Desde la red de alianzas con think-tanks y expertos en diferentes capitales del mundo, el testimonio desde Canadá de Irvin Studin, quien es Editor en Jefe de la revista “Global Brief”. Irvin Studin se refiere a la “federalización” y al uso de tropas de paz para la resolución efectiva del conflicto en el Este de Ucrania. Entiende que la raíz ha sido un conflicto interno de Ucrania, que ha tomado otras dimensiones en la geopolítica. El experto canadiense, que es también Presidente de “Institute for 21st Century Questions”, ha dado muchas entrevistas a medios en Europa y aquí nos acerca su enfoque para el espacio hispanoparlante para conocer su perspectiva de la crisis en Ucrania. Para Studin ninguno de los actores que intervienen en la crisis es un ángel, y si falla el acuerdo de “Minsk 2”, los esfuerzos de la diplomacia europea deberán estar concentrados en evitar pociones dogmáticas de Estados Unidos, Gran Bretaña o Canadá, en referencia al todavía posible camino de armar a Ucrania. Y con las dificultades de que se cumpla la tregua, hay que proyectar que exista “Minsk 3” y donde Asia juegue un rol de garante y mediador. Compartimos entrevista que realizara Vanina Fattori para acceder a las opiniones de Irvin Studin.
Pregunta: Un anhelo para este 2015 es lograr la paz en Europa del Este, por lo que, desde su perspectiva, ¿qué papel tendrá Alemania en este escenario? ¿Berlín tendrá una postura más dura en su política de sanciones y el aislamiento a Moscú o será el puente de diálogo para cumplir los acuerdos Minsk con el fin de lograr estabilidad y la reconstrucción?
Irvin Studin: Alemania y Francia han sido fundamentales para mediar en este conflicto que se extiende hasta la fecha, pero continuarán siendo foco de críticas. Creo que los esfuerzos de Merkel y Hollande en las negociaciones de “Minsk 2”, en particular en ir directamente a Moscú para reunirse con Putin, fueron heroicas e históricas también. Espero que Berlín y París sigan desempeñando este papel constructivo y apostando a la vía diplomática. Sin embargo, es posible que pronto veamos que ha fallado “Minsk 2”, las probabilidades del éxito no están a su favor por diversas razones. Pero sólo un tercer intento, “Minsk 3” puede tener éxito porque vemos que la tregua es difícil de cumplir por las partes. Allí es importante que Merkel y Hollande no se sientan presionados por las posiciones más dogmáticas y binarias de los EE.UU., Reino Unido y Canadá; si eso sucede, entonces no habrá absolutamente nadie para negociar nada.
Pregunta: Sus palabras serán leídas por los internacionalistas de América del Sur, es valioso tener su punto de vista. Occidente ha instalado un escenario donde hay un atacante ¿Rusia? Y una víctima ¿Ucrania? La OTAN se está moviendo en el espacio post-soviético hacia la frontera con Rusia, pero en nuestras latitudes el mensaje es otro, mostrando a Rusia como el invasor. ¿Qué opinas al respecto?
Irvin Studin: Se trata de un complicado conflicto donde ninguno es un ángel, un conflicto que comienza en Ucrania y no en Rusia ni Occidente. Muy pocos analistas fuera de Ucrania y Rusia conocen en profundidad sobre Ucrania. Por lo tanto, lo que comenzó como un conflicto interno de Ucrania, se interpretó rápidamente por la mayoría de analistas y políticos (y en la imaginación popular) como un conflicto Occidente vs Rusia. Sin entrar en la historia postsoviética pre-2013, podemos tomar un prisma del conflicto que comienza esencialmente como una protesta popular, porque así lo fue. Este descontento, aplaudido por muchos gobiernos occidentales, en contra de un gobierno incompetente y corrupto (tenga en cuenta que cada gobierno ucraniano hasta la fecha ha sido incompetente y corrupto; por lo tanto Yanukovich trabajó según la tradición) que hizo una decisión impopular, de nuevo, de manera incompetente y que traicionó a una década de jóvenes ucranianos que se encontraban expectantes, en el sentido de que Ucrania se movía, más o menos constante, en dirección a Europa (incluso bajo Yanukovich). El conflicto con el tiempo se convirtió en violento, a través de las provocaciones de las fuerzas de seguridad, sobre todo después del hecho de que muchos de los manifestantes comenzaban a armarse. Estos desplegaron su malestar de llamativa forma organizada, y fueron muy eficaces en su capacidad de intimidación de las fuerzas de seguridad, situación que finalmente obligó al presidente a huir.
Rusia posteriormente anexó Crimea por varias razones: en primer lugar, no sólo por oportunista, sino también para activos (militar y en especial naval) que considera fundamentales para su seguridad nacional en un contexto que describía caída del gobierno en Kiev y la proliferación de milicias violentas en Ucrania. Segundo, para mostrar a Occidente (específicamente la OTAN y, más aún, a los EE.UU.) que Ucrania nunca se convertirá en parte de la OTAN. Y en tercer lugar, para mostrar a los mismos rusos que Moscú no se quedará de brazos cruzados cuando un gobierno amigo importante en su área de influencia es derrocado. El movimiento de Moscú en Crimea generó una reacción en cadena poderosa y letal en el sureste de Ucrania, reanimando una guerra civil. Occidente ahora sólo ve los movimientos rusos en términos de Guerra Fría, y en gran medida como para argumentar respuestas. Esta nueva Ucrania post-revolucionaria (específicamente el gobierno posrevolucionario de Poroshenko y Yatseniuk), también sólo ve (o sólo pretende ver) los pasos que da Rusia, sometiéndose a su liderazgo. Y otro actor en cuestión, lo mismo interpretan quienes hoy están la posición de la contrarrevolución, es decir, aquellos ucranianos del sureste que no se sienten representados por quienes se sentaron en el gobierno en Kiev. Estos, también están pendientes de lo que haga Moscú.
Mientras que efectivamente, Rusia sin duda apoya esa “contrarrevolución”, es resistencia al actual gobierno de Kiev que se llevó y se luchó principalmente por ucranianos que no han aceptado que tras el “Maidán” y esa revolución, llegara el nuevo gobierno.
Como respuesta, Rusia exhibió un mensaje radicalizado, pintando los vencedores de la revolución del “Maidan” como fascistas uniformes, siendo esto sin duda, una exageración.
Mientras que Occidente ignora la raíz identitaria de estos jóvenes que se volcaron con violencia a las organizadas protestas, pero utiliza estos elementos más extremos, y parece completamente ajeno a las fracciones radicales de muchas nuevas milicias de Ucrania que fueron funcionales a la revolución denominada “Maidán”.
Pregunta: Usted ha escrito sobre el papel de Asia como un actor que puede ser importante para el cumplimiento de los compromisos de Minsk, también ha optado por terceros actores como garantes, porque Rusia y Ucrania no confían entre sí. ¿Cómo se puede explicar este punto de vista o enfoque?
Irvin Studin: Si el segundo capítulo de Minsk falla, probablemente, sea entonces lo menor frente a lo que se viene, debido a la conspiración a la que se enfrentan las partes del conflicto en base al ‘dilema de seguridad’: más allá de que finjan retirarse o desarmarse, al mismo tiempo, se preparan para seguir la batalla, porque ninguna de las partes considera que la guerra haya terminado. Sólo una fuerza de mantenimiento de la paz entre las partes en conflicto puede persuadirlos para interpretar que la lucha esté decididamente terminada. En mi opinión, la fuerza de mantenimiento de la paz debería ser también necesaria en la frontera entre Ucrania y Rusia, aunque esto será más difícil de obtener. Si finalmente se plantea una fuerza de mantenimiento de la paz, Moscú no permitirá que esté compuesta por países de la OTAN. Pero por su parte, Ucrania no será feliz con comprometer a los países del antiguo espacio soviético a ser partes de la fuerza de mantenimiento de la paz. A primera vista y bajo mi consideración, la búsqueda de una solución de compromiso elegante está en Asia. Pero ¿Quién en Asia? Probablemente la India. India es un país líder de paz asiática, neutral en este conflicto y, de manera crítica, muy respetado por Rusia y Ucrania. Así que, bien podríamos ver pronto los soldados sijs en el Donbass.
Pregunta: Muchos observadores y editorialistas internacionales de la prensa europea, consideran que estas fricciones han generado que las relaciones entre Moscú y Occidente se contextualicen en un escenario de «guerra fría». Incluso Mijail Gorbachov ha categorizado con este concepto a la situación actual. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Irvin Studin: Gorbachov está de acuerdo con lo siguiente: estamos, por desgracia, en una nueva guerra fría. Las relaciones entre Rusia y Occidente han cambiado radicalmente en el último año y con gran velocidad a lo largo del último tiempo. Pocos podrían haber predicho una inversión de la tendencia general hacia la normalización de las relaciones ruso-occidentales, tales desde la caída de la Unión Soviética. En mi opinión, algunas cosas son importantes para tomar en cuenta en este giro de los acontecimientos.
En primer lugar, la narrativa occidental que ha llevado desde la década de 1990, en el sentido de que todos en el mundo quieren lo mismo y, en querer lo mismo, con el tiempo se llega a pensar de la misma manera, eso es un grave error. Sin embargo, varias generaciones de estudiantes occidentales (sobre todo de habla inglés) fueron educados con esta narrativa de pensar que el mundo era completamente «globalizado» (incluso en términos psicológicos) y por lo tanto, todos se entendían entre sí porque simplemente podemos, al menos formalmente, comunicarnos o incluso vernos unos a otros.
En segundo lugar, los acontecimientos mundiales pueden transformar el cuadro global en unas pocas semanas o menos. Me ha sorprendido la rapidez y la fuerza con la que se han formado las alianzas en torno a este tema después de la anexión de Crimea.
En tercer lugar, si el conflicto no se resuelve, los peores escenarios para su futuro, incluso en un futuro cercano, pueden ser terribles, incluyendo la guerra continental, mundial e incluso nuclear. Deberíamos hacer todo lo posible para evitar esto.
Pregunta: Usted ha propuesto cinco puntos para resolver el conflicto en Ucrania en la publicación «Breve Global» y ha hablado de la «federalización». ¿Cómo se puede describir este enfoque en relación con los cambios constitucionales que deben hacer Kiev?
Irvin Studin: Los rusos quieren el concepto de “Federalización”, a los fines de debilitar el centro y fortalecer aquellas regiones que fueron indiferentes a la revolución “Maidan”. Los ucranianos no quieren federalización porque, si son honestos, saben que la palabra proviene de los rusos. La realidad es que ni Rusia ni Ucrania saben realmente lo que significa el federalismo real o federalización, y esto se debe a que todas las 15 ex repúblicas de la antigua Unión Soviética son Estados unitarios muy centralizados, incluida la Federación de Rusia, más allá de su nomenclatura de federación. Sin embargo, por otro lado, el federalismo serviría muy bien en Ucrania, ya que aliviaría la carga administrativa de Kiev y crearía mayor riqueza regional y desarrollo en los proyectos del interior del país, como así también suma al fortalecimiento de las instituciones nacionales. Alrededor del 40% de la población mundial está, hoy, gobernada por regímenes federales. Irónicamente, sólo en Ucrania, los poderes federales líderes como Canadá, los EE.UU. y Alemania, les recomiendan a los ucranianos que no sería una buena idea usar esta solución, usar esta crisis como una oportunidad para reformular el Estado hacia una federación con el fin de salvarlo.
Desarrollo Adaptación
Vanina Soledad Fattori – Relaciones Internacionales Universidad del Salvador
Irvin Studin es Editor en Jefe y editor de la revista “Global Brief” en Canadá. Es presidente de “Institute for 21st Century Questions”. Entre sus últimas actividades, en el mes de Febrero ha brindado una conferencia sobre conflicto ucraniano en el ITESM-Querétaro como parte del Programa Líderes Académicos Internacional.