Muchos acontecimientos trágicos en la historia de los pueblos tienen un contexto particularmente asociado a decisiones e injerencias que provienen de terceros actores, de centros de poder y su intensión de sometimiento y opresión.
Los hechos ocurridos en enero de 1990 en Bakú están implícitamente relacionados a un desesperado intento de los líderes de Moscú por sostener el frágil poder de URSS.
Pues aquí recordamos un hecho donde los jefes soviéticos buscaban demostrar su capacidad militar; a la vez que intentaban disciplinar a otros pueblos que se manifestaban por su libertad, y a la vez enviar “señales” a otros pueblos para que se sometieran a su voluntad.
Nos referimos a “Enero Negro”, donde una intervención de fuerzas militares de la URSS produjo la masacre de 147 personas el 20 de enero de 1990.
Contexto
Y esto tiene sus raíces en 1987, cuando tomaban impulso los intentos de anexión de la región de Karabaj a Armenia, hecho que generaba otra oleada de expulsión de azerbaiyanos de sus tierras históricas desde lo que fuera entonces, la Republica Socialista de Armenia. Sin embargo, en lugar de impedir estas crecientes tensiones, los líderes soviéticos actuaron con indiferencia y complicidad, para luego perpetrar un acto de grave atrocidad contra el pueblo azerbaiyano.
La deportación violenta y brutal de cientos de miles de azerbaiyanos de Armenia impulsó la expansión del movimiento contra el gobierno soviético en Azerbaiyán.
El ejército soviético que fue desplegado en varios puntos de Azerbaiyán para impedir el movimiento nacional y quebrantar la voluntad de independencia del pueblo azerbaiyano, cometió una masacre sin precedentes contra la población pacífica. Violando las normas del derecho internacional, lod estamentos constitucionales de la ex URSS y de la República Azerbaiyana. RSSA.
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Las horas trágicas de “Enero Negro”
Fue el 13 de enero cuando comenzó una manifestación en la capital Bakú, cuando los azerbaiyanos exigieron su independencia. En respuesta, el Soviet Supremo ordenó el despliegue de armamento pesado y represión indiscriminada contra la población civil. Continuando con masivas detenciones los días siguientes.
En la noche del 19 al 20 de enero de 1990, por orden de la dirección de la URSS, 26.000 tropas soviéticas invadieron Bakú y Sumgait, así como otras ciudades de Azerbaiyán. Como resultado de esta cruel intervención militar, 147 civiles murieron y 744 resultaron gravemente heridos y se estima que al menos y 5 personas fueron desaparecidas.
Esta trágica agresión pasó a la historia del Azerbaiyán moderno como «Enero Negro».
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Las dimensiones de “Enero Negro”
Los acontecimientos del 20 de enero de 1990 en Bakú fueron una flagrante violación de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros documentos jurídicos internacionales. El uso desproporcionado de violencia y fuerza militar contra civiles fue uno de los crímenes graves del siglo XX, y por su esencia y alcance, no había recibido una valoración política y jurídica internacional.
Los antiguos dirigentes soviéticos son directamente responsables de este crimen. Según el derecho internacional, los acontecimientos del 20 de enero deben calificarse como un crimen contra la humanidad, y sus iniciadores y perpetradores deben ser llevados ante la justicia.
Y fue inmediatamente después de la tragedia, el 21 de enero, que el líder nacional Heydar Aliyev visitó la oficina de la representación permanente de la Republica Socialista Azerbaiyán en Moscú expresando su profunda solidaridad con su pueblo; donde condenó duramente lo ocurrido y acusó a los dirigentes soviéticos por haber cometido la sangrienta tragedia.
La tragedia de enero, que fue el motivo del duelo nacional, también demostró la firme voluntad y la determinación del pueblo azerbaiyano.
El primer reconocimiento político-legal de la tragedia del 20 de enero se produjo el 29 de marzo de 1994, cuando el órgano legislativo de Azerbaiyán, el Milli Majlis, adoptó una resolución al respecto por la iniciativa del líder nacional Heydar Aliyev. La resolución declaraba que … “El despliegue de las tropas soviéticas en la ciudad de Bakú y en varias otras regiones y la brutal matanza de civiles, con la intención de reprimir, quebrar la confianza y la voluntad de un pueblo que por medios pacíficos exigía un nuevo Estado democrático y soberano, y humillar a su identidad nacional como muestra del poder del ejército soviético debe considerarse una agresión militar y un crimen del régimen comunista totalitario contra el pueblo de Azerbaiyán”.
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Sentimientos del presente
Los mártires que dieron su vida por la independencia, por la soberanía y por la integridad territorial, son recordados por su heroico papel en la historia de Azerbaiyán. Las víctimas de aquella matanza de 1990 son denominadas simbólicamente “Los Mártires del 20 de enero”. Dolorosamente, ellos han tenido una decisiva influencia en la formación de la identidad nacional de Azerbaiyán; esta tragedia ha sido determinante en la recuperación de la independencia de Azerbaiyán.
Cada año se recuerda a las víctimas con dolor, pero también con mucho orgullo. Pues, esta cruel represión fue el fin de siete décadas de dominio soviético sobre el pueblo de Azerbaiyán, y fue un hecho que condujo a la restauración de la independencia.
Hoy se puede dimensionar que “Enero Negro” fue el último acto de violencia que desencadenó la caída de la Unión Soviética. Se trató de una masacre que expuso la debilidad de la URSS, y que generó condena y aislamiento determinante para la caída del régimen soviético.
Hecho que, nada más y nada menos, es uno de los sucesos más relevantes de la historia ocurrido en el siglo XX y que ha tenido consecuencias para toda la humanidad.
Nota del Embajador de la República de Azerbaiyán en Argentina, S. E. Ramzi Teymurov. Concurrente en Paraguay, Chile, Bolivia y Uruguay.
En X @RamziTeymurov