«Es un escándalo que todavía haya hambre y
malnutrición en el mundo.
Nunca pueden ser consideradas
un hecho normal al que hay que acostumbrarse,
como si formara parte del sistema»[1].
Papa Francisco
“Erradicar la pobreza extrema y el hambre” es el primer objetivo de la Declaración del Milenio establecida en el año 2000. El inicio de un nuevo siglo invitó a la comunidad internacional a comprometerse para trabajar conjuntamente por los temas de agenda más importantes. El paso del tiempo y la llegada del 2015, el año meta convocó a la comunidad internacional a evaluar el trabajo realizado durante dicho periodo. En términos de cifras, se establece que el 70 % de los grupos que sufren de hambre viven en zonas rurales; a nivel mundial se identifican 852 millones de personas subalimentadas de manera crónica y la cara más trágica de está realidad se encuentra representada por una cifra que indica que 100. 000 personas mueren cada día de hambre o de sus consecuencias, siendo la mitad de ellos niños. En contraste con esta situación, el aumento de la riqueza va en alta al igual que la producción de alimentos con lo cual se puede establecer que existe capacidad de dar respuesta alimentara a los millones de personas que padecen hambre, de allí que es clave comprender el principal problema es el acceso a los mismos por la ausencia de consideración del Derecho a la alimentación como el principal derecho humano.
Durante el transcurso de estos años, muchos países han empezado a trabajar sobre la importancia de tipificar el Derecho a la Alimentación como un derecho básico del núcleo duro de los derechos humanos. Al momento de abordar la temática de la alimentación surge el paradigma de la Seguridad Alimentaria, definido en términos de : a. Disponibilidad: La existencia de cantidades suficientes de alimentos de calidad adecuada para satisfacer las necesidades de todos, sea obtenidos a través de la producción de un país o zona, o “imputándolos” de otras zonas del mismo país; b. Acceso: Las personas deben acceder a los recursos –ingresos monetarios o tierra, agua, capital, tecnología apropiada, etc.- que le permitan obtener los alimentos necesarios; c. Utilización: Utilización biológica a través de una alimentación adecuada, agua potable, sanidad y atención médica, para lograr un estado de bienestar nutricional que satisfaga todas las necesidades fisiológicas. Este concepto pone de relieve la importancia de los insumos “no alimentarios” en la seguridad alimentaria; y d. Estabilidad: Posibilidad de cubrir las variaciones estacionales de alimentos mediante un flujo constante a lo largo del tiempo; no deben faltar tampoco como consecuencia de situaciones estructurales o coyunturales o situaciones de crisis económicas o ambientales. En paralelo durante la década del noventa, con una agenda internacional diversificada de temas surge el concepto de Soberanía Alimentaria como una nueva forma de abordar la problemática focalizada en la importancia de incluir las pautas culturales reconociendo el derecho de autodeterminación de los pueblos de sus políticas alimenticias. Considera que las comunidades rurales, no pueden prescindir de sus culturas y hábitos alimentarios.
Perspectiva ASEAN
Si bien el derecho a la alimentación ocupa un lugar principal en la agenda de política internacional, cada región tiene su propia concepción de la misma según las necesidades que engloba. Un caso particular para mirar, es la situación de los países que forman la ASEAN[2]. En ese sentido hay varios factores que se cruzan y giran alrededor del tema. La primera variable para considerar es que en esta región existe un alto porcentaje de población rural, esta realidad conecta con la segunda variable de análisis que es el rol de la agricultura en el sistema económico y social, que se consolidad como la principal fuente de ingresos y de empleo. La mano de obra rural es muy intensa y si bien durante los últimos años se ha logrado disminuir los índices de pobreza lo cierto es que un tercio de la población aún vive con menos de dos dólares al día. La tercera variable de análisis es el cambio climático, que durante los últimos años ha tenido una importancia significativa en esta región que ha sufrido numerosos daños ocasionados por desastres naturales entre los que se destacan las grandes sequías o el en el otro extremo los tsunamis que han afectado directamente las zonas rurales destruyendo la agricultura. Este dato no es menor si se considera el rol predominante que tiene la pequeña agricultura en el Sudeste de Asia existiendo aproximadamente unos 100 millones de este tipo de agricultores para quienes recursos como la tierra y el agua son primordiales.
Un antecedente importante sobre la concepción de estos temas de los países del Sudeste Asiático ha sido el Foro Económico Mundial sobre Asia del Este que se desarrolló el año pasado en Filipinas y que sirvió como ocasión propicia para plantear la necesidad de una Nueva Visión de la Agricultura reuniendo a los diferentes sectores involucrados porque esto se torna clave para avanzar en soluciones. Así como el tema debe ser abarcado desde un estudio multidisciplinario que considere la implicancia de las múltiples variables planteados así también la convergencia de los diferentes sectores se torna clave, entre ellos se menciona la participación de agentes privados, públicos y de la sociedad civil en su conjunto.
Para este año el desafío es establecer la Iniciativa “Grow Asia” (Cultivar Asia) en el marco de la cooperación de los gobiernos de la región de ASEAN, la Secretaría de ASEAN y el Foro Económico Mundial. Sobre esto se menciona que en la 47º Reunión de Ministros Económicos de la ASEAN llevada adelante entre el 22 y 25 de agosto de 2015, los ministros de Economía del bloque trabajaron sobre la planificación de una estrategia para los próximos años entre lo que se destaca el establecimiento de la Comunidad Económica de ASEAN con fecha estimada para fin del presente año. La misma, se basará en tres pilares fundamentales: comunidad política y de seguridad, comunidad económica y la comunidad sociocultural. En este marco, la Iniciativa Grow Asia, servirá como una plataforma para catalizar las demandas y necesidades que surjan en torno a las acciones pertinentes para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola sostenible.
El caso: Filipinas
Cada país miembro del bloque ha llevado adelante su propio trabajo acorde a la situación interna. En ese sentido, Filipinas el pasado 20 de Febrero ha dado un salto cualitativo en la materia al firmar las Normas de Desarrollo y Reglamentos de la Ley de Seguridad Alimentaria o Ley de la República 10611. Esta normativa se da en el marco de la política que se conoce como “de la granja al tenedor” estableciendo la línea de pensamiento desde donde se abarca el tema. Fueron firmadas por la Secretaría de Agricultura de Filipinas y la Secretaría de Salud mostrando una vez mas la transversalidad de un tema clave. El nuevo reglamento abarca diferentes cuestiones y tiene como objetivo principal proteger la salud del consumidor y facilitar el acceso a los mercados de alimentos locales y productos alimenticios. Se establecen los requisitos normativos que deben cumplir las empresas alimentarias así como las funciones específicas del Departamento de Agricultura, el Departamento de Salud, las Unidades de Gobierno Local y el Departamento del Interior y Gobierno Local en la aplicación de las normas de seguridad alimentaria basadas en datos científicos.
En el caso de Filipinas, como primer punto se señala que el sector agrícola es clave para cumplir con la seguridad alimentaria en especial la producción de arroz. Respecto al cuadro de situación alimentario en el país, la FAO [3] ha realizado una investigación por medio de la cual establece que del análisis de los programas arroceros ejecutados en lo últimos 30 años se apunta a la relación de producción en cuanto al suministro interno y su consumo. Como tendencia general, se pueden establecer 20 años de déficit y 10 de superávit.
Este informe toma como base la encuesta realizada en 1993 por el Instituto de Investigaciones Alimentarias y Nutricionales en el cual se registró una tendencia general de disminución de consumo de calorías, hierro, calcio y ácido ascórbico para el periodo 1978-1993. Las causas podrían relacionarse con ineficiencias de mercado vinculadas especialmente a la distribución de alimentos y limitaciones de los ingresos. Para el período 1978-1982 se señaló un incremento del 2 por ciento en el consumo de alimentos, pero entre 1982 y 1993 decreció hasta en un 12 por ciento. Pero para el año 2000 la fundación STRIVE realizó una encuesta socioeconómica por medio de la cual se estableció que diez de las principales provincias arroceras de Filipinas mostraron mejoras en las ingestas nutricionales, que oscilaban entre el 7 por ciento (hortalizas) y el 22 por ciento (cereales). Un punto importante sobre estas tendencias es que el logro de la seguridad alimentaria.
Un factor importante para analizar el sector es el índice de crecimiento demográfico, el cual se torna un elemento clave para explicar el crecimiento de la demanda alimentaria porque como se ha planteado en párrafos precedente, la temática cruza múltiples variables y la disponibilidad de alimentos es solamente una parte del problema de la seguridad alimentaria. La otra cara es el poder de compra de la población que se refleja en indicadores tales como los niveles de los ingresos y los precios de los alimentos. Por su parte, el Departamento de Agricultura filipino centra la atención en el logro de la seguridad alimentaria y en el alivio de la pobreza. En ese sentido, el plan de desarrollo agrícola a medio plazo de 1999-2004 apunta a una reducción de la incidencia de la pobreza de 44 por ciento en 1997 a 30 por ciento en 2004.
Para concluir, se señala que el progreso en la materia durante los últimos años se ha plasmado especialmente en la tipificación del derecho a la alimentación. Cada país ha trazado su propio camino en base a las necesidades y demandas más importantes. En el caso de Filipinas al igual que en la región, la agricultura tiene un rol preponderante con varios desafíos entre los que se destacan las cuestiones climáticas por la vulnerabilidad externa que le genera al sistema. Independientemente, del abordaje que se haga de la temática es importante resaltar que el acceso y la distribución de los alimentos es el gran punto clave que se debe sortear.
Por Lic. Melisa Galvano Quiroga
Analista Internacional – Académica – Magíster en Relaciones y Negociaciones Internacionales – Doctorando en Relaciones Internacionales
[1] Papa Francisco – Jornada Mundial de la Alimentación – Junio 2015.
[2] ASEAN – Asociación de Naciones del Sudeste Asiático- fue establecida el 22 de Agosto de 1967 y en la actualidad se encuentra conformada por los siguientes países: Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.
[3] FAO – Acuerdo sobre la agricultura de la OMC, la experiencia de subejecución. Situación de la situación alimentaria en Filipinas-.