¿Qué cambios y políticas necesita India para igualar los avances en ciencia y tecnología de China? Es el interrogante que proponen los especialistas Prateek Yadav y Sneha Yadav desde el think-tank «The Kootneeti» sobre la base de un punto de partida: no sólo la competencia en términos de tecnología sino también para evitar otro incidente similar al de Galwan.
Existe una amplia consideración, y cada vez lo sostienen más especialistas, que el siglo XXI será un “siglo asiático”; o al menos, el siglo en curso será uno en el cual se produzca una significativa reconfiguración del poder internacional hacia la región asiática.
En este sentido, dos de los principales países más poblados del mundo, China e India, cuyas economías se encuentran en un rápido crecimiento; serán los motores de esta transformación. En la misma línea vemos que incluso muchos se han animado a utilizar el acrónimo «Chindia»; para graficar el protagonismo de ambos países. Pero en la práctica, las diferencias entre las economías y el desarrollo de estos países están comenzando a incrementarse.
En la actualidad estas diferencias son aún más relevantes, y ocurren en un contexto de tensiones geopolíticas entre ambos vecinos.
Nos referimos a dos civilizaciones antiguas con profundos vínculos culturales e históricos, pero en la actualidad, las fricciones entre ambos están alcanzando su punto máximo.
De cara a esta realidad, resulta útil indagar la siguiente cuestión: ¿por qué la India se está quedando atrás de China en la carrera desarrollista?
¿Qué pasa en Ciencia y Tecnología?
Sobre la base de un contexto generalizado, sabemos que el desarrollo en ciencia y tecnología (CyT) está directamente relacionado con el crecimiento general de cualquier economía. La mejora de las capacidades tecnológicas abre nuevas vías para generar ingresos y aprovechar los recursos existentes de manera eficiente.
En las últimas décadas, China ha realizado serios esfuerzos en términos de política doméstica y en el despliegue de su diplomacia para una estratégica transformación. Es política ha sido muy determinante y ha llevado a China a ser, de ser simplemente un centro de fabricación del mundo, a ser una nación capaz de liderar procesos globales de innovación. En la actualidad, sus políticas insignia se dirigen principalmente hacia la ciencia y la tecnología, y las mismas se encuentran alineadas con sus intereses nacionales y la realización del «sueño chino».
Distintos ejemplos de esta orientación las vemos reflejadas en el proyecto MIC 2025 (1); como también el desarrollo de un conjunto de ciudades chinas que siguen esa tendencia nivel mundial de tener su propio “Silicon Valley”, como ha hecho EE. UU.Esta es una clara señal que muestra el enfoque y dedicación de China en la construcción de un ecosistema para la innovación y la competencia.
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“El camino indio”, por lo tanto, no podría concebirse sin un desarrollo de su industria CyT, y que esta, sea basada en origen e investigación propia y original; ya que esto tiene su componente geopolítico y provee al país una nueva vitalidad en términos de progreso.
Porque tenemos una premisa muy categórica para considerar: un vecino tecnológicamente más fuerte no es impedimento para realizar las aspiraciones estratégicas de la India.
Aunque disponemos de historias de éxito para elevar la autoestima de la comunidad científica y tecnológica de India, y contamos también con el reconocimiento y prestigio global de nuestros programas nucleares y espaciales; en una perspectiva más amplia existe una necesidad urgente de abordar con determinación los problemas que afectan al país en cuanto a lo macro. Por ejemplo, lo que se puede describir como el reto de llevar a “la cultura científica” como una herramienta política, para que India logre establecer un dominio global en el campo de la ciencia y tecnología.
Por otro lado, a pesar de ser la tercera editorial más grande del mundo en cantidad de producción de artículos de investigación en temas de ciencia e ingeniería (S&E); India en contraste, tiene un acotado historial en lo que refiere a la producción de revistas y publicaciones de prestigio en este material. Otro tema, es el impacto que todo este material producido tiene fuera de India. Nuestro país registró la tasa de crecimiento anual promedio más rápida de publicaciones entre 2008 y 2018, en este periodo se han incrementado un 10,73%. Sin embargo, todavía estamos en las primeras posiciones de la lista mundial de países que obtienen investigaciones de menor reconocimiento en las revistas extranjeras. Por lo tanto, debería realizarse un esfuerzo dedicado a desalentar las investigaciones de bajo impacto en la India, a la par de trabajar para que la “cultura de publicación” en revistas extranjeras sea más rigurosa a los fines que realmente puedan promuevan la excelencia académica de la cual nuestro país tiene el potencial.
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La autonomía que existe en la comunidad académica y en los espacios independientes que trabajan en el campo analítico en ciencia y tecnología son un elemento vital para el diseño de un ecosistema de desarrollo de la investigación e innovación en la India. Nuestro país podría afianzarse en sus credenciales democráticas para lograrlo. Aunque tenemos pendiente mucho por hacer en lo que refiere a reformar temas de burocracia. Por otro lado, es inmensurable el reto que hace a promover una cultura más amigable y receptiva de la tecnología en una gran franja poblacional.
En este sentido, se debería permitir que los laboratorios privados y gubernamentales que compitan entre sí por un mayor ritmo de desarrollo científico. Incluso, el gobierno debería financiar los laboratorios de I + D de las industrias, además de financiar la academia, a los fines de lograr una investigación impulsada por la industria.
A su vez, queda mucho pendiente por promover la descentralización de los activos científicos en los laboratorios, para evitar la concentración. Este ecosistema resulta necesario para atraer y retener a las personas talentosas, lo que también generaría un activo para la cultura de India.
La conversión de startups a unicornios tecnológicos sigue siendo un desafío para la India.
Porque tenemos que establecer marcos legales más sólidos, proveer más infraestructura, mejorar la protección hacia nuevas empresas contra la competencia de gigantes de la industria y sus adquisiciones. En este sentido, además de las necesidades de promover incentivos fiscales, tenemos asignaturas pendientes en lo relativo a detener las tendencias monopólicas y mejorar la aplicación de las leyes de propiedad intelectual son algunos de los cambios actuales necesarios para desarrollar un ecosistema empresarial con un enfoque en CyT.
Además, la autosuficiencia en tecnologías críticas es la necesidad del momento. En este sentido, «Atmanirbhar Bharat” – expresión acuñada por el ministro de India, Narendra Modi, y refiere a la aspiración de la autosuficiencia de India- debería ser una prioridad.
Pese a muchos esfuerzos, la India debería capitalizar muchos más beneficios de la cooperación bilateral y multilateral para los objetivos de promover la ciencia y la tecnología. Por ello, es que debemos dar más atención a las transferencias de tecnología y la promoción de los fabricantes indios mediante algún sistema de obligaciones de compensación.
El aumento en la frecuencia de ciberataques a infraestructuras críticas abrió un frente de guerra completamente nuevo. La susceptibilidad de la India en este asunto es producto de su enorme dependencia de las importaciones de para la fabricación de hardware, o de otros instrumentos sensibles como lo son los microcontroladores. En definitiva, debemos centrarnos en las tecnologías cibernéticas del futuro, y en este sentido es inevitable un ala cibernética dedicada al ejército. Poner en marcha un espacio o un “ala militar” dedicada a estos asuntos permitiría potenciar la colaboración a incentivar inversión e investigación en tecnologías cibernéticas en la India.
La pandemia visibilizó la vulnerabilidad de India debido a su abismal diferencia frente a otras economías importantes del mundo en el ámbito de la I + D. La «farmacia del mundo» debería comenzar a invertir fuertemente en campos biotecnológicos y otras tecnologías del futuro.
Así como vemos que el sector de la defensa estadounidense ha venido siendo el principal «disruptor tecnológico” del siglo XX, India por su parte debería ser un “disruptor tecnológico” en esa esfera, pero específicamente en la rama de las tecnologías autónomas.
Hoy debemos pensar en el escenario post pandémico, y debemos proyectar la posición más protagónica de India en el campo de la ciencia y tecnología; por delante, tenemos la segunda mitad del siglo XXI.
By Prateek Yadav, PhD candidate at University of North Carolina. And Sneha Yadav, graduated in Management in Indian Institute of Management.
Publicado originalmente en www.thekootneeti.in
Referencia 1): https://nhglobalpartners.com/made-in-china-2025/
Traducción & Adaptación: Alejo Inza, Relaciones Internacionales por la Universidad Torcuato Di Tella