En una era marcada por la redefinición del orden internacional, el diálogo con actores diplomáticos cobra una importancia estratégica. En esta ocasión, Equilibrium Global conversó con el embajador de Suecia en la República Argentina, Torsten Ericsson, quien ofreció un análisis lúcido y articulado sobre las relaciones bilaterales, los desafíos geopolíticos actuales y el modelo sueco como referente en múltiples dimensiones globales.
Con una extensa trayectoria en el servicio exterior, Torsten Ericsson ha representado a su país en destinos tan diversos como Perú, Dinamarca y frente a la Unión Europea, desempeñando funciones clave en embajadas y organismos multilaterales. Es licenciado por la Universidad de Uppsala, posee posgrado en economía y administración de empresas y ha formado parte del Ministerio de Asuntos Exteriores sueco desde los años noventa. Su enfoque diplomático combina el rigor institucional con una sensibilidad marcada por su experiencia intercultural.
Pregunta-Queríamos conversar sobre la agenda bilateral entre Argentina y Suecia, especialmente ahora con su labor en las relaciones bilaterales de nuestro país: todo lo relacionado con cooperación y negocios. ¿Nos puede contar un poco al respecto?
Embajador Torsten Sven Ericsson: las relaciones empiezan con la gente, ¿no es así? Hubo una emigración sueca no muy grande, pero sí significativa, a fines del siglo XIX, cuando un grupo se estableció en Misiones y fundó lo que en aquella época se llamó Villa Svea, hoy la ciudad de Oberá. Allí todavía hay muchos recuerdos de Suecia, incluso gente que habla en sueco.
Pero también han llegado suecos a Argentina en distintas capacidades, no solo como parte de una inmigración organizada. Por ejemplo, hubo dos arquitectos suecos activos en Buenos Aires que diseñaron las dos partes de lo que hoy es la Casa Rosada. Normalmente, se habla del arquitecto Tamburini como el autor de la Casa Rosada, pero en realidad eran dos palacios distintos, cada uno diseñado por un arquitecto sueco.
Muchas empresas suecas se han establecido e invertido en Argentina desde principios del siglo XX. Hoy hay unas 30 subsidiarias de empresas suecas, que ya son internacionales en realidad. Muchos suecos han venido con esas empresas y se han establecido aquí. En algunos casos, hoy ya son segunda o tercera generación: son más argentinos que suecos, pero eso también es parte de la historia de Argentina.
Muchos también han regresado a Suecia con muy buenos recuerdos de Argentina, así que la imagen del país en Suecia es muy positiva. Durante la dictadura militar, Suecia recibió a muchos refugiados argentinos. Algunos volvieron con el retorno de la democracia, pero otros obtuvieron ciudadanía sueca. Hoy, junto con sus hijos y nietos, son parte de la colonia sueca en Argentina.
A pesar de que estamos geográficamente lejos, existen muchos lazos. Y, por supuesto, todos los suecos que se interesan por el fútbol conocen muy bien a los jugadores más importantes de Argentina, no solo los actuales, sino también los históricos. Para muchos, Argentina tiene la mejor selección de fútbol del mundo.

Pregunta: A nivel gubernamental, ¿hubo contactos desde que el señor Milei asumió la presidencia? ¿Qué nos puede decir sobre la agenda política bilateral?
Embajador Torsten Sven Ericsson: para eso están las embajadas. En cuanto a visitas de ministros, no hemos tenido ese placer desde la asunción de Javier Milei, pero sí hubo varios contactos. Hoy en día, los ministros se reúnen frecuentemente en cumbres multilaterales, así que el diálogo existe. En Suecia hay mucho interés por las reformas económicas que se están implementando en Argentina y por los logros en términos de reducción de la inflación en tan poco tiempo. Eso genera expectativa y atención sobre lo que está ocurriendo en el país.
Pregunta: Teniendo en cuenta que Suecia está al norte de Europa y vivimos un contexto de guerra, nos interesa saber cómo se maneja su país en temas de seguridad. ¿Cuál es la posición oficial de Suecia respecto de la guerra en Ucrania?
Embajador Torsten Sven Ericsson: el apoyo a Ucrania es actualmente la mayor prioridad de la política exterior de Suecia, por varias razones. Se trata de una guerra con un agresor fácil de identificar. Estamos ante una violación del derecho internacional, algo muy importante para nosotros, y que atenta contra todo el sistema de seguridad global.
Además, genera una situación de inseguridad en Europa. Por eso, es fundamental que la Federación Rusa, que es el agresor, no tenga éxito con su invasión. Apoyamos a Ucrania de varias maneras: política, financiera y también con armamento. Incluso hemos incrementado ese apoyo durante el conflicto. Esta es y sigue siendo nuestra prioridad principal.
Pregunta-Siempre se ha hablado de Suecia en términos de neutralidad. Citando a la ex primera ministra Magdalena Andersson, ella dijo: “Dejamos una época y empezamos otra”. ¿Cómo se desarrolló el proceso de ingreso a la OTAN?
Embajador Torsten Sven Ericsson: es cierto que Suecia mantuvo una política de neutralidad durante más de 200 años. Pero siempre fue una neutralidad realista, no ideológica. Consistía en no participar en alianzas militares para mantener la posibilidad de mantenerse neutral en caso de conflicto. Y gracias a esa política —y a un poco de suerte— logramos no ser atacados durante las dos guerras mundiales.
Después de la Segunda Guerra Mundial era evidente que Suecia formaba parte del mundo occidental: somos un país libre, democrático, con una economía abierta y respeto por los derechos humanos. La amenaza, en ese entonces, provenía del Pacto de Varsovia. Por eso, aunque éramos neutrales, manteníamos una defensa fuerte, con un entendimiento tácito de que, si Suecia era atacada, la OTAN nos apoyaría.
Tras la Guerra Fría, profundizamos nuestra cooperación con la OTAN: participamos en operaciones internacionales en Afganistán, en la ex Yugoslavia, y en otras misiones. Incluso a nivel de comando militar, el vínculo fue estrecho. También ingresamos en la Unión Europea, que tiene su propia cláusula de solidaridad entre Estados miembros. Volver a una neutralidad más estricta ya no era una opción realista.
Sin embargo, no era necesario ingresar formalmente a la OTAN, según la mayoría del parlamento sueco… hasta que Rusia atacó Ucrania. Ahí quedó claro que teníamos otra vez una potencia expansionista y agresiva muy cerca de nuestras fronteras. Por eso, tanto el parlamento como el gobierno decidieron que la cooperación no era suficiente: había que dejar claro que Suecia forma parte del bloque occidental.
Ingresar formalmente a la OTAN nos otorga la protección de su cláusula de defensa colectiva. Creemos que eso refuerza la seguridad y la previsibilidad en nuestra región del mundo.

Pregunta: ¿Hubo aceptación popular en la sociedad sueca para el ingreso a la OTAN? ¿O se trató de una decisión dividida, con sectores que se oponían por motivos ideológicos o pacifistas?
Embajador Torsten Sven Ericsson: Hubo una fuerte mayoría a favor del ingreso a la OTAN. Suecia es un país con una cultura de consenso político, y el consenso puede cambiar. Con la agresión rusa contra Ucrania, ese cambio se produjo rápidamente, no solo entre los políticos, sino también en la mayoría de la población.
Por supuesto, siempre hay una minoría que desea regresar a la neutralidad tradicional, pero son claramente una minoría.
Pregunta: Suecia es parte de la Unión Europea desde 1995. ¿Cómo percibe usted las fricciones que está teniendo Donald Trump con la Unión Europea?
Embajador Torsten Sven Ericsson: La Unión Europea es, en muchos sentidos, la mejor respuesta ante distintos tipos de inseguridad. Puede tratarse de una inseguridad militar, como la que proviene del Este, o de una inseguridad comercial, como la que ahora viene de Estados Unidos.
La UE tiene una política comercial común: ningún país puede negociar por separado con potencias como EE. UU., sino que hay que negociar con la Comisión Europea en Bruselas, que representa a todos los Estados miembros. Eso nos da una fuerza colectiva que, individualmente, no tendríamos.
Históricamente, la integración europea ha avanzado sobre todo en tiempos de crisis. Durante la pandemia, por ejemplo, la UE tuvo un papel clave al coordinar la compra de vacunas. Evitó la competencia entre países europeos para obtenerlas más rápido o más barato.
Esta cooperación voluntaria entre democracias, entre países amigos, puede tener sus desafíos, pero ofrece tantas ventajas que creemos que su lógica se mantiene firme, incluso frente a la turbulencia que pueda venir desde Washington.

Pregunta: Pasando a otro tema en el que Suecia ha demostrado un fuerte liderazgo: el cambio climático. ¿Cuál es el impacto en la región y qué tipo de cooperación tienen con otros países nórdicos?
Embajador Torsten Sven Ericsson: es un gran desafío, no solo para nosotros, sino para todo el mundo. Es un problema que debe abordarse de forma conjunta, entre todos los países. En Suecia sentimos claramente los efectos del cambio climático. Los inviernos ya no son tan largos ni tan fríos como antes. En algunos lugares esto significa temporadas de esquí más cortas, lo que afecta al turismo, por ejemplo.
Lo que más notamos son los fenómenos climáticos extremos. Un año puede haber mucha sequía —algo que antes era muy raro— con riesgo de incendios forestales. Otro año puede haber inundaciones, otro exceso de nieve, y luego, un año sin casi nada de nieve.
Creo que los países nórdicos, en general, estamos mejor preparados que otros por nuestra geografía, pero igual sentimos las consecuencias. Y siendo países desarrollados, consideramos que tenemos la responsabilidad de estar en la vanguardia de la adaptación.
Intentamos ver el cambio climático no solo como un costo, sino también como una oportunidad —especialmente comercial—. Si uno lidera en adaptación, desarrollo de productos e innovación, eso también puede traducirse en ventajas económicas. Por eso, muchas industrias suecas están apostando a ser líderes en soluciones climáticas, y el gobierno y el sistema político acompañan ese enfoque.
Pregunta: El cambio climático también está generando transformaciones geopolíticas, por ejemplo, el deshielo en el Ártico, ¿hay nuevas preocupaciones respecto al acceso y la navegabilidad, considerando los intereses de Rusia y China?
Embajador Torsten Sven Ericsson: Creo que es difícil separar claramente las tensiones geopolíticas entre razones ideológicas, económicas o climáticas. En realidad, vivimos en un mundo con más turbulencia e inseguridad, causada por una mezcla de todos estos factores.
Por eso, es complicado decir que ciertos cambios geopolíticos se deben exclusivamente al cambio climático. Sin embargo, el deshielo en el Ártico abre nuevas rutas, genera nuevos intereses, y sí, implica desafíos, también desde el punto de vista de la seguridad y la defensa regional.
Los países nórdicos mantenemos un diálogo constante sobre estos temas y seguimos con atención las acciones de las grandes potencias.
Pregunta: A lo largo de la historia, la capital de su país ha sido sede de varios eventos internacionales importantes. ¿Le gustaría compartir con nosotros algún acontecimiento relevante que involucre a Suecia?
Embajador Torsten Sven Ericsson: me gustaría destacar los Premios Nobel, que se entregan cada año en Estocolmo —excepto el de la Paz, que se otorga en Oslo—. Son una forma de destacar el avance de la humanidad en campos como la medicina, la química, la física, la economía y la literatura. También el premio de la Paz tiene como objetivo promover soluciones pacíficas a los problemas del mundo.
Otro evento importante fue la primera Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo en 1972. Esa conferencia marcó el inicio de lo que hoy conocemos como las COP. Cincuenta años después, se hizo la cumbre «Estocolmo+50», pero la de 1972 fue pionera en poner el medio ambiente en la agenda internacional.
También podría mencionar la primera conferencia mundial sobre el Holocausto, que tuvo lugar en el año 2000. Fue organizada por el entonces primer ministro sueco, que había notado que muchos estudiantes desconocían la historia del Holocausto. Desde entonces, varios países cooperan para mantener viva esa memoria.
Pregunta: Quería preguntarle por el “soft power” de Suecia. Su país tiene un modelo educativo muy prestigioso y un alto PBI per cápita. ¿Cómo cree usted que Suecia se proyecta hacia el mundo?
Embajador Torsten Sven Ericsson: no desarrollamos nuestra sociedad para construir soft power. Lo hicimos porque creemos que es la mejor manera de organizarnos. Y es un trabajo que nunca termina: siempre buscamos mejorar.
Para nosotros es muy importante mantener altos niveles de igualdad, una economía abierta y competitiva, y garantizar servicios esenciales como la salud y la educación, que sean accesibles o directamente gratuitos.
No somos muchos los países donde la universidad es gratuita, y eso ha sido fundamental para nuestra sociedad y para la competitividad. Si el modelo funciona bien y tiene éxito, entonces sí, genera un tipo de soft power, pero ese no es su objetivo principal.
Siempre hay debates sobre cómo encontrar el mejor equilibrio entre la eficiencia del sector privado y la igualdad que debe garantizar el sector público. Es un debate que sigue abierto y que consideramos saludable.
Pregunta: Una pregunta más personal. Muchos jóvenes interesados en relaciones internacionales van a leer esta entrevista. ¿Por qué eligió seguir la carrera diplomática? ¿Qué consejo les daría a quienes quieren seguir sus pasos?
Embajador Torsten Sven Ericsson: es una pregunta personal, así que responderé en ese tono. Pasé cuatro años de mi infancia en Kenia, porque mi padre trabajaba allí como profesor. Tengo muchos recuerdos de esa época. Luego volvimos a una ciudad pequeña en Suecia, pero desde muy joven supe que quería salir de nuevo al mundo.
Para mí, nunca fue suficiente viajar como turista por una semana para conocer un país. Uno solo lo conoce de forma superficial. En cambio, ser diplomático es una gran oportunidad porque nos permite conocer más a fondo otras culturas, países, idiomas, y eso es algo que me apasiona.
A quienes estén interesados en esta carrera —que es también un estilo de vida—, les diría que lo fundamental es tener curiosidad y apertura. No basta con interesarse por la política, la economía o el derecho. También hay que tener interés por el mundo, por otras culturas, por los idiomas. Hay que tener una mente abierta y ganas de aprender siempre.
Desde una posición geográfica distante, pero con valores compartidos, Suecia ofrece a Argentina una perspectiva valiosa para reflexionar sobre la gobernanza, la integración, la cooperación y los desafíos globales. La entrevista con el embajador Torsten Ericsson refuerza la convicción de que, en un mundo en transformación, el entendimiento entre naciones no es un lujo, sino una necesidad estratégica. En tiempos de turbulencia, la diplomacia, la cultura y el compromiso ético se erigen como puentes imprescindibles para construir un futuro más justo, seguro y sostenible.
Por Camila Fernanda Verón.
Periodista
Estudiante avanzado de Derecho, Universidad de Buenos Aires
Directora de Contenidos en Equilibrium Global
Becaria en programas de formación jurídica y comunicación política.
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Fotografía: Créditos Embajada de Suecia en Argentina. Sr. Diego Shulman