplomacia internacional. Lejos nos encontramos de aquellos tiempos en que las relaciones bilaterales y exclusivas eran las más satisfactorias. La diplomacia actual requiere relacionamiento integral con la región y con el resto del mundo. La cooperación, el dialogo, y la construcción política y comercial deberán estar circundadas a la mayor cantidad de países posibles. Ese deberá ser el objetivo de la diplomacia argentina para los próximos años. Una enorme empresa a considerar en el posicionamiento global de nuestro país.
Lic. Mariano López Ferrucci
Analista Internacional