La cuarentena no tardó en mostrar los costados más sensibles de la cuestión, evidenciándose en un gráfico ejemplo con la realidad de los trabajadores migrantes en Delhi que, ante la imposibilidad de trabajar y sin recursos, buscaron volver a sus lugares de origen, arriesgando, además de contagiarse, esparcir el virus por diversas áreas urbanas y rurales, marchándose en colectivos y trenes atestados de personas y si no, de a pie, abriendo otra posible perspectiva sombría en el país.
En un intento de paliar las consecuencias del aislamiento, el 26 de marzo, el gobierno indio anunció un paquete económico de casi U$ 23 mil millones para apoyar a la población más pobre, incluyendo raciones de alimentos, provisión de gas gratuita para cocinar y transferencias en efectivo para ayudar a agricultores, mujeres, etc., durante los próximos 3 meses, aunque todo lo que pueda pensarse seguramente resultará insuficiente (como sucede en todo el planeta). En el escenario del desvanecimiento de su crecimiento previsto para el período 2020-2021, de 5.1 %, el gobierno aprobó también un paquete de ayuda para el sistema de salud, que se implementará en 3 fases, desde enero 2020 a marzo 2024 (compra de equipo de protección para los trabajadores de la salud, ampliación de las instalaciones de prueba, capacitación de los trabajadores de la salud, etc.) Y en línea con todo ello, el Primer Ministro y su gabinete se recortaron sus sueldos por un año, al igual que los legisladores de distintos estados como Maharashtra, Karnataka, Telangana, Odisha, Rajasthan y Andhra Pradesh (igual ofrecieron hacerlo el Presidente, Ram Nath Kovind y el Vicepresidente, Venkaiah Naidu).
A ello se suma la necesidad de combatir la desinformación y el estigma que rodea la enfermedad. Como también sucedió en otros lugares, India ha visto casos de acoso a personal sanitario y de aerolíneas, frente al temor de contagio, al tiempo que manifestaciones de agradecimiento a su tarea. Algunos edificios de departamentos intentaron expulsar a indios de la región noreste, que limita con China; algunas casas en cuarentena son marcadas con carteles de «No visitar» e incluso se han registrado intentos de linchamiento. Tales estigmas sociales, por supuesto obstaculizan todo esfuerzo para aumentar los testeos y agitan tensiones ya existentes.
Hasta el momento hay 179 muertes registradas oficialmente, distribuídas en los siguientes lugares: Maharashtra: 72; Madhya Pradesh: 18; Gujarat: 17; Telangana: 11; Delhi: 9; West Bengal: 9; Punjab: 7; Tamil Nadu: 7; Rajasthan: 6; Karnataka: 5; Andhra Pradesh: 4; Uttar Pradesh: 4; Haryana: 3; Kerala: 3; Himachal Pradesh: 2; Jammu and Kashmir: 2; Bihar: 1; Jharkhand: 1 (Deccan Herald Web Desk, 2020).
La situación interna de la pandemia registra otras cuestiones sociales a considerar. En tal sentido, se torna delicado el hecho de que hasta el momento, el mayor foco de la expansión del corona virus en el país haya quedado asociado a un evento realizado por el movimiento misionero musulmán (apolítico), Tablighi Jamaat, en su sede (Markaz) en la zona de Nizamuddin, Nueva Delhi, entre el 13 y 15 de marzo, que llevó a que el 22 del mismo mes, sus autoridades cerraran las puertas del edificio, aún con alrededor de 2.500 fieles dentro (dado que no sólo constituye un centro de reunión sino que también cuenta con la capacidad de alojar a los asistentes). De hecho, se señala que un tercio de los casos positivos del virus en India guardan relación con connacionales y extranjeros que concurrieron a este evento. Hasta el momento, más de 25.000 miembros de Jamaat y sus contactos han sido puestos en cuarentena en casi 15 estados de la India.
Las autoridades del gobierno de Delhi acusaron a Tablighi Jamaat de ignorar su orden, que prohibía reuniones de más de 50 personas y se presentó un caso en contra del movimiento y sus autoridades, bajo la Ley de Enfermedades Epidémicas (de la era británica). Varios miembros de Jamaat ingresaron a la India entre el 27 de febrero y el 1· de marzo, tras asistir a una congregación masiva (16.500 personas) en la Mezquita Sri Petaling (Kuala Lumpur, Malasia), que posteriormente aparecería como foco/fuente de varios cientos de infecciones por este virus en el sudeste asiático, contribuyendo, según parece, a iniciar la epidemia en Malasia y Brunei y también con casos relacionados, en Camboya, Filipinas, Singapur y Tailandia (Bisht y Naqvi, 2020).
Los miembros del movimiento alegan que el 13 de marzo, el Ministerio de Salud indio señaló que no se trataba de una emergencia de salud y que todos los espacios religiosos actuaron siguiendo tales dichos. Al delicado clima que remite a la islamofobia, esta situación instaló el impacto en Twitter de #CoronaJihad y otros términos reflejados en distintas redes sociales y medios de comunicación, tales como “corona terrorismo” o “crimen Talibani”.
Pero existen otros antecedentes sensibles en este tema. Por ejemplo, el Primer Ministro de Uttar Pradesh, Yogi Adityanath, participó en un ritual hindú en Ayodhya, pocas horas después de decretado el aislamiento social. El ritual implicaba el cambio del dios Rama a una estructura temporal hecha dentro del Ram Janmabhoomi (lugar de nacimiento) y fue realizado con al menos 20 personas en él, el primer día de la festividad Navratri (que dependiendo del lugar del país que se considere, celebra la victoria de la diosa Durga o el dios Rama sobre el mal) (Sen, 2020). Posteriormente, Adityanath llamó a suspender las celebraciones religiosas, por lo menos, hasta el 2 de abril, atendiendo a que el estado a su cargo, tenía ya casos positivos de corona virus.
En una dirección similar, puede mencionarse el evento sikh Hola Mohalla (celebrado desde el 11 al 13 de marzo), con decenas de miles de participantes, del cual resultó muerto el sacerdote Baldev Singh (que había vuelto de un viaje por Alemania e Italia), habiendo contagiado a 19 familiares y por el cual, 40.000 personas debieron ser puestas en cuarentena, en la región Doaba de Punjab (la actual mayor zona de cuarentena del país) (Najib, 2020). También el templo hindú Shirdi Saibaba (de Maharashtra) permaneció abierto hasta el 17 de marzo (y durante sus días de cierre hasta el presente, recibió importantes aportes económicos, que donó al estado de Maharashtra) (ANI, 2020). Vaishno Devi Yatra, en honor a la diosa, también conocida como Mata Rani, cuyo templo está en Jammu y Cachemira y es uno de los más importantes del país, fue suspendido el 18, pero dejó a cientos de asistentes varados en sus hoteles, por orden de la Corte Suprema local (India TV News Desk, 2020). El templo Kashi Vishwanath (de Uttar Pradesh) permaneció abierto hasta el 20 de marzo al igual que el templo Tirupati Tirumala (de Andhra Pradesh), cerrado ante la detección de un caso sospechoso de haber contraído el virus. El templo Kalkaji/Kalka Mandir (de Delhi) permaneció abierto hasta el 21. Por su parte, el 2 de abril, los ministros de Telangana asistieron a las celebraciones de Ram Navami, al igual que sucedió en West Bengal, con miles de devotos reunidos en diversos templos de ese estado.
Sumado a la cuestión religiosa, la difusión de información falsa (la mentada infodemia), que puede causar enorme daño, ha motivado la detención de personas responsables por ello y un llamado del Primer Ministro Modi a hacer caso omiso de los rumores.
Mientras el Primer Ministro Modi empieza a hablar de la posibilidad de extender el aislamiento más allá del 14 de abril, la crisis toca también a las relaciones internacionales. Temprano en marzo, India (principal exportador de medicamentos mundial) prohibió la exportación de equipos médicos de cuidados críticos y restringió la exportación de fármacos por el coronavirus, afectando a 26 ingredientes activos farmacéuticos, los medicamentos que se fabrican y los contienen, en una línea similar a otros países como Alemania. Ese mismo mes, se autorizó en India el uso de hidroxicloroquina (droga contra la malaria, de la cual este país es el mayor productor mundial, a través de compañías como Ipca Laboratories, Zydus Cadila y Wallace Pharmaceuticals) para prevenir el coronavirus entre la población de alto riesgo del país (aludiendo exclusivamente a los trabajadores sanitarios u otros, que traten con pacientes de este virus). De igual manera, India se sumó a otros países (entre ellos, Estados Unidos) en la realización de un ensayo clínico europeo liderado por Francia, sobre este medicamento, en el marco de la lucha contra el virus.
Por otro lado, sumando la consideración de China a la escena, también en marzo, el portavoz de la embajada china en India, el Consejero Ji Rong, agradeció públicamente a India por su apoyo para combatir el virus en su país (India había enviado a China alrededor de 15 toneladas de asistencia médica, incluyendo máscaras, equipo médico de emergencia y guantes). También, días antes de la cumbre virtual del G20 (donde China hizo un llamamiento a luchar colectivamente contra el covid-19), el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, conversó con el Ministro de Asuntos Exteriores de India, S. Jaishankar, sobre la necesidad de no estigmatizar a China por el coronavirus (principalmente frente a la actitud del presidente norteamericano de denominar al covid-19, el “virus chino”) y posteriormente, el embajador de China en India, Sun Weidong, apuntó que Jaishankar estuvo de acuerdo en no etiquetar el virus y en que la comunidad internacional debería enviar una fuerte señal de solidaridad sobre el tema. Paralelamente, India espera conseguir los respiradores que precisa de China (al tiempo que ordenó otros miles de compañías nacionales), en el marco de un año donde se celebra el 70· aniversario de sus relaciones diplomáticas, aunque los festejos, obviamente, están suspendidos (Chaudhury, 2020). Por otro lado, empresas como Alibaba y TikTok ofrecieron ayuda a India (recursos médicos, equipos de testeo, etc.) y ésta la aceptó. Esa nueva sintonía se vio reflejada también en el hecho de que durante la primera semana de abril, China se negó a llevar el tema de Cachemira al ámbito de Naciones Unidas, a pesar del pedido de Pakistán.
De igual manera, la región plantea desafíos serios frente a la pandemia. Pakistán (con una población de alrededor de 208 millones de personas), con más de 4300 casos positivos reportados, es uno de los países más golpeados y en él, Azad Kashmir, Balochistan, Gilgit-Baltistan, Punjab y Sindh, han establecido aislamiento social hasta fines de abril. Mientras Bután y Nepal, los dos pequeños estados tapón, que poseen muy pocos casos reportados de covid-19, cerraron sus fronteras con China e India, Bangladesh (alrededor de 162 millones de personas), que tiene ya 218 casos positivos reportados, decretó el cierre del país hasta el 11 de abril. Por su parte, Sri Lanka, con 189 casos confirmados, ha decretado también cuarentena. Mientras tanto, todos los miembros de la Asociación Surasiática de Cooperación Regional (SAARC), excepto Pakistán (que manifestó no estar presente porque esta actividad, propiciada por India, no había sido organizada en el marco del Secretariado de la asociación), se reunieron online el 8 de abril, centrados en la cuestión de la facilitación del comercio en la zona, con soluciones pragmáticas, como el despacho provisional de importaciones con derechos preferenciales y condiciones adecuadas, entre otras cuestiones. Este encuentro continúa el anterior encuentro online que sostuvieron el 15 de marzo (propuesto por India), discutiendo en esa ocasión, el impacto de las restricciones de viaje y la situación más amplia de Covid-19, en el comercio intrarregional. Por lo demás, la India presentó una propuesta de creación del Fondo de emergencia covid-19, a la que todos respondieron afirmativamente, comprometiendo su contribución, excepto Pakistán, que insistió en que dicho fondo se colocara bajo el control del secretario general de SAARC y se decidiera sus usos de modo transparente. Modi propuso también el desarrollo de un portal de vigilancia de enfermedades, que contribuiría al rastreo de contactos y la vigilancia de la propagación del virus, beneficiando a todos de la experiencia india en este sentido. Por su parte, el presidente afgano, Ashraf Ghani, propuso la creación de un marco común para telemedicina, que sería de utilidad, atendiendo a la escasez de recursos médicos para enfrentar la actual situación. Estos encuentros abordaron el potencial de una acción colectiva en la región para combatir el brote de covid-19, con un compromiso de que los mismos sean reuniones de alto nivel, abandonando la pulsión que la asociación tuvo en los últimos tiempos, con una India activa, desempeñando un rol de liderazgo. Precisamente, la necesidad de mitigar los efectos del covid-19 en el comercio y la sociedad de la región, contribuyó a acordar encuentros periódicos de los países de la SAARC, de similares características que los ya sostenidos.
Es justo señalar que esta cooperación regional se estaba dando previo a la primera reunión online de marzo, dado que durante los últimos meses, India y otros países de la zona han realizado esfuerzos de evacuación de connacionales y junto al rescate de conciudadanos, las autoridades indias también han repatriado a ciudadanos de Bangladesh, Myanmar, Nepal y Sri Lanka, acentuando la difundida política del «vecindario primero». India incluso había ofrecido evacuar a estudiantes pakistaníes de Wuhan (que solicitaron ayuda a su país) pero Pakistán no aceptó.
En torno a impactos simbólicos (bienvenidos por unos y criticados por otros), el 5 de abril, el Primer Ministro Modi llamó a un gesto para desafiar “juntos la oscuridad del virus”, solicitando apagar las luces a las 21 horas y encender una «diya» (lámpara), vela, antorcha o linterna durante 9 minutos en las puertas o balcones de sus casas, iluminando el propósito común por el que luchan, recordando que nadie está solo: “No hay mayor fuerza en el mundo que nuestra pasión y nuestro espíritu. No hay nada en el mundo que no podamos lograr sobre la base de esta fuerza. Vengan, unámonos y derrotemos juntos este coronavirus y hagamos que la India sea victoriosa”. Imaginando el potencial desastre que la difusión del virus podría significar para India, la región y el mundo, sólo queda desear, fervientemente, que así sea (Discurso del Primer Ministro Narendra Modi, 3 de abril, 2020).
Por Dra. Lía Rodríguez de la Vega
Analista Internacional – Académica
Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales CARI
Secretaria General de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y Africa ALADAA
Referencias
ANI (2020). Shirdi Saibaba Temple receives online donation of over Rs 1.90 cr. Business Standard (5 de abril). Recuperado de https://www.business-standard.com/article/news-ani/shirdi-saibaba-temple-receives-online-donation-of-over-rs-1-90-cr-120040500124_1.html
Bisht, A. y Naqvi, S. (2020). How Tablighi Jamaat event became India’s worst coronavirus vector. Al Jazeera (7 de abril). Recuperado de https://www.aljazeera.com/news/2020/04/tablighi-jamaat-event-india-worst-coronavirus-vector-200407052957511.html
Chaudhury, D. R. (2020). China extends support to India to fight Covid-19. The Economic Times (24 de marzo). Recuperado de https://economictimes.indiatimes.com/news/politics-and-nation/china-extends-support-to-india-to-fight-covid-19/articleshow/74799620.cms
Deccan Herald Web Desk (2020). Coronavirus India update: State-wise total number of confirmed cases, deaths on April 9. Deccan Herald (9 de abril). Recuperado de https://www.deccanherald.com/national/coronavirus-india-update-state-wise-total-number-of-confirmed-cases-deaths-on-april-9-823105.html
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Sen, S. (2020). Hours After PM Modi’s Lockdown Announcement, UP CM Yogi Adityanath Holds Ritual In Ayodhya. The Logical Indian (25 de marzo). Recuperado de https://thelogicalindian.com/news/yogi-adityanath-participates-in-ritual-20302
Documentos
Discurso del Primer Ministro Narendra Modi, 3 de abril, 2020. Disponible en https://www.narendramodi.in/text-of-prime-minister-narendra-modi-s-address-to-the-nation–549108