El conflicto de Yemen

Ubicación: en el olvido
Informe: raquel pozzi

Informe especial. Por Raquel Pozzi

En contexto …   

La omisión actual sobre la gravedad del conflicto en la República de Yemen en las prioridades de las agendas de Organismos Internacionales y la deportación en los portales de la mayoría de los canales informativos responde a la dificultad que implica dilucidar e interpretar orígenes, causas y consecuencias sobre la guerra en Yemen ya sea por la conjugación de diferentes factores tales como: históricos, geo-estratégicos, económicos, políticos y religiosos. La República del Mashreq árabe, atravesó el largo S. XX entre el proceso de descolonización británica; las pretensiones de Arabia Saudita de anexionarla; la guerra civil que llevó a la secesión entre Yemen del Norte y del Sur; la cleptocracia del presidente pro-occidental Alí Saleh; el viraje hacia el socialismo del vice-presidente Ali Salim Al Beith y la llegada del  presidente (provisorio) Mansur Hadi como actor endeble frente a un estado frágil por el golpe de estado gestionado por los rebeldes Hutíes quienes nombraron como presidente a Mohammed Alí al- Houthi. Lo que había comenzado como una guerra tribal se convirtió en la Gran Guerra versión 2.0 en Oriente Medio. Es posible que el ostracismo que sufre el conflicto en Yemen tenga que ver con la peor imagen, la cara oculta de la desidia global,  tan impactante como el retrato del pintor expresionista noruego Edvard Munch “El grito”. De eso se trata, de omitir, de excluir y de confinar la foto que puede catapultar  la zona más candente del planeta en términos de co-habitación, allí dónde converge el Mar Arábigo; Golfo Pérsico; el estrecho de Ormuz; Golfo de Omán; el estrecho de Bab el Mandeb; el golfo de Adén; el Mar Rojo y el canal de Suez, ruta del petróleo dónde transitan diariamente más de 19 millones de barriles diarios que atraviesan el estrecho de Ormuz (35 % del crudo mundial) y  2,3 millones de barriles circulan diariamente por el canal de Suez hacia el mediterráneo, lo que infiere la importancia estratégica de la región a través del istmo de Suez en la península del Sinaí y el oleoducto petrolero SUMED, protagonistas de relevancia regional.

… «El oscuro poder del oro negro»…   

En el año 2007, la reactivación del “Oleoducto Trans-Arábigo” [1] volvería a constituirse como una de las prioridades en la política petrolera regional por presión de los EEUU, Arabia Saudí y Bahrein, el mismo fue un complejo de ductos-nervaduras por dónde dirigían el petróleo atravesando la parte oriental de Yemen llegando hasta el Golfo de Adén como una salida transitoria a los posibles bloqueos de los iraníes en el golfo de Ormuz. En el año 2002 cooptado por Aramco [2] cerró definitivamente, pero la situación geopolítica de la región requirió urgente control de la ruta petrolera, por lo tanto los esfuerzos se centralizaron en reconstruir nuevamente el proyecto. El objetivo era salvaguardar el sistema consumista de la UE/EEUU y China. El proyecto Trans-Arábigo resguardaba la maquiavélica idea del poder oscuro del oro negro “la fuerza es justa cuando es necesaria

Los estrechos mencionados (Ormuz y Bab el-Mandeb) son claves para el tránsito de hidrocarburos, pero con sólo representar imaginariamente  la estrecha distancia entre Yibuti y Adén -30 km divididas por la isla de Perim- comprenderíamos los amplios y oscuros poderes que se ciernen entre el cuerno de África y el sur de la Península Arábiga, específicamente en Yibuti dónde la custodia por el transito del oro negro hacia el oleoducto Suez-Mediterráneo [3] es cada vez más feroz, convergiendo fuerzas militares de potencias occidentales –EEUU-, el gigante China y algunas fuerzas europeas. La República de Yemen,  es el punto más tenso de todo este circuito,  no sólo por su posición geográfica sino por convertirse en la ruta demoníaca del petróleo donde los yemeníes son hostigadas por el dominio regional terrestre y marítimo. El proyecto de reactivación del Oleoducto Trans-Arábigo representó sólo la quimera de una paz forzada por el control de la ruta del petróleo y gas en el sur de la Península, sin tener en cuenta las implicancias en el conflicto interregional con Yemen.

Dimensión del conflicto 

 Yemen «no es un lugar seguro para los niños»  Así ya lo han advertido las Naciones Unidas. Ver más aquí

Hablemos del: fin del orden en Yemen

La tragedia yemení abarca un proceso histórico largo, pero la radicalización del conflicto se meneó al compás de los principales acontecimientos mundiales. Enmarcado históricamente, la post-2da. Guerra mundial asoció a Yemen junto a Egipto, Siria, Libia, Jordania y Arabia Saudita en la “Liga árabe” cuyos objetivos se unificaron cuando la formación del Estado de Israel (1948) hizo estallar la ira en la región frente al conflicto territorial con Palestina generando el apoyo incondicional de los estados árabes. En Yemen fuerzas endógenas tensaban la relación y en el año 1967 durante el proceso de la guerra fría trasladó las inquietudes capitalistas hacia el Norte conformando La República Árabe de Yemen del Norte y por otro lado el socialismo asociada al separatismo nacionalista-independentista junto a los Frentes para la Liberación del Sur Yemen Ocupada y Nacional (FLSYO y FN) formando la República Popular Democrática de Yemen del Sur. Quedaba claro que el retiro de Gran Bretaña del sur de la península arábiga daría paso al ascenso del poder político con orientación marxista-leninista combinado con el panarabismo. Habida cuenta que las diferencias entre ambas Yemen se dirimirían en la solidez de las instituciones políticas/religiosas y el apoyo internacional de EEUU a Yemen del Norte (capitalismo-Islam) y la URSS a Yemen del Sur (marxista-secular), quedaba claro que el mundo bipolar se había trasladado al sur de la península arábiga.

El efecto cascada de la disolución de URSS provocó la globalización de los intentos separatistas como también acentuó no sólo las diferencias étnicas sino también las religiosas en zonas donde el chiismo y sunnismo islámico capitalizaban intereses territoriales y políticos luego de la Revolución Islámica en Irán (1979). Paradójicamente la unificación de Yemen en 1990 suscitó la endeblez del PSY (Partido Socialista yemení) sin el tutelaje de la Unión Soviética como también la solidez del Norte que comenzaba a recibir con beneplácito los nuevos aires de un nuevo orden global bajo la hegemonía norteamericana y el fortalecimiento del atlantismo para configurar nuevas fronteras en Europa del Este, Asia y África.

Los gobiernos personalistas en el Magreb y Mashreq árabe solidificarán sus bases políticas con el apoyo incondicional de las fuerzas militares, bastiones delegados por el proceso de descolonización a partir de Bandung en 1955 como también des-sovietización a partir de 1990 de estados árabes que quedaron amparados bajo pseudos lemas socialistas y custodiados por tendencias panarabistas en pos de la monopolización del poder. Toda catástrofe bélica se apropia de personajes, Yemen no fue la excepción,  Alí Abdullah Saleh político y militar de orientación shiita del clan Sanhan, rama de otra tribu más amplia Hamadan y perteneciente al Partido General del Pueblo presidió Yemen del Norte en 1978 sobreviviendo políticamente a la unificación, la guerra civil, el asesinato (2004) del líder Husein Al-Huti fundador de la rama chií hutí pero no pudiendo contener la embestida de la Primavera Árabe en el año 2011. Las gerontocracias cuestionadas por jóvenes movilizados comenzaron en Túnez (Ben Alí) Egipto (Hosni Mubarak) Libia (Muamar el Gadhafi) y otros, los jóvenes apelaban a las  barricadas, los hombres mayores de barbas largas observaban azorados la proeza juvenil a corto plazo de la primavera árabe. Los servicios de seguridad de Hosni Mubarak; Nasser o Sadat que habían coartado más de 50 años las insurgencias en la región fueron superados por los beneficios de la ciber comunicación, posibilitando movilizaciones impensadas. Si bien la primavera árabe esfumó los objetivos cruciales en varios de los estados levantiscos no obstante lo yemeníes socavaron el poder político de Alí Saleh cuando decodificaron las intenciones vitalicias que aspiraba como gobernante. La diversidad de las protestas configuraron la fauna política/religiosa con ciclos cicardianos.

En Yemen, las fuerzas rebeldes asestaron contra la omnipotencia de Saleh tomando el Palacio presidencial y atentando contra la vida del presidente y varios funcionarios. Exiliado y asilado en Arabia Saudita, Saleh abriría la caja de pandora que milenariamente había sido custodiada por una historia velada y mal interpretada. Saleh fue funcional a las teorías demoníacas del occidentalismo, singularizando los conflictos en Oriente Medio como la guerra interna del Islam entre chiitas y sunitas. Samuel Huntington en los años 90 facilitaba el marco teórico de las nuevas relaciones internacionales “El choque de las civilizaciones” ofrendaría a la unipolaridad mundial momentánea auspiciada por los norteamericanos, la construcción de un nuevo enemigo, el fundamentalismo islámico. La visualización de un nuevo contrincante fue la imperiosa necesidad para construir de forma sistemática la retórica neo-imperialista sobre la cultura musulmana: la profundización y radicalización de “las guerras del odio” en el interior del Islam a partir del 8 de Junio del año 632 d. C. fecha de la muerte del profeta Mahoma.

El «Caos constructivo» y la «Diplomacia Transformativa» 

     

La teoría del “caos constructivo” pergeñada por la administración norteamericana se consolida a partir de la invasión en Iraq (2003) configurando la hoja de ruta militar al servicio de los intereses occidentales a partir del “Nuevo proyecto de Oriente Medio”. La guerra fría era el “orden mundial” en  la segunda mitad del S. XX pero la caída de la URSS comenzaba a desordenar las regiones más débiles por los enfrentamientos tribales, sectarios, políticos o religiosos, por estas razones, la construcción “del otro” como contrincante se habría convertido en la obsesión de los EEUU a partir de 1991. Teniendo cuenta lo expresado, el caos se capitalizó de manera constructiva generando divisiones interreligiosas-inter/tribales-interregionales y otros, lo que en teoría política denominan “la balcanización de Oriente próximo” debilitando todo tipo de resistencia, corrompiendo a los pseudo-estados,  ocupando espacios vacíos, armando, equipando los grupos armados y luego “dejarles luchar”. La diplomacia transformativa de Condolezza Rice [4] se concentró en el esfuerzo por construir democracias occidentales en países del Próximo Oriente a excepción del Reino de Arabia Saudita aliado indispensable para los EEUU luego del 11 de septiembre 2001, sobre todo tratándose de la captura de Sadam Hussein en Iraq “el enemigo en común”. La combinación militar de la “doctrina Weinberger” y “doctrina Powell [5]” fue utilizada por Rice para clarificar que sólo se intervendría militarmente en ocasiones que “la misión y los objetivos sean claros y la campaña fuese corta y decisiva” utilizando la fuerza abrumadora estadounidense, estaba claro que Oriente Próximo no debía repetir la historia, las derrotas de  Vietnam o Corea,  la premisa era “uso de la fuerza militar aplastante e inexorable [6]. C. Rice y C. Powell representaron dos miradas dispares sobre la política exterior de EEUU en Oriente Próximo: C. Rice propiciaba el unilateralismo armado en cambio C. Powell alentaba la diplomacia preventiva. Dos afroamericanos de NSC (Consejo de Seguridad Nacional) que no conciliaban posturas dentro del núcleo duro de la Casa Blanca y el Pentágono y dónde la influencia de Paul Wolfowiz [7] –alma del pentágono- marcaría los rictus expeditivos de C. Rice al resonar como estruendo la teoría impertérrita de Wolfowiz “No se debe negociar (…) sino aprovechar la ocasión para devastar a Iraq de Sadam Hussein”.

Nuevas teorías políticas y nuevas categorías conceptuales anunciarían la llegada del S. XXI en pos de construir la teoría del “caos constructivo”; balcanización; diplomacia transformativa; avanzadillas; eje del mal y otros. La captura de Saddam Husseim propició el maridaje EEUU-Arabia Saudí contra las pretensiones expansivas del chiismo iraní sobre territorio iraquí frente al peligro que significaba para la República Islámica de Irán el avance del wahabismo saudí. El oeste de Iraq dominado por los sunníes y la insurgencia armada de Al-Qaeda de Iraq (AQI) viraron rápidamente la mirada letal hacia Siria ya que el derrocamiento de Bashar Al- Assad de la rama alawuista demolería las ambiciones chiíes en Iraq, habida cuenta Irán diseñaría una política agresiva para contener la demoledora dupla EEUU-AS en territorio iraquí contra el chiismo.  

Arabia Saudí las sombras de la revolucionaria sucesión y la implicancia en el conflicto

El rey Salmán bin Abdulaziz, Guardián de los Santos Lugares, causó gran revuelo en la región al nombrar príncipe heredero a su hijo Mohamed bin Salman. El octogenario rey desplazó a su sobrino heredero Mohamed bin Nayef, dejando el gobierno en manos de su hijo quien ha diseñado una política exterior extremadamente belicosa contra Yemen y Qatar. Pese a emplear toda la furia de las fuerzas militares aéreas contra los hutíes en Yemen, la avanzadilla contra el grupo considerado terrorista por los saudíes (hutíes) no resultaron ser los esperados por el rey oficioso. 

El fracaso por debilitar la influencia iraní en la región detonó el costado irascible de Mohamed Salman al concretar la política de bloqueo de Qatar junto a los países que integran el Consejo de Cooperación del Golfo. El príncipe heredero Mohamed B. Salman, entre conjeturas y conspiraciones creyó doblegar a la Guardia Revolucionaria iraní bloqueando a su –supuesto- aliado  Qatar. Las acusaciones contra el Estado de Qatar se centraron en el presunto financiamiento que éste otorgaba a grupos terroristas que actúan en el Golfo Pérsico incluyendo a los Hermanos musulmanes. Mohamed además de generar un alto impacto en la política exterior saudí sobre todo en la península, diseño un plan económico reformista de diversificación planeando reducir la alta dependencia del país con respecto al petróleo con el claro objetivo de ser la potencia hegemónica de la región que ha superado el estadio de mono-productor.

La llegada del joven heredero Mohamed Bin Salman de 31 años rompió con los esquemas conservadores de las políticas saudíes acostumbrados a decisiones apacibles de los octogenarios reyes y a las decisiones basadas en alianzas. Brioso y sin límites, Mohamed pretende llevar a cabo el plan “Visión 2030” [8] que consiste en potenciar el crecimiento en otros sectores como minería, petroquímica, turismo, salud, finanzas, construcción y el autoabastecimiento militar preponderante en la agenda presupuestaria del estado saudí para otorgar mayor presencia armamentística y sobre todo establecer políticas de disuasión una vez resuelto el conflicto en Yemen. Sólo proyectos. 

Abdrabuh Mansour Hadi Mansour.

Ex. Presidente

 

Huitíes en Yemen

¿Quiénes son los huitíes? Aqui

La otra historia: el zaidismo

 

En Yemen coexisten las dos ramas más importantes del Islam, aproximadamente 55% de población con tendencia islámica sunnita y 45 % zaidista, si bien la mayoría los reconoce como chií [9], son una familia que lidera una tribu que predica la variante zaidista del chiismo, los mismos refieren a Zaid Bin Ali, el cuarto califa en el islam y gobernaron Yemen del Norte a través del régimen político “imanato” casi mil años hasta 1962, año que comienza la guerra civil en el reino Mutawakkilita de Yemen instaurándose la República Árabe de Yemen como consecuencia de la muerte del rey Ahmad y la asunción al poder de su descendiente Muhammad al-Badr depuesto por las fuerzas revolucionarias.

El zaidismo proviene de la doctrina islámica originada en el S. VIII, se trata de una rama del chiismo que consideran como gobierno al imanato [10] la diferencia con los chií de Irán, Líbano e Irak es que éstos proclaman la sucesión de doce imanes [11] (duodecimanos), el último de los cuáles es el esperado en la actualidad luego de su ocultamiento en el S. IX. Su vuelta es considerada como el regreso del mahdí (mesías) por el otro lado los zaidíes reconocen cuatro imanes  y consideran que después del cuarto imán cualquier hachemí descendiente de Fátima y Alí es factible de ser el legítimo imán como el supremo de la comunidad.

 

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Los miembros del grupo rebelde que en la actualidad han tomado la capital Saná son los Hutíes conocidos también como Ansar Allah (partidarios de Dios). Los Hutíes han tomado el control del gobierno en Yemen instaurándose como principal factor de poder de facto en la región apreciada por los dos estados que aspiran la hegemonía regional: Arabia Saudí e Irán. La muerte del líder de los hutíes Hussein Badr al Din al Huti en el año 2004 recrudeció el enfrentamiento contra Alí Saleh luego de la masacre en la Universidad  de Saná en mayo 2011 solicitó la ayuda de Arabia Saudí exportando el conflicto y generando mayores resquemores entre la línea zaidíes (apoyado por los persas) y el sunismo wahabista (apoyado por los saudíes). La salida de Saleh en julio de 2011 y la llegada del gobierno de transición del vicepresidente Mansur Hadi con tendencia pro-norteamericana generaron terreno fértil para que otros grupos radicalizados como Ansar Al-Sharia (grupo salafista libio) y Al – Qaeda de la Península Árabiga (AQPA) aprovecharan el vacío de poder. El conflicto obligó al presidente Mansur Hadi a trasladarse hacia Aden (2da. Ciudad más importante en Yemen) transformándola en la Capital “de facto” ya que Sanná (capital de hecho) está en manos de los rebeldes hutíes, lo que significa para la región la victoria de Irán y la maleable vulnerabilidad del presidente Hadi como títere de los saudí.

La interpretación reduccionista de la erudición occidental es la que confina la guerra en Yemen al ostracismo de la mirada global al considerarlo como un enfrentamiento sectario, lo que conlleva a juicios parcializados “El prejuicio se da especialmente en los temas que plantea y en el tipo de categoría que usa, donde realmente, el prejuicio es especialmente difícil de rastrear porque es difícil sospechar los mismísimos términos que uno usa, los cuales parecen inocentemente neutrales” [12] sin embargo la situación permite visualizar su agravamiento  cuando observamos la existencia de otros actores tales como Arabia Saudí apoyados por el Consejo de Cooperación del Golfo (Barhein; Kuwait y otros) y la Liga Árabe (Egipto; Jordania; Somalia; Marruecos; Sudán y otros) fortalecidos operativamente por la logística militar estadounidense  por un lado y por el otro lado La República Islámica de Irán con el aval de la Federación Rusa considerados como  apoyo financiero de los rebeldes hutíes.  

Los saudíes cuentan con Mohammed Bin Salman ministro de defensa más radicalizado y belicista, no obstante los hutíes resisten los ataques militares de la coalición conformada por Arabia Saudí cuando entre los años  2014-2015 los hutíes tomaron puntos estratégicos como Adén obligando al presidente de Yemen, Hadí, a retirarse hacia Riad. 

La premura temporal condiciona a los árabes a maniobrar entre el ensayo-error con la ejecución de Nimr Baqr al-Nimr (jeque opositor chií) provocando la vesania de Irán, oficializando ante el mundo que el conflicto en Yemen se transformó en el juego de honores y poderes pulseando por la hegemonía regional entre los árabes y persas. Los problemas comenzaron a demostrar la flacidez de los saudíes ante los errores cometidos. El acuerdo nuclear Irán-UE; la mirada contemplativa de Washington hacia las políticas moderadas de Hassan Rohaní en Teherán; la estrepitosa caída de los precios del crudo debido a la sobre-oferta; el fastuoso presupuesto militar invertido en la guerra llevó a los saudíes a re-pensar el movimiento de las piezas del tablero en la región, estaba claro que Irán logró capitalizar los errores de los árabes: seducir a sus antiguos enemigos UE/EEUU frente al recelo que esto generaba en la República Federal de Rusia y la República Popular de China.

¿Hacia una nueva realidad?

 

A los factores endógenos expuestos y la implicancia de los saudíes y persas en el conflicto debemos prestar atención a otros de los factores contundentes, la base militar estadounidense en la República de Yibuti ubicado en el cuerno de África compartiendo fronteras con Eritrea, Etiopía y Somalia y la instalación de la primera base militar de la República Popular de China con estructuras subterráneas cuyo objetivo es “observar sin ser observados”. La pregunta que subyace ¿Por qué bases militares de las dos potencias hegemónicas en el estado de Yibuti? Un abanico de respuestas pueden elucubrarse, no obstante vigilar los estrechos de Ormuz y Adén son la prioridad no sólo para  EEUU y China sino también Arabia Saudí ya que en varias ocasiones Ormuz y Adén han sido cooptados por los iraníes por un lado y los rebeldes hutíes por el otro, escenario que ofrece quizás una de las tantas respuestas esclarecedoras de los por qué de la militarización de la zona, no se trata  sólo de la ruta del petróleo sino también  la ruta de las armas, especias, narcotráfico, el control de la piratería y acceso a la península más rica del planeta. 

Abriendo el panorama re-pensamos posibles soluciones al conflicto, pero hasta ahora nada hace prever el final del mismo. Yemen es la guerra que solapadamente subyace en las no-prioridades de las agendas de política internacional. Sin embargo los actores externos inmiscuidos en el conflicto como Arabia Saudita e Irán no integran la lista de los países con gran cantidad de ojivas nucleares, no obstante el acuerdo Teherán con el Grupo de los 5 + 1 para que la OIEA supervise el programa nuclear iraní lejos de desacelerar la carrera armamentística en la región incentivó al Grupo de Cooperación del Golfo a acelerar el plan de adquisición de armas nucleares ante la desconfianza de los informes del Organismo Internacional de Energía Atómica, lo que activó las alarmas de los países que tienen poderoso armamento nuclear tales como: 1º Rusia; 2º EEUU; 3ª Francia; 4ª China; 5º Reino Unido; 6ª Pakistán; 7º India; 8ª Israel; 9º Corea del Norte.

 

La escalada del conflicto entre los EEUU y la República Islámica de Irán en el Golfo Pérsico incomoda no sólo a los nombrados Estados sino también a Israel que observa de manera sigilosa el comportamiento de Irán su acérrimo enemigo, de manera que si prospera la continuidad de la guerra y se dilatan las posibilidades de la paz en Yemen el peligro se reflejará en los otros actores que puedan utilizar este conflicto para desempolvar antiguos resquemores. Si bien el mundo estuvo adormecido y  centrado en las provocaciones entre los EEUU y Corea del Norte en los primeros años del gobierno de D. Trump, la reactivación del enfrentamiento con el gobierno persa determina indefectiblemente que se visibilice nuevamente los conflictos en la península arábiga. La desestabilización de la zona entre los estados con mayoría sunníes y  chiíes -arco amplio que se despliega desde Pakistán hasta el Líbano- ha dejado grietas importantes dónde se ha logrado filtrar diminutas células (en cantidad de hombres que la integran)  pero letales como AQPA y Daesh (resurgimiento en África). Los continuos ataques entre hutíes y saudíes provocan la expansión de una nube de polvillo que dificulta la visualización del enemigo esfumando la visión clara del conflicto que arrasa con las poblaciones civiles, amenaza la estabilidad regional, y propicia otra excusa para romper con los juramentos “hipocráticos” de la no proliferación y utilización de armas nucleares. La conclusión mitológica: El Lebiatán [13] y el Shaitán [14] agazapados, desean mantener a Yemen bajo las garras del olvido.

CITAS:

  • Trans-Arabian-Pipeline-Company
  • Empresa saudí de petróleo y gas con sede en Dhahran.
  • SUMED, oleoducto petrolero en Egipto que une la terminal Ain-Sukhna en el Golfo de Suez con Sidi Kerir
  • Asesora de seguridad 2001-2005 y Secretaria de los EEUU 2005-2009
  • Colin Powell ex-comandante en jefe de las FFAA estadounidenses, estratega de la guerra del golfo 1991.
  • Colin Powell ex-comandante en jefe de las FFAA estadounidenses, estratega de la guerra del golfo 1991.
  • Subsecretario del ministro de defensa 2001-2005.
  • Riad aspira a incrementar sus ingresos no petroleros de US$ 43.600 mill (2015) a 267.000 mill (2030)
  • Shi’at-u-Ali” lo que significa “Partidario de Ali”
  • Imanato: liderazgo espiritual de los descendientes de Fátimia, hija del profeta y Alí el yerno
  • Los diez imanes: 1º Alí bin Abi Talib; 2º Hasan; 3ºHussain Ibn Alí; 4ª Ali Ibn el Hussein Abedeen Zainul (Zaid hijo de este estableció una forma de gobierno y una escuela que es seguida por los Hutties y los yemeníes); 5ª Muhammed Ibn Ali el-Baqir; 6º Ibn Ja’afar Muhammad el-Sadiq; 7º Ibn Musa Al-Kasim Ja’afar; 8º Ali Musa Ibn al-Reza; 9ª Muhammad Ibn Ali Al-Taqi al-Jawad; 10ª Ali Ibn Muhammad (Al-Naqui, Al-Hadi); 11ª Hasan ibn Ali (Al Askari); 12ª Muhammad ibn al-Hasan (Al-Mahdi-Sahibuz Zaman) Según la doctrina duodecimana es una personalidad histórica actual y es el imán actual y el Mahdi prometido, una figura mesiánica que volverá con el Mesías, Restablecerá el gobierno justo del Islam y llenará la tierra de justicia y paz. Según la doctrina chií, desde 872 vive en estado de «ocultación», que proseguirá mientras lo determine la voluntad divina.
  • Hodgson, M.G.S., The Venture of Islam, 1 (Chicago: Universidad de Chicago Press, 1974) p.27
  • Informe Oficina Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos.
  • Según OMS
  • Org.ar 8/5/2017
  • Información de ICANW from Federation of American Scientists 2017.
  • Monstruo marino fabuloso descripto en la Biblia.
  • Diablo, en árabe.

Y hoy, el Golfo Pérsico sigue en estado de alerta.  Lectura complementaria

«Tras cinco años de guerra, Yemen es el país más devastado de la Península Arábiga considerada por la ONU como el estado con la mayor crisis humanitaria del mundo  y con el agravante de la desnutrición aguda que sufre la población infantil en la “Tierra del infierno” según UNICEF. El colapso generalizado que afecta no sólo a la economía yemení sino también a la destrucción del andamiaje que proporciona los servicios básicos para la población tales como alimentación, salud, seguridad, educación y otros conforman un decálogo de la crueldad que padecen los yemeníes. La gran paradoja se centra que la región más peligrosa del mundo ostenta una posición geo-estratégica de vital importancia para las petromonarquías que dominan la región conformando coaliciones con apoyo internacional de otros estados que necesitan imperiosamente liberar el ingreso al Mar Rojo asegurando la libre circulación de buques petroleros con destino a países Occidentales vía Canal de Suez al Mar Mediterráneo.  La gravedad del conflicto vela cualquier atisbo de solución, mientras existan intereses tan variados como cruentos, tanto para los árabes saudíes como para los iraníes. Son complejas las redes de alianzas en la guerra en Yemen. La venta de armamento sofisticado, la ayuda financiera, el control de los puertos y otros conforman un puzzle de conveniencias que atañe directamente a la triangulación de estados con mayor implicancia en este conflicto en la región: Israel-Arabia Saudita-Irán. Desde el año 2014 (comienzos la guerra civil) los cambios en lo que respecta a la geo-política en “Oriente Medio” han sido considerables, la guerra civil en Siria se transformó en un espacio regional de ensayo bélico multilateral y Yemen corre el mismo riesgo, es el espejo roto de un mundo anestesiado y ataviados con intereses mezquinos. La guerra civil vulnera la dignidad asestando una estocada fatal a los derechos humanos de niños, mujeres y hombres yemeníes, en una tierra que se convirtió en la tierra del infierno, a la deriva y sin rumbo»

Por Raquel Pozzi. En Twitter

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