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El cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario en los conflictos armados es tarea central para el Comité Internacional de la Cruz Roja. Esta tarea no implica un accionar “pour la gallerie” o una mera lavada de conciencias; el encauzamiento de los conflictos dentro de las normas de la Convención de Ginebra y tratados asociados no solamente garantiza la protección de los no civiles y no combatientes, sino que evita que estos conflictos escalen a un nivel de violencia que haga imposible su resolución sin la aniquilación completa de uno de los bandos en pugna. Para evitar que las normas del Derecho Internacional Humanitario no se conviertan en letra muerta, tanto el CICR como otras organizaciones internacionales (y la misma ONU, desde ya) desarrollan una intensa acción tanto en el terreno donde se libran los combates como reflexionando y escribiendo acerca cómo en definitiva se comportan los beligerantes, en donde pueden hallarse las raíces de ese comportamiento y cómo llegar a que la moderación sea el principio rector de las acciones armadas, si no se puede evitar que estas se materialicen.

La moderación y las formas contemporáneas del conflicto armado
El Comité Internacional de la Cruz Roja calcula que han surgido más grupos armados (de tipo paraestatal) en los últimos siete años que en las pasadas siete décadas. Muchos de ellos no cuentan con una estructura jerárquica sólida y forman cambiantes y viboreantes alianzas, y esto se refleja en una autoridad laxa de los líderes de estos movimientos por sobre sus combatientes. El desafío, en estos casos, pasa por lograr claros patrones de conducta y moderación en estos combatientes, para que se ajusten lo más posible al Derecho Internacional Humanitario.

Los expertos del CICR ya se plantearon estas inquietudes en el año 2004, con la publicación del informe “Las Raíces de la conducta en la Guerra”. [i] Este informe consideró variables jurídicas y pisco-sociales para el análisis del apego de los beligerantes al Derecho Internacional Humanitario. Sus conclusiones principales se aprecian en el párrafo que citamos a continuación
Una de las principales afirmaciones del estudio de 2004 fue que los argumentos jurídicos eran más duraderos que los argumentos morales cuando se trataba de convencer a los combatientes de que respetaran las normas humanitarias durante la guerra. Otra fue que el conocimiento de la ley no era suficiente para promover su cumplimiento. En el estudio se sostenía que, en lugar de limitarse a difundir el conocimiento de la ley, el CICR debía alentar su incorporación en el funcionamiento interno de las organizaciones armadas. Estas recomendaciones se transformaron en directrices de política, y durante el último decenio el CICR ha seguido el «enfoque de integración», apoyando tanto a las fuerzas armadas estatales como a los grupos armados no estatales para que incorporen el DIH en sus normas y reglamentos, programas de formación y mecanismos de aplicación. [ii]
La acelerada expansión en la creación de nuevos grupos armados que, como se dijo previamente, tienen un carácter más laxo y volátil que sus predecesores, no ha pasado inadvertida para los expertos del CICR, que partiendo de estas conclusiones han seguido investigando el tema y este año han publicado un nuevo informe titulado “Las Raíces de la Moderación en la Guerra”,[iii] que busca profundizar este análisis no solamente introduciendo nuevos conceptos, sino haciendo un minucioso trabajo de campo, en que se tomaron como unidades de análisis:

  • dos grupos beligerantes bajo paraguas estatal
  • seis grupos beligerantes de tipo paraestatal.

Explorando la conducta de los beligerantes
El estudio comenzó examinado las conclusiones del trabajo previo del año 2004, y una de las primeras preguntas que surgieron, eran respecto a los grupos armados de reciente aparición, muchos de ellos carentes de estructuras jerárquicas definidas. Esta carencia hace suponer que además, adolescen de reglas escritas (o al menos consensuadas) entre sus miembros, respecto al grado de violencia a emplear para lograr sus objetivos. ¿Surgiría la moderación en estos casos o no? En caso de aparecer, ¿Cómo se manifestaría? ¿A qué obedecerían el respeto (O la falta de respeto) a los no beligerantes, mujeres, niños, ancianos? ¿A consideraciones de índole moral, religioso o de cálculo político?

Los autores decidieron en primer lugar hacer una clasificación de los grupos combatientes en cuatro categorías que son perfectamente descriptivas. Ellas son:

  • Fuerzas Armadas Estatales, completamente integradas.
  • Grupos Armados No Estatales Centralizados
  • Grupos Armados No Estatales Descentralizados
  • Grupos Armados de Tipo Comunitario o Autodefensas  [iv]

Luego investigaron el desarrollo de los acontecimientos en ciertos escenarios de conflicto en las cuales se dieron circunstancias de moderación (El no escalamiento del conflicto en Costa de Marfil en un genocidio como el ruandés, o la no utilización de la violación de mujeres en el conflicto de los Tamiles Sri Lanka, pese a que se usaron otras técnicas para aterrorizar a la población civil). Esto llevó a la formulación de la siguiente pregunta de investigación:

¿Cómo surge y qué influye en el desarrollo de normas de moderación tanto en fuerzas armadas estatales como en grupos armados paraestatales?

Conclusiones
El estudio de diversos conflictos y actores alrededor del mundo (FARC y ELN en Colombia, Ansar Dine y MUJAO en Mali y autodefensas comunitarias en Sudán del Sur) ha arrojado resultados diversos. El recurso a la disciplina y la fortaleza de la cadena de mando funcionan como fuentes de moderación en caso de grupos mejor organizados. A medida que el grado de organización y cohesión decae, la moderación va surgiendo de las circunstancias en que se encuentre el grupo armado (Controlando o disputando territorio, en directo trato con comunidades que no los apoyan) y en el caso de los grupos menos cohesionados o más dispersos la moderación puede llegar a surgir (O no) de la iniciativa individual de individuos que buscan consolidar su posición dentro de los mismos, y de los objetivos que estos tengan; además de la “autoridad natural” que tienen en muchos casos sacerdotes y jefes comunitarios. Por otra parte, ratifica las conclusiones del informe de 2004 respecto al “enfoque de integración” para seguir promoviendo el conocimiento del Derecho Internacional Humanitario entre los beligerantes, y su posterior asimilación y aplicación. Adicionalmente, recomienda iniciativas de socialización y de énfasis en valores morales como agentes reforzadores de la aplicación de las normas, para que la moderación surja de un razonamiento de tipo “nosotros no somos así” más que de “es contra la ley”, pues el primer razonamiento surge de convicciones verdaderamente profundas. Y finalmente, se ofrecen líneas de acción o “blueprints” para abordar de manera más eficiente la enseñanza, difusión e internalización del Derecho Internacional Humanitario ante cada tipo de organización combatiente.

La Cruz Roja fue fundada en 1863 por iniciativa de un benefactor suizo, Henri Dunant. Su accionar en pos de limitar los efectos perniciosos de las guerras y la solución pacífica de los conflictos ha sido incesante desde esa fecha. Además de la tarea de campo, de trabajar “en el terreno”, sea en la prevención y la asistencia; generar contenidos y compartir la visión actualizada de la realidad que afecta a los conflictos armados es también una de las labores de la Cruz Roja Internacional.

Por Martín Alejandro Pizzi. Relaciones Internacionales Universidad Católica de Salta.

[i] https://www.icrc.org/en/publication/4352-roots-restraint-war
[ii] TERRY, Fiona y McQUINN, Brian: “Behind the Scenes” The Roots of Restraint in War Studies http://blogs.icrc.org/law-and-policy/2018/06/18/roots-of-restraint-armed-groups/
[iii] https://www.icrc.org/en/publication/4352-roots-restraint-war
[iv] “Embedded” en el original

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