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​La importancia del concepto de Ciberdefensa. Un abordaje sobre la «Teorización de la Ciberdefensa». por Lic. Martín Rodríguez Ossés

Acerca de la «Teorización de la Ciberdefensa», ¿Qué es ciberdefensa?
Denomino Ciberdefensa al ejercicio y los preceptos de la defensa de una Nación sobre sectores críticos de su infraestructura que se enmarcan en una soberanía digital, y a los derechos de sus ciudadanos en el ciberespacio. Pero también es el ejercicio de herramientas informáticas en el ciberespacio para atacar y vulnerar soberanías extranjeras.
Cuando me refiero a sectores críticos de la infraestructura de una Nación me hago eco de lo publicado por Jeimy Cano1. Estos sectores son: a) energía eléctrica, b) producción c) almacenamiento y suministro de gas y petróleo, d) telecomunicaciones, bancos y finanzas, f) suministro de agua, g) transporte, h) servicios de emergencia y operaciones Gubernamentales.
En el marco de la Ciberdefensa se aplican políticas concretas y estrategias afines que denominamos Ciberseguridad para contrarrestar todo tipo de delitos: robo de identidad, hurtos electrónicos, accesos abusivos a sistemas informáticos y pérdida de información sensible en las organizaciones.
El Ciberespacio es la red interdependiente de infraestructuras de tecnología de la información, que incluye Internet y otras redes de telecomunicaciones, sistemas computacionales, procesadores integrados y controladores de industrias críticas. Este medio permite que personas e instituciones compartan e intercambien información.(2)

¿Quiénes son sus actores/agentes?
En términos de Ciberdefensa el actor protagónico es el Estado pero no necesariamente es el más relevante. Todas las acciones que atraviesan el concepto están ejecutadas por múltiples actores como ser: a) individuos, b) grupos colectivos (Anonymous, Lulzsec), c) empresas privadas (propietarias de parte de la infraestructura nacional, empresas de seguridad informática), d) gobiernos, e) Organizaciones Gubernamentales Transnacionales (Unión Europea, por ejemplo) f) crimen organizado, g) organizaciones terroristas, h) compañías militares privadas.

La importancia del concepto de Ciberdefensa
Las nuevas modalidades de irrupción en el mundo del ciberespacio dan lugar a nuevas perspectivas sobre los recursos del poder; sobre como abordar el concepto de defensa pero por sobre todas las cosas sobre el concepto de balance de poder.
El uso de las nuevas tecnologías pone de manifiesto nuevas capacidades, nuevos recursos al alcance de la mano de países periféricos que comprometen el equilibrio de poder y al sistema internacional en si mismo.
El alcance del concepto de amenaza (Equilibrio de Amenazas de Stephen Waltz, 1985) es especialmente alterado si tenemos en cuenta que las capacidades materiales son desbordadas en el ciberespacio y que la peligrosidad de los recursos de la ciber defensa reside en el anonimato de ellos.

¿Por qué importa tanto el ciberespacio?
Porque está abrazando todo espacio conocido, multiplicando sus usuarios exponencialmente. Generando una demanda casi infrenable de nuevos servicios y espacios para colocar productos publicitarios al alcance de todos. Ya no sólo es un lugar donde aflora la información. Es un mercado, un negocio. Un lugar sin límites conocibles donde las empresas pueden mostrar productos, buscar clientes pero también un lugar donde podemos publicar libremente nuestra opinión, generando nuevas voces y poniendo en evidencia elementos que, en los medios convencionales, están vedados.
El ciberespacio no tiene límites. Lo que sí tiene límites es su acceso. Es por eso que países con un fuerte poder de coerción hacia sus comunidades no están dispuestos a permitir un acceso a espacios donde los márgenes de maniobra son tan altos.

Ciberdefensa y Teorías Ambientales
Me refiero a las Teorías Ambientales cuando hago alusión a aquellos estudios en que la geografía, la demografía, la distribución de recursos y el desarrollo tecnológico son actores y agentes protagonistas para el estudio de las relaciones internacionales. Estas teorías contribuyen a la planificación y estudio de la geopolítica y la geoestrategia.
El ciberespacio, su uso y manipulación han marcado nuevas pautas para entender las aristas de la geopolítica. Ha hecho cuña sobre los preceptos de superioridad terrestre y marítima, y compromete la conceptualización sobre la dominación espacial (y temporal) tal como se la conocía.
El ciberespacio es una nueva frontera. Una frontera sin limitaciones físicas. Sin montañas, valles, ríos, océanos; sin climas, sin inviernos ni veranos. No hay agentes intangibles como los conocidos que puedan determinar, incidir o influenciar las decisiones políticas y/o militares. No hay factores que forjen el carácter nacional. Por eso deja atrás concepciones de antaño sobre la geopolítica, desde Aristóteles3 hasta los autores del siglo XX como Harold y Margaret Sprout (4).

Sí hay coincidencias respecto al término de frontera con el trabajo de Frederick Jackson Turner5 : el empuje de la frontera hacia el oeste era una fuerza que configuró el intelecto norteamericano y lo dotó de energía e inventiva. En términos del ciberespacio, los individuos necesitan constantemente no sólo empujar la frontera sino perseguirla puesto que primero deben actualizar su conocimiento para establecer una nueva distancia intelectual. Esa frontera virtual siempre se va corriendo. En términos de ciberdefensa existen dos fronteras: aquella establecida para contener y aquella establecida para superar. La primera es desarrollada en pos de la defensa de los recursos; la segunda es desarrollada para combatir esas defensas.
En sintonía con esta característica, otros autores que teorizaron sobre la frontera son Friederich Ratzel6 y Spykman7. El primero hizo famoso el concepto de lebensraum (“espacio vital”); el segundo teorizó sobre las fronteras dinámicas.
Con el término lebensraum se indicaba que el Estado se esforzaba por extender sus fronteras territoriales, por lo que las fronteras están en constante cambio. En tanto que fronteras dinámicas aduce a que estas zonas se consideran demarcaciones de zonas en las cuales la expansión temporariamente ha cesado.

Otra peculiaridad de la ciberdefensa con las teorías ambientalistas se da en los enfoques darwinianos (supervivencia de los más aptos) principalmente en la teorización de Thomas Robert Malthus8 quien entendía que el crecimiento de la población era diametralmente opuesto a la existencia de alimentos. Dentro de la ciberdefensa deben entenderse tres factores: a) en el ciberespacio no hay recursos en proceso de extinción, por el contrario. Los recursos se generan segundo a segundo. b) no hay “ética” o “moral” capaz de contener los ejercicios de acción y manipulación de dichos recursos c) no hay justicia relevante a estos ni a los agentes o actores pertinentes.
Los pensamientos de Malthus llevaron a pensar al Estado en una instancia de expansión imperialista. Como un devenir natural por la pulsión utilitarista sobre los objetos existentes (en este caso, no sólo los alimentos, sino cualquier recurso material).
Algo de eso hay en la ciberdefensa. ¿Cómo no pensar en la figura imperial cuando el suelo en el que habita tiene la extensión que los mismos actores quieren/desean/interpretan? Hay un darwinismo intrínseco en la operativa del ciberespacio en términos de ciberdefensa. Lo que existe (la información, el conocimiento) debe ser ocupado, comprendido, aprehendido. Las conciliaciones y alianzas son para ocupar, competir, conflictuar. Este es el caso de grupos como Annonymous o Lulzsec. Son agentes colectivos cuya acción (el conflicto con aquellos que ellos identifiquen como enemigos) se legitima por la cooperación de los distintos individuos. Pero ninguno de estos individuos son actores legítimos por sí solos. No existe Lulzsec o Annonymous como la suma de individuos sino como un todo.
Otra característica se desprende de los estudios de Quincy Wright9 cuando referiría a las transformaciones demográficas. Consideraba que el aumento de la población producía una interpenetración cultural y junto con el aumento de la comunicación generaban una distancia tecnológica que se estrechaba pero que a su vez aumentaba la fricción entre los pueblos. En ciberdefensa se da una fenomenología similar: la interpenetración se da de forma natural en tanto que la información va perdiendo un tutelaje definido (el conocimiento se hace público, cada vez más público); los actores con acceso a esa información se incrementan y la distancia tecnológica tiende a 0 continuamente. Eso potencia el fenómeno de la frontera que antes mencioné creando conflicto.

En geopolítica el debate va de la mano de la función que ocupa el entorno. De sus capacidades. Si es moldeable o no, si determina o no. El ciberespacio responde a esas preguntas. Es moldeable porque el entorno es la construcción de información utilizando información. Por eso esconde la paradoja de su condición: medio y fin se mezclan. No hay determinación de agentes sobre estructuras y no hay estructuras que determinen agentes. La información permite crear una nueva estructura cuando se la necesite y esa nueva estructura tendrá nuevos actores sin que esta pueda hacer algo al respecto.
Varios autores han teorizado sobre las restricciones que el entorno impone en materia de decisiones políticas, de estrategias. Alfred Thayer Mahan10, Sir Halford Mackinder11 y Giulio Douhet12 son 3 grandes referentes. Mahan teorizó sobre el poderío naval, Mackinder sobre el transporte terrestre y Douhet sobre el poderío aéreo. Todos ellos en clave de defensa. El qué se podía atacar (o defender) dependía del cómo. En materia de ciberdefensa el blanco es difuso. Si bien los blancos en materia de defensa en última instancia siempre son tangibles (infraestructura, unidades, bases, etc.) en términos de ciberdefensa hay una vinculación necesaria con el desarrollo tecnológico. No todos los estados tienen una infraestructura digitalizada. Y no todos los estados digitalizados tienen toda su infraestructura digitalizada. Es difuso porque el daño que se puede causar depende de tal digitalización. Poco puede alterar un ciberataque una estructura de procedimiento y protocolo manual y análogo. Allí donde no llega la vinculación con una computadora es difícil dañar. Y muchas veces, se necesita de la acción directa del hombre in situ para realizar una conexión con el blanco.
La restricción del entorno lo da la misma ciberdefensa con firewalls y complejos programas para detectar y contener infecciones o el hombre a través de su propio accionar: vigilar. Por eso es una situación tan compleja la que vive el sistema internacional. El propio progreso del hombre puede atentar contra su seguridad.
El ciberespacio, dentro del sistema internacional es un subsistema. Es un sistema con fronteras distinguibles de su entorno operativo. Es una red de datos que permite un proceso de auto-ajuste mediante el flujo de información. Como el resto de los sistemas tienen ingresos y egresos; el egreso puede retornar como ingreso lo que se denomina retroalimentación.
Ahora bien , me gustaría referirme también a la definición de Andrew M. Scott13 sobre el concepto de interacción en el sistema internacional y cómo este tiene una contrapartida casi exacta dentro del subsistema ciberespacio: “Miles de agentes introducen acciones en el escenario al mismo tiempo, y esas acciones se desvían, suman y combinan de diversas formas entre sí… es un proceso sumatorio no dirigido, el comportamiento de los agentes individuales es deliberado, pero el proceso como un todo no conoce fin alguno y no está bajo ninguna dirección genera, Un proceso que sólo está en parte bajo control no se vuelve inmóvil porque el elemento de control haya cesado de ser adecuado, sino que más bien continua funcionando y produce resultados de los cuales sólo algunos son deliberados.”
Esto nos indica que los problemas, los imputs, se están multiplicando más rápido de lo que pueden encontrarse soluciones, sobrecargando el sistema. Lo que es una definición casi exacta del ciberespacio. Y el reflejo fiel es la necesidad imperiosa de sumar y sumar requisitos estructurales en dicho subsistema. Como he referido anteriormente, los desafíos se ven multiplicados y van corriendo la “frontera”.

La Teoría Realista y el Poder en Ciberdefensa
El realismo considera que la naturaleza humana, no siendo innatamente buena ni perfectible, difícilmente pueda sufrir alteraciones y ello hace que el sistema internacional, por extensión, tampoco pueda escapar a este determinismo.
Es por esta lectura fundacional del realismo que el estudio del Poder es vital. Porque en la debida distribución del Poder se encuentran las posibilidades de disminuir los costos de las asimetrías existentes en el sistema internacional. Por ello el Equilibrio de Poder desplaza a los criterios idealistas como el derecho internacional y el ejercicio de las organizaciones internacionales. En estos últimos descansa una lectura perfectible del ser humano.
El poder en términos realistas se mide tanto en niveles cuantitativos como cualitativos. Es un concepto multidimensional que no se cierra solo en variables militares sino que abarca cuestiones tecnológicas, poblacionales, ambientales, geográficas así como le reviste importancia las formas de gobierno, la capacidad de liderazgo, la estrategia y la ideología.
Los realistas también tienen un posicionamiento claro respecto de los principios morales y su aplicación. Sostienen que no pueden aplicarse éstos a acciones políticas especificas puesto que el Estado-Nación, actor protagónico del sistema, se ve inserto en una estructura anárquica donde sólo debe responder por su interés nacional supremo, la supervivencia14 15. En estos términos la Ciberdefensa como modo de ataque encuentra refugio perfectamente en la teoría realista. Más aún cuando el ámbito donde el Estado-Nación debe ejecutar sus políticas es aún más anárquico que el sistema internacional conocido; librándose así de cualquier cuestionamiento ético.
Muchísimos autores han teorizado sobre el poder. Un autor que encuentro interesante para vincularlo con la Ciberdefensa es Charles P. Kindleberger16, quien define el poder como “fuerza capaz de ser utilizada eficazmente”. Su definición habla de una naturaleza dinámica del poder e incluye una visión tanto de medios como de fines. Existe una fuerza aun sin su uso y en la eficacia de su uso reside su entidad. Kindleberger distingue 3 elementos: el prestigio, la influencia y el dominio. El prestigio es el respeto que se siente por ese poder. La influencia es la capacidad de afectar las decisiones de otros. El dominio es la condición en la cual un actor “A” afecta un número significativo de decisiones de un actor “B” sin que B afecte las de A.

Tomando sólo la estructura del pensamiento de Kindleberger (es economista, tomarlo literalmente sería un error) nos ayuda a poder interpretar esa ecuación para ensayar una lógica de poder en Ciberdefensa. Fuerza podía ser reemplazado por Información. Su uso eficaz estaría dado por su comprensión, es decir, el logro del Conocimiento. El poder de una nación en términos ciberdefensivos estaría dado por el conocimiento adquirido. Pero esto obliga a pensar que existe una nueva lectura sobre la lógica de poder ya que sin un uso eficaz del conocimiento tampoco puede considerarse poder (siempre en términos de Kindleberger). Es decir que el poder en Ciberdefensa necesita de un doble mecanismo inicial con dos fuerzas secuenciales: primero Información, después Conocimiento
Ahora bien, los tres elementos de poder que siguen también responden a una lógica de más de una instancia: si el prestigio es respeto que se siente por ese poder, debemos preguntarnos: ¿es respecto adquirido por su uso (necesariamente eficaz)? ¿Es respeto adquirido por conocer de la mera disposición de un actor de ese poder (alguna vez eficaz)?, ¿es respeto entendido como posible amenaza convirtiéndose en temor?
Prestigio en Ciberdefensa entonces podríamos teorizarlo en estas 3 facetas. Un respeto adquirido por su uso eficaz (Rusia sobre Estonia); Respecto adquirido ante el conocimiento de su disposición (Estados Unidos), un respeto entendido como temor: cualquier país con infraestructura de Ciberdefensa que se entiende como competidor regional o hegemónico (Estados Unidos, China, Rusia).
Influencia es la capacidad de afectar las decisiones de otro. Esto, existiendo el dominio, sólo se entiende como la capacidad de hacer pensar dos veces al otro actor ante determinada situación ante el conocimiento, temor o sospecha de un resultado desconocido o temido. La influencia en Ciberdefensa es las más claras de las facetas en Ciberdefensa ya que todos los estados involucrados en esta nueva carrera armamentística se han visto necesitados de ajustar sus esquemas viéndose afectados por los cursos de acción de otros actores (prestigio).
El dominio, sin embargo, es el más obscuro de los 3 elementos en ser identificados. Si bien ya hay mucha evidencia de acciones de Ciberdefensa (ciber ataque) todavía no hay ningún rasgo de dominio expresado en el sistema internacional. Tomemos por caso el virus stuxnet desarrollado para afectar las instalaciones nucleares iraníes (el caso más emblemático hasta aquí). ¿Desalentó el proceso iraní en esta materia? No. Tan sólo replanificó los tiempos de Irán en su proceso de enriquecimiento de uranio. Pero claro, estamos sólo en tiempos de gestación de esta nueva metodología de guerra y sería muy aventurado sostener que el dominio nunca se concretará. De hecho, sólo nos hace pensar si la falta de eficacia en el asunto lo cataloga como un escenario falto de poder o falto de influencia.
También existen autores que hablan de un concepto muy importante como la Interdependencia. Tal es el caso por ejemplo de Klaus Knorr 17. Knorr teoriza sobre poder e influencia entendido como coerción o falta de ella. Esto da pie a pensar nuevamente en los grupos colectivos, Anonymous y Lulzsec (que ejercen prestigio e influencia pero no dominio), y la interdependencia paradójica existente con diversos actores. Son interdependientes porque los servidores que permiten el alojamiento de la información (y por ende el flujo de la misma y su manipulación) son patrimonio de muchos actores que éstos buscan atacar. Sin la existencia de servidores no habría ninguno de estos actores colectivos.
Vinculado con el concepto de influencia no podemos dejar de mencionar, al menos, el concepto de percepción de poder como lo definió Michael P. Sullivan18: remite a la capacidad de un estado de proyectar poder (en cualquiera de sus dimensiones) sin tener la necesidad empírica de hacer uso de él. Es decir, de ejercer un control psicológico sobre el comportamiento de otro estado porque es percibido como poderoso. Como bien dicen Dougherty y Pfaltzgraff, el Poder se convierte en el filo de la democracia. Pero en términos de cyberdefensa no existe esta dimensión del poder porque necesita de la acción para legitimarse. Ningún estado hará o dejara de hacer sabiendo de la existencia de la capacidad tecnológica y el conocimiento (siempre en términos de cyberdefensa) de otro estado.

Por Lic. Martín Rodríguez Ossés.
Analista Internacional. Miembro de la Fundación Globalizar. 
En Twitter @mrodriguezosses

Fuentes:
http://www.acis.org.co/fileadmin/Revista_119/Editorial.pdf
2 http://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/estudios%20sectoriale s/Notas%20de%20Investigacion/Ciberseguridad%20y%20ciberdefensa.pdf
3 Friederich Ratzel: “Anthropogeography” 2° ed. (Stuttgart, J. Engelhorn, 1899), parte I, p.2; ver Kirstof, op. cit., p 22.
4 Nicholas J. Spykman y Abbie A. Rollins: “Geographic Objectives in Goreign Policy I”, American
5 Political Science Review, XXXIII (junio de 1939), pp. 391-393.

6 Quincy Wright: “A Study of War” (Chicago y Londres, The University of Chicago Press 1965) pag 1144.
7 Alfred Thayer Mahan: “The Influence of Seapower Upon History 1600-1783” (Boston, Little, brown, 1897), esp. pp. 281-329
8 Sir Halford Mackinder: “The Geographical Pivot o f History”, Geographical Journal, XXIII (abril de 1904), p. 434
9 Giulio Douhet: “The Command of the air”, trad.: Dino Ferrari (Nueva York, Coward-McCann, 1942), pp. 10-11
10 Thomas Robert Malthus: “Ensayo sobre el principio de la población en tanto que afecta el mejoramiento futuro de la sociedad”
11 Andrew M. Scott: “The Logic of International Interaction”, International Studies Quarterly, 21, N° 3 (septiembre de 1977)
12 George F. Kennan: “Morality and Foreign Policy”, Foreign Affairs (Invierno de 1985-1986), p. 206
13 Robert E. Osgood: “Ideals and Self-Interest in America´s Foreign Relations” (Chicago University Press, 1953), p. 22
14 Charles P. Kindleberger: “Power and Money: The Politics of International Economics and the Economics of International Politics” (Nueva York, Basic Books, 1970), pp 56, 65.
15 Klaus Knorr: “The Power of Nations: The Political Economy of International Relations” (Nueva York, Basic Books, 1975), p.3
16 Michael P. Sullvan: “International Relations: Theories and Evidence” (Englewood Cliffs, N.J. Prentice-Hall, 1967), p. 193

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