La masacre de Khojaly es una de las mayores tragedias de finales del siglo pasado. Fue una masacre contra civiles, pero aún es un crimen donde la justicia no ha llegado. Es un hecho ocurrido en el marco de la primera guerra entre Armenia y Azerbaiyán. Para saber qué ocurrió, sintéticamente podemos repasar lo que fue la madrugada del 26 de febrero de 1992, cuando tropas de las fuerzas armenias apoyadas por el regimiento 366 de la ex Unión Soviética, rodearon y atacaron el poblado de Khojali. Desde Baku, a 30 años de esta tragedia, escribe para Equilibrium Global Aysel Aliyeva, del Centro Estatal de Traducción de la República de Azerbaiyán.
Pero esta, fue la segunda guerra, la guerra de liberación; que ha contado con el aval de todos los países del sistema internacional.
Hacia 1992-1993, Armenia invadió, ocupó ilegalmente y perpetró una limpieza étnica en Azerbaiyán. Iniciando así la “Primera guerra de Karabaj”; donde las fuerzas armenias arrasaron con pueblos y ciudades, y producto de esta agresión 800.000 civiles se convirtieron en desplazados internos. Armenia ocupó ilegalmente el 20% del territorio de Azerbaiyán y expulsó al 10% de su población.
Uno de los capítulos más sangrientos de la primera guerra de Karabaj ha sido la masacre de Khojaly (o Jodyalí), un crimen que hoy sigue impune. En palabras del ex presidente de Azerbaiyán Heydar Aliyev: “el genocidio de Khojaly, dirigido contra el pueblo azerbaiyano en su conjunto, es un acto de salvajismo en la historia de la humanidad, acompañado de la crueldad inimaginable y los métodos inhumanos de castigo. Ese genocidio es también un crimen histórico contra toda la humanidad”.
La tragedia de Khojaly es el acto de genocidio más espantoso cometido contra el género humano en la historia moderna de la humanidad, y será siempre una de las páginas más sangrienta del siglo XX.
Junto con el número de civiles azerbaiyanos asesinados, estamos hablando de los horrores inimaginables de tortura a la que fueron sometidas personas inocentes. Podemos asociar este acto criminal contra civiles a la crueldad de otros actos inhumanos como los de Khatyn, Lídice y Oradour-sur-Glane.
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¿Qué ocurrió hace tres décadas?
En la noche del 25 al 26 de febrero de 1992, el equipo militar del regimiento 366 disparó con artillería pesada y tanques contra la ciudad de Khojaly, una de las zonas más prósperas de Azerbaiyán.
Después del bombardeo, las fuerzas armadas entraron en la ciudad desde tres direcciones. Los sobrevivientes, niños, mujeres y ancianos huyeron hacia el bosque y las colinas por caminos llenos de nieve. Muchos perecieron congelados y producto del agotamiento y el frío, otros fueron emboscados y asesinados a sangre fría, como está documentada, que ha ocurrido en la aldea de Najichevánly y en la llanura de Askaran.
Los periodistas locales y extranjeros que llegaron al lugar en helicóptero entre el 28 de febrero y el 1 de marzo fueron testigos de la espantosa escena. Los cadáveres de las víctimas presentaban espantosos signos de violencia; les arrancaron el cabello, les cortaron las orejas, las extremidades, los ojos y los órganos internos. Se determinó que había numerosas personas que además de haber sido ejecutadas con armas de fuego presentaban heridas de arma blanca. Incluso maquinaria pesada les pasó por encima mientras que otros fueron quemados vivos. Se encontraron las cabezas de cuatro turcos meskh y otros tres azerbaiyanos fueron decapitados.
Las investigaciones posteriores detectaron que los armenios desgarraron con cuchillos el vientre de mujeres embarazadas capturadas.
Son muchos otros detalles los que se pueden enumerar, todos son un horror; pero no pueden dejar de mencionarse para que los lectores puedan tener una dimensión del nivel de acto inhumano que representa Jodyalí.
En aquellos días, la prensa internacional publicó numerosos artículos que reflejaban minuciosamente las atrocidades cometidas por los armenios en Khojaly. En medios de todo el mundo la prensa expresó con indignación y dolor estos titulares:
“Los armenios atacaron Khojaly. El mundo entero ha sido testigo de los horribles cadáveres”. (Revista La Croix-l’Evénement. París, 25 de febrero de 1992);
“Los soldados armenios destruyeron miles de familias”. (Periódico Sunday Times. Londres, 1 de marzo de 1992);
“Los armenios dispararon contra el grupo que se dirigía hacia Aghdam”. (Periódico Financial Times. Londres, 9 de marzo de 1992);
“Muchos se han sido mutilados, había una chica que sólo tenía la cabeza”. (Periódico Times. Londres, 4 de marzo de 1992);
“La cámara de video mostraba a niños con las orejas cortadas. La cara de una mujer se cortó por la mitad y se quitaron los cueros cabelludos de los hombres”. (Periódico Izvestia. Moscú, 4 de marzo de 1992);
“Entre las mujeres y los niños asesinados en Khojaly, vimos a 3 personas a las que les quitaron el cuero cabelludo y las uñas. No es la propaganda de los azerbaiyanos, sino la realidad”. (Periódico Le Monde. París, 14 de marzo de 1992);
“Mayor Leonid Kravets: Personalmente vi alrededor de un centenar de cadáveres en la colina. Un niño no tenía cabeza. En todas partes había mujeres, niños y ancianos asesinados con especial crueldad”. (Periódico Izvestia. Moscú, 13 de marzo de 1992);
“No hay justificación para las atrocidades en Khojaly a los ojos de la comunidad mundial”. (Compañía de televisión británica Fant man news) …
Según el resultado de las investigaciones sobre la ocupación de Khojaly y las atrocidades cometidas contra la población civil de esta ciudad, se concluye que:
Los principales autores de actos vandálicos en Khojaly fueron los grupos armados armenios y el personal del regimiento 366 de fusileros motorizados. Las acciones de los armenios y sus cómplices en el genocidio de Khojaly fueron graves violaciones de los Derechos Humanos, desprecio de los actos jurídicos internacionales: la Convención de Ginebra, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Declaración sobre la Protección de Mujeres y niños en tiempos de emergencia y conflicto armado.
El ataque fue llevado a cabo por el 2do Batallón del regimiento 366 bajo el mando del mayor del ejército armenio, Ohanián Seyran Mushegovich (más tarde Ministro de Defensa de Armenia); apoyado por el 3er Batallón bajo el mando de Yevgueni Nabokikhin, así como por el Jefe de Estado Mayor del 1er Batallón, Shitchián Valeri Isayevich, y más de 50 oficiales y alféreces armenios participaron en este ataque.
Como resultado del genocidio perpetrado en Jodyalí, fueron asesinadas 613 personas.
De ellos, 63 eran niños, 106 eran mujeres y 70 eran ancianos. Todos fueron literalmente masacrados con un nivel de crueldad espantoso.
Unas ocho familias fueron completamente destruidas, 25 niños perdieron a ambos padres, 130 niños perdieron a uno de los padres. Un total de 487 personas resultaron gravemente heridas mientras que un número 1275 personas fueron hechas prisioneras. Todavía, se desconoce el paradero de 150 personas, que permanecen desaparecidas.
La destrucción de una ciudad en forma casi, destruyeron un asentamiento, 8 aldeas, y un total de 2495 casas. Incluso destrozaron 31 instalaciones industriales, 15 instalaciones agrícolas, 20 instalaciones educativas, 14 instalaciones sanitarias, 56 instalaciones culturales y 5 instalaciones de comunicaciones.
Estas cifras, reflejan el daño humano, y también material. En muchas partes del mundo, todo esto se desconoce por completo.
Pero las evidencias, pruebas e incluso confesiones, son un reflejo de la terrible tragedia perpetrada por Armenia detrás de la intensión anexar a este país; la región Autónoma de Nagorno-Karabaj, que ha siempre ha sido la parte integral de Azerbaiyán.
En el mundo hispanoparlante, en América Latina, no se conoce mucho de Khojaly, del reclamo todavía pendiente por llevar a los responsables a la justicia. Ni tampoco, del dolor causado por esta masacre. En este sentido, el presidente de Azerbaiyán Ilham Aliyev ha manifestado que: “la tragedia de Khojaly fue una página sangrienta de la política de genocidio y limpieza étnica llevada a cabo por los nacionalistas armenios contra los pueblos turco y azerbaiyano durante siglos”.
Hoy, ya existe una nueva realidad en el Cáucaso Sur, los territorios liberados que han sido llevados a las ruinas por los bandidos sostenidos por Armenia, ya están en reconstrucción.
Pronto Karabaj, la ciudad de Khojaly y toda la región, volverá a ser un pueblo donde su gente viva con normalidad. La paz y el progreso se consolidan día a día.
Pero nunca se borrará el dolor por las víctimas inocentes de la noche del 25 al 26 de Febrero en Jodyalí, tampoco se borrará el clamor por justicia.
Artículo producido para Equilibrium Global por el “Centro Estatal de Traducción de la República de Azerbaiyán”.
Por Aysel Aliyeva