Se cumplirán pronto cincuenta años de la independencia de un país poco conocido de Sudamérica. Su corta historia está marcada por la inestabilidad política, corrupción y el pasado dictatorial. Hoy la prensa en nuestra región menciona a Surinam, pues el Ministro de Relaciones Exteriores de este país, fue elegido como el nuevo Secretario General de la Organización de los Estados Americanos OEA para el período 2025-2030, lo que marca un hito histórico para un representante de un Estado miembro de la Comunidad del Caribe (Caricom).
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de El Minuto para Argentina
Surinam, la antigua Guayana Holandesa, es un estado en el norte de Sudamérica, cuya superficie es de 163,821 km2 y una población de unos 576.000 habitantes Su capital es Paramaribo. Su gobierno una república de corte parlamentario, según la Constitución vigente de 1987. Su economía está atada a la explotación de bauxita, materia clave para la producción de aluminio, además de la explotación de oro (que hay un boom exportador) y productos agrícolas. El descubrimiento de petróleo frente a las costas del país, abre nuevas perspectivas, no exentas de dudas, por los altos niveles de corrupción que asola al país. La población se caracteriza por su diversidad étnica, consecuencia de la política adoptada en su momento por los holandeses, de importar en una primera etapa esclavos negros, para ser empleados en las plantaciones; posteriormente reemplazados por mano de obra barata proveniente de la actual Indonesia (especialmente javaneses), la India, y China.
En mayo de 2020, en plena crisis COVID 19, el Parlamento eligió al líder del Partido de la Reforma Progresista (VHP), Chandrikapersad Santokhi, como nuevo presidente de la República, y como vicepresidente a un viejo conocido de la política local, Ronnie Brunswijk, antiguo jefe guerrillero y líder del partido ABOP, o Partido de Liberación General y Desarrollo. Este personaje tiene causas pendientes por tráfico de drogas.

Santokhi, ex policía y ex ministro de Justicia, tiene prestigio social, dado que ha impulsado políticas de cooperación contra el narcotráfico, ha dado duros golpes a este flagelo en su país, pero hereda una nación, con estructuras corruptas, infiltradas por el crimen organizado, tolerado durante la larga presencia de Bouterse en el poder. El gobierno de coalición tiene una serie de acuerdos, pero no se menciona el tema delicado del narcotráfico, asimismo, la necesidad de contar con el apoyo del vicepresidente Brunswijk, limita cualquier maniobra para lanzar una efectiva lucha contra el crimen organizado.
En materia de seguridad existen problemas de control de fronteras, que facilitan no solo el tráfico de drogas, sino de oro, y una incipiente piratería en aguas lindantes con Guyana, donde pescadores son objeto de actos de violencia y que ambos países carecen de medios adecuados para enfrentarlos Grupos criminales provenientes de Brasil, se dedican a este lucrativo negocio, que para el país significa el 70% de sus exportaciones. El gobierno asumió la responsabilidad de controlar la exportación de oro, que pareciera que genera evasiones por millones, algo que implica al vicepresidente Brunswijk, poseedor de concesiones mineras. El poder de la corrupción, llevo a que la Unidad de Inteligencia Antiterrorista, fuera disuelta en 2019, algo que llevó a que el Departamento de Estado, de los Estados Unidos, hiciera un llamado de atención. En un Informe de la ONG británica Insight Crime señala lo siguiente Su geografía también hace al país atractivo como punto de tránsito para el envío de narcóticos a Europa, directamente o por medio de África occidental. Los narcóticos ingresan por tierra desde Guyana o en barcos de pesca venezolanos que sueltan los paquetes de cocaína rastreables con GPS en aguas internacionales cerca de la costa de Surinam. La droga también entra por vía aérea desde Brasil en avionetas que pueden aterrizar en una de las docenas de pistas formales, pero desiertas en medio de la selva. La cocaína sale del país por el puerto principal de Paramaribo y el aeropuerto internacional de Zanderij. También se transportan drogas en yates de placer y posiblemente en submarinos. En 2018, fue descubierto un astillero para construcción de sumergibles por parte de la mafia colombiana. El 90% del país está cubierto de selvas y existen carencias para ejercer un control efectivo. El lavado de dinero es creciente y pone de manifiesto el poder del crimen organizado. En los 90, apenas había un puñado de casinos, ahora hay una treintena, en un país de casi 600.000 habitantes.
En mayo de 2025, el actual presidente Chan Santokhi, enfrentará la posibilidad de una reelección. Su continuidad en el cargo, es considerado decisivo en materia económica, política y social. Su política ha estado marcada por un fuerte acercamiento a Europa y Estados Unidos. La política local, se ha visto marcada por el fallecimiento del ex dictador Desi Bouterse, en diciembre de 2024, prófugo de la justicia, luego de haber sido condenado a 20 años de cárcel por los fusilamientos de 15 opositores en 1982. Hecho por el cual asumió la responsabilidad política y pidió disculpas públicas, pero rechazó la idea de ir a prisión por los denominados “Asesinatos de Diciembre”. Personaje controvertido, siendo presidente electo democráticamente, impulsó programas sociales, pero por otro lado tenía vínculos con el narcotráfico, como quedó reflejado en una condena por parte de un tribunal neerlandés en 1999. Al no existir tratado de extradición entre Países Bajos y Surinam, Bouterse pudo eludir la condena.
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Surinam está a punto de convertirse en una “potencia petrolera”: Total Energies estima que las reservas marinas producirán 200.000 barriles por día para 2028, y estimaciones informales de otras fuentes alcanzan más de 500.000 en 10 años. Esto se compara con los niveles de producción de petróleo de Venezuela (783.000) y la Guayana Francesa (650.000 bpd). El director general de Staatsolie (petrolera surinamesa) Annand Jagesar, estima que Surinam podría ganar entre 16.000 y 26.000 millones de dólares de su industria petrolera, duplicando o incluso triplicando su producto interno bruto y sus perspectivas económicas a largo plazo. Existen cálculos más conservadores que estiman ganancias en los próximos diez años de unos US$ 10.000 millones. El presidente Santokhi prometió un programa de participación de las regalías a todos los ciudadanos adultos de Surinam, siguiendo el ejemplo de Guyana. El Banco Mundial estima que uno de cada cinco surinameses vive por debajo de la línea de la pobreza. La producción petrolera comenzará en 2028, como anunció la francesa Total con una inversión en explotación off shore por más de US$ 15.000 millones. El gobierno creó un Fondo soberano, a semejanza de Noruega con la idea de administrar de manera sustentable las ganancias petroleras.
El país afectado por el cambio climático, como también la desforestación de la Amazonia, se ha visto azotado desde 2023 por diversas sequías, con incendios forestales y serios problemas de abastecimiento de agua. El alza de precios elevó el costo de vida. La vida es más difícil en el interior, donde cientos de familia viven de la agricultura de subsistencia. Las escuelas abren un par de veces por semana por el problema de la falta de agua. El gobierno aún no declaró el estado de emergencia.
Una sociedad dividida por razones étnicas y políticas junto con la riqueza que puede generar el petróleo, plantean serios desafíos, para que la nueva riqueza pueda traducirse en desarrollo y no alimentar la corrupción y el despilfarro.