Los primeros cuatro años de funcionamiento del Mercosur fueron tan exitosos que auguraban un inminente mercado común. Lamentablemente, desde entonces no sólo se dejó de avanzar, sino que las violaciones fueron tan masivas que no es mucho lo que ha quedado vigente. Pero además, aunque no esté establecido en el Tratado, se hace necesario disminuir las elevadas tarifas del Arancel Externo Común.
Cuando una empresa industrial de un país desarrollado resuelve optar entre producir para el mercado interno o para la exportación evalúa que le resulta más conveniente considerando el tratamiento impositivo que el Estado aplica en cada caso. Como en estos países el nivel de los aranceles de importación para productos manufacturados suelen estar entre el 2% y el 4%, este es el margen de beneficio que las empresas logran si optan por producir para el mercado interno pero, si es que exportan, obtienen la devolución de los impuestos indirectos pagados durante el proceso de producción, el que no suele superar el 5%. Es por estos motivos que en los países desarrollados a las empresas industriales les da igual producir para el mercado interno que para la exportación.
Muy distinta es la situación de las empresas en los países del Mercosur, ya que el promedio del Arancel Externo Común es del 14%, pero hay aranceles tan bajos como cero y otros tan altos como como 35%. Para las manufacturas de cuero los hay del 20% y del 35%, para los materiales textiles y sus manufacturas los hay del 2% y del 35%, para el calzado los hay del 18% y del 35%, para los metales comunes y sus manufacturas los hay del 0% y del 20%, para las máquinas y aparatos los hay del 0% y del 20%. Dada la tan elevada ventaja que las empresas obtienen cuando producen para el mercado interno son pocas las que optan por la exportación.
Desde el pasado año poderosas entidades empresarias del Brasil han variado su tradicional apoyo al proteccionismo para pasar a promover la apertura de la economía a la competencia internacional. El factor determinante de este cambio ha sido que se llegó a la conclusión de que sólo la competencia internacional puede llevar a que las empresas alcancen un nivel de eficiencia que les permita exportar manufacturas. De este modo será posible revertirse el bajo crecimiento que en los últimos años viene teniendo la economía brasileña.
El presidente del Consejo de Comercio Exterior (Coscex) expresó que negociar con la UE significará poner fin al aislamiento en que el país se encuentra, ya que tiene acuerdos de libre comercio sólo Israel, Egipto y Palestina a diferencia de México y Chile, que los tienen con numerosos países.
En este país es fuerte el disgusto que causa el bajo interés de la Argentina en apoyar la formación de una zona de libre comercio entre el Mercosur y la UE, al punto de que el canciller Luiz Figuereido advirtió que estas trabas al comercio pueden terminar en que “las partes busquen otros socios”, algo que no quieren que suceda.
Aécio Neves, que fue candidato a la presidencia del Brasil, proyectaba cambiar drásticamente las relaciones del Brasil con el Mercosur a fin de dotar de cierta libertad de negociación al Uruguay y Paraguay, al tiempo de dar a Brasil independencia negociadora.
Pero fue Dilma Rousseff la que ganó las elecciones, y parece que la discusión de cómo posicionar al Mercosur a futuro será postergada hasta tanto se confirmen las nuevas autoridades argentinas en 2015.
También el presidente del Paraguay, Horacio Cartes, se pronunció a favor de que los países del Mercosur tengan independencia para buscar mercados que a otros no interesen, y que Paraguay tenga libertad para celebrar pactos comerciales bilaterales.
El canciller del Uruguay, Luis Almagro, sostuvo en un foro económico celebrado en Montevideo que “el Mercosur como mercado único es una ficción” y abogó por la firma acuerdos bilaterales con otros países. En el mismo foro el ex canciller del Uruguay, Enrique Iglesias, coincidió en que había que flexibilizar al Mercosur apostando a los acuerdos bilaterales y negociando con la UE.
En vista de estas posiciones de los países del Mercosur parece que quedan dos caminos a seguir: que se acuerde una rebaja sustancial en el Arancel Externo Común y se firmen acuerdos comerciales con otros países, o bien que se abandone la idea de formar un mercado común para adoptar la figura de una zona de libre comercio. Así los países miembros recuperarían el manejo de sus respectivos aranceles y podrían celebrar libremente acuerdos de comercio con países terceros, alternativa que parece como la más probable.
Por Elbio Baldinelli
Director de Consorcios de Exportación – Fundación ICBC
Ex Embajador Argentino ante la Unión Europea
Publicado en Boletín 103 del Instituto de Consorcios de la Fundación ICBC