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A lo largo de las últimas cinco décadas, la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) se ha convertido en el principal foro mundial de debate sobre la seguridad internacional. Todos los años en febrero reúne a más de 450 responsables de alto nivel de todo el mundo, incluyendo Jefes de Estado, Ministros, personalidades y líderes de organizaciones internacionales, así como representantes de alto rango de la industria, los medios de comunicación, el mundo académico, y la sociedad civil; voces referentes  en un intenso debate sobre los retos actuales y futuros de seguridad mundial desde un  prisma preeminentemente occidental.
En los últimos años, colocar la lupa en la Conferencia se ha convertido en un excelente ejercicio para analizar el curso de las relaciones entre Rusia y Occidente. En algunas ediciones, adicionalmente, aparecía Irán como eje referente; pero ahora, cuando se realice la 54° Conferencia de Múnich, Donald Trump llevará un mes en la Casa Blanca y los interrogantes giran sobre cómo la comunidad euroatlántica ajustará su propia relación. Por lo tanto, entre los días 17 al 19 de febrero las expectativas estarán puestas en Múnich para seguir con atención la Conferencia que se realizará en el Hotel Bayerischer Hof.

El inicio de la era Trump
Donald Trump llega a la Casa Blanca envuelto en una metafórica nube de impredecibilidad, tanto para sus aliados como para sus adversarios y/o rivales.  El nuevo presidente estadounidense se ha declarado a favor de una revisión de los esquemas de la OTAN. Esto será asunto de prioridad entre los miembros de esta Conferencia, desde la cual ya han surgido importantes repercusiones. Tres autoridades de la Fundación se encuentran entre los signatarios de una carta abierta al nuevo Presidente estadounidense publicada por el diario Washington Post.[1] Se trata de Thomas Hendrik Ilves (Ex presidente Letón), Radoslav Sikorski (Ex ministro polaco de Relaciones Exteriores) y Carl Bildt (ex Primer Ministro y ex Ministro sueco de Relaciones Exteriores). Ellos colocaron su firma en una nota que llama a los Estados Unidos (en un lenguaje frontal y sin eufemismos): mantener su alianza tradicional con Europa y enfatizando que Rusia no es un aliado estadounidense, que Vladimir Putin no busca la grandeza para el pueblo norteamericano, cosa que si quieren los europeos. Así lo demuestra el siguiente fragmento que deja entrever una “política de anti-apaciguamiento”:

“Un acuerdo con Putin no traerá la paz. Todo lo contrario, hará más probable la guerra. Putin ve las concesiones como un signo de debilidad. Podría tentarse de testear la credibilidad estadounidense en sus aliados de la OTAN situados en la primera línea, como Estonia, Letonia, Lituania o Polonia. Podría usar no solo intimidación militar, sino además ciberataques, presión económica y energética, guerra psicológica, desinformación y sobornos convenientemente dirigidos. Como vecinos de Rusia, estas técnicas nos son familiares. Confrontarlas requiere gran fortaleza, serenidad y resolución desde el Oeste, no más acuerdos o reconciliaciones.” [2]

Las dudas surgen casi naturalmente. ¿Trump continuará ayudando a Europa asumiendo el rol de garante de la seguridad? En tal caso, ¿en qué medida o cuáles serán sus límites? La cuestión ucraniana y reconocimiento de Crimea como territorio bajo soberanía rusa ¿serán temas a los que cederá ante una negociación con Rusia? ¿Qué ocurrirá con la continuidad de las sanciones económicas? Sin lugar a dudas, estos serán algunos de los interrogantes que serán discutidos en Múnich.
Este panorama deja entrever que los europeos son conscientes que tienen que calcular cómo adaptarse al nuevo escenario internacional, y sobre todo qué rol asumir ante el nuevo vínculo que aparentemente tejerán Putin y Trump. El propio Wolfgang Ischinger, Presidente de la Conferencia, en declaraciones a medios de comunicación alemanes trajo a colación un debate que rastrea sus orígenes en la década del 60, y al que autores como Raymond Aron dedicaron oportunamente gran cantidad de paginas: si Europa debería tener su propio sistema de armas nucleares.
No obstante, si Trump decide reorientar fuertemente la política exterior estadounidense,  aflojando los duros nudos que lo atan a Europa y recuperando autonomía y margen de maniobra, sus aliados europeos deberán estar preparados para tal momento: se impone la necesidad de un Plan B que mitigue los efectos del alejamiento estadounidense y el impacto que pueda tener sobre la Alianza Atlántica.

Caja de Resonancia de la perspectiva occidental
Cada año asisten a la Conferencia de Seguridad de Múnich, Ministros y Secretarios de Estado, Presidentes y Ex mandatarios, Premios Nobel y referentes influyentes de la política mundial. Se invita a voces representativas del quehacer internacional: el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, el director general de la Organización Internacional para las Migraciones, William Lacy Swing, el Secretario General de Amnesty International, Salil Shetty y la tunecina Ouided Bouchamaoui, Premio Nobel de la Paz 2015, por citar algunos de los más representativos, fueron parte de la ultima edición de la Conferencia.
Son tres jornadas con abundancia de contenido: los discursos, los contactos con la prensa, los encuentros bilaterales de los líderes y por supuesto, la diplomacia de los informales “cruces de pasillos” dejan elementos muy descriptivos del prisma real y de cómo se analizan las cosas desde la perspectiva de algunos de los hombres mas influyentes de la escena
Este 2017, pese a que aún no se precisa la agenda ni se confirman los participantes, habrá una figura muy esperada: el nuevo Secretario General de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres.  Las redes sociales de la Múnich Security Conference anticipan la continuidad del temario que se abordó el año anterior, que son cuestiones centrales en materia de seguridad en nuestros tiempos: Estado Islámico y sus efectos sobre libertades civiles y el rol de Internet; la crisis de los refugiados en suelo europeo; el futuro de la OTAN; Comercio, Prosperidad y seguridad; Seguridad Energética y Cambio Climático; el rol de China en el mundo contemporáneo; integración Euro-Atlántica; Evolución en Tecnología Militar y la situación presente en el continente africano. La edición 2017 será la número 54 de la Conferencia y se realizará entre el 17 y el 19 de febrero.

Conociendo la Conferencia de Múnich
Desde los tiempos de sus inicios, en la Guerra Fría, ha ido mutando su espíritu, transitado por diferentes espacios de debates de acuerdo al contexto coyuntural.
La conferencia es organizada por la Fundación “Stiftung Münchner Sicherheitskonferenz” desde 1963, la cual es una organización sin fines de lucro fundada por Ewald von Kiest[3].
En sus comienzos participaban expertos y funcionarios de la entonces República Federal Alemana junto con sus aliados de la OTAN. El objetivo de la misma era el debate y discusión de las políticas del bloque occidental en el contexto la Guerra Fría, que estaba en su apogeo a principios de los años 60.
Desde sus modestos inicios, la Conferencia fue ganando prestigio e importancia, logrando incluso ser reconocida como “una reunión de la familia transatlántica”.
La caída del bloque comunista y las transformaciones sustanciales que provoco en el sistema internacional no fueron ajenas a la iniciativa, y a partir de 1991 se fueron ampliando tanto los participantes de la Conferencia (con la paulatina incorporación de países de Europa del Este, Rusia y Medio Oriente) como el temario de la misma, puesto que el mundo ya era otro con una nueva configuración de poder. Por ello, la ampliación no sólo se produjo en su espectro geográfico sino acompañando la evolución teórica del concepto de seguridad en facetas como la protección del medio ambiente, la seguridad económica y la protección de los Derechos Humanos. Adicionalmente, la Conferencia ha ofrecido un espacio para debatir la proliferación nuclear en Medio Oriente entre Irán y el grupo de Estados árabes, quienes pudieron llevar sus argumentos de primera mano ante un grupo de decisores, especialistas y periodistas.
Es muy recordado el discurso brindado por el presidente ruso Vladimir Putin en 2007, donde sorprendió a la audiencia con un duro discurso hacia los Estados Unidos, país que según sus palabras había “sobrepasado todas sus fronteras” y que la expansión de la OTAN era “una provocación” y “una imposición de nuevas líneas divisorias” hacia su país, que estaba superando la humillación de ser considerada una potencia en declive. Si bien sus palabras fueron minimizadas por el entonces Secretario de Defensa estadounidense Robert Gates (“Los ex espías suelen ir directamente al punto” declaró), los hechos posteriores demostraron que ese histórico discurso marcó un punto de inflexión en la relación de Rusia con Occidente y dejó un elemento expuesto de cómo se diseñaría la política exterior de Moscú.
Hoy el mundo es otro, las dinámicas en que se producen los conflictos bélicos internos e internacionales ya no son las mismas, hay nuevos actores no gubernamentales que participan en ellos. Estas alteraciones hacen que el concepto y la percepción de seguridad haya cambiando o por lo menos adquirido nuevos aspectos en su definición. Consecuentemente, esta Conferencia ha ido adaptándose al cambiante mundo.
En función de ello, actualmente, la Fundación sostiene un importante número de iniciativas adicionales a la realización de la Conferencia anual, tales como el Foro de Estrategia de Múnich, las Series de Defensa Europea, las Series de Seguridad Energética, las Series de Cyberseguridad, las Series de Seguridad y Salud, la publicación periódica de análisis por expertos del grupo e invitados y una Conferencia previa en Berlín días antes del evento principal en Múnich, en donde se anticipan algunos temas a profundizar posteriormente. Hasta incluso, un formato de conexión con la sociedad civil con el espacio “jóvenes embajadores”.
Es indudable que Donald Trump (este presente o no) será el gran protagonista de la 54° edición de la Conferencia de Munich; pero más allá del discurso político y mediático están los hechos.  A un mes de esta cumbre de líderes Estados Unidos genera un importante movimiento de hombres, vehículos y armamento, inédito en mucho tiempo; trasladando  4000 soldados, 87 tanques de combate, 114 blindados de tipo Bradley, 400 vehiculos todoterreno Humwee, piezas de artillería y demás equipamiento militar. La Conferencia seguramente no pasara por alto esta iniciativa, que seguramente incidirá en las percepciones y declaraciones de los participantes europeos.  Quien desee obtener un panorama preciso y contundente del devenir de las Relaciones Internacionales a corto y mediano plazo deberá poner la lupa en Munich entre el 17 y 19 de febrero.

Por Martín Pizzi
Relaciones Internacionales UCASAL – Maestría en Seguridad y Defensa Universidad de Belgrano

[1] La carta está en inglés y puede consultarse y descargarse de https://www.washingtonpost.com/r/2010-2019/WashingtonPost/2017/01/10/Editorial-Opinion/Graphics/Letter_to_Trump.pdf?tid=a_inl
[2] Traducción del autor.
[3] Hijo de un destacado oficial del Ejercito alemán del mismo conocido por ser uno de los lideres de la intentona del 20 de junio de 1944 que buscó asesinar a Adolf Hitler. Von Kiest hijo también participo de la acción y tenia como misión disparar sobre el Fürher. Fue enjuiciado y a diferencia de su padre, se salvó de ser ejecutado, pero fue enviado a campos de concentración y luego reintegrado en el frente. Luego de la rendición alemana fue desmovilizado y se reintegro a la vida civil, fundando primeramente una editorial y luego la iniciativa que daría origen a la Conferencia.

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