A tres años del inicio de la crisis en Ucrania, que devino en la manifestación de «Euromaidan», la destitución de Victor Yanukovich y luego la adhesión de la península de Crimea a la Federación Rusa, continuamos publicando diferentes opiniones que nos aportan reflexiones sobre este evento del curso de las relaciones internacionales. Aquí la opinión desde Moscú, el experto Leonid Savin del portal KAEHTON, que considera que Rusia es garante para la solución del conflicto en el Este de Ucrania. Entrevista al analista internacional Leonid Savin que nos transmite su visión sobre el panorama actual, sobre los escenarios futuros para resolver la crisis que atraviesa Ucrania y su relación con Rusia.
Pregunta: Estamos ante un segundo aniversario de la revolución “Maidán” o “Euromaidan”, ¿puede Ud. transmitirnos su opinión sobre el balance de esta gesta popular? Los miles de jóvenes que marcharon por sus convicciones sobre el futuro de Ucrania mirando a Occidente, ¿hoy han logrado un objetivo que pueda significar que ha valido la pena el sacrificio por esa histórica movilización?
Leonid Savin: La situación en Ucrania sufrirá indefectiblemente cambios drásticos en el corto plazo. Esto es debido a la victoria de Donald Trump en las elecciones de los Estados Unidos. Hay que considerar como punto de partida, que Ucrania no es un actor independiente en la política internacional, al igual que en la etapa anterior, en la que estaba bajo el control de los liberales pro-globalización. La influencia de las redes occidentales, que incluyen al Departamento de Estado de Estados Unidos y las estructuras de las ONGs financiadas por George Soros (magnate millonario y presidente de Soros Fund Management), componen los factores responsables de impulsar un golpe de Estado en Ucrania en el 2013-2014. Pero ahora con la victoria del republicano Trump, la Casa Blanca no va a sostener al régimen de Petro Poroshenko.
Por otra parte, la administración Obama ya ha comenzado a retirar a su personal de Ucrania: asesores militares y de inteligencia estadounidense están siendo transferidos a los países vecinos, tales como Polonia y Rumanía. En Ucrania solamente quedan asesores civiles. Es probable que después de la asunción de Donald Trump, este grupo de asesores también sea reducido significativamente. Ucrania deberá considerar beneficios de la proximidad a la esfera de influencia política de Rusia.
Y, por supuesto, hay que identificar cómo sigue el curso de los procesos sociales y políticos, que hoy se desarrollan en un ambiente de desencanto en varios segmentos de la población; esto puede repercutir en presión interna que lleve al reemplazo del actual gobierno. Sobre la presidencia de Petro Poroshenko hay que tener en cuenta que, en primer lugar, no tiene legitimidad, y en segundo lugar, es el responsable directo de la crisis política y económica en la que se ha sumergido el país. En tercer lugar, no es un detalle menor que sea investigado por una justicia independiente por los crímenes de guerra cometidos en la región de Donbass.
En este contexto, se pueden ensayar dos escenarios. El más favorable: la celebración de elecciones y la llegada al poder de nuevas fuerzas políticas que renueven los aires de esta gestión. Una señal clara que lleve luz a los hechos ocurridos durante el golpe de Estado en el 2014, la necesidad de abrir procesos judiciales para quienes han participado y también investigar los crimines de guerra. Asimismo, ir a fondo contra los numerosos casos de corrupción, donde aquí también se evidencia la actividad de grupos de presión del exterior que han sido cómplices del gobierno actual. Este escenario favorable se describe también con la necesaria restauración de las relaciones de buena vecindad con Rusia, algo que incluye discutir el reconocimiento de Crimea como territorio ruso. Esto abre un cambio hacia un futuro con oportunidades también con Ucrania vinculada a la Unión Euroasiática.
El escenario negativo, la continuación del estancamiento económico, las acciones improductivas y de revisionismo que exasperan ánimos sociales de los activistas políticos radicales. Un escenario negativo tiene que ver con la continuidad de manipulación de actores externos en el destino de Ucrania, ya sea desde la Unión Europea, Estados Unidos o de grupos transnacionales; todos los que buscan someter a Ucrania con el propósito de que no se asuma una propia política soberana.
Pregunta: Un actor interesado en el cambio de régimen político en Ucrania es en forma explícita Estados Unidos. ¿Ud. cree que los esfuerzos de Washington por apoyar un nuevo gobierno pro-occidental es un balance positivo para los intereses de la Casa Blanca?
Leonid Savin: Más bien, fueron los demócratas encabezados por Barack Obama y los radicales pro-globalización, que fueron funcionales unos a otros. Con un modus operandi que se concretó visiblemente en Ucrania, como también en otras latitudes, al Norte de África, Oriente Medio y Asia. La crisis en Ucrania tiene similitudes con la «primavera árabe», pero adaptado otra realidad y circunstancias. El gobierno demócrata de los Estados Unidos siempre ha intervenido en nombre de los «derechos humanos»; mientras que los republicanos siguen la doctrina del realismo, que dice que hay intereses nacionales y deben ser respetados. Por supuesto, bajo el gobierno de George W. Bush ha existido una fuerte influencia por parte de los neo-conservadores, influencias que están relacionadas las aventuras en Iraq y Afganistán. Pero ahora la agenda es diferente, en algunas latitudes dejar un problema posterior al cambio de régimen pasa al olvido, en Ucrania los efectos post-golpe son negativos y repercuten mediáticamente en Europa. Hoy, la fatiga o agobio de la dirigencia ucraniana agota el crédito político que ofrece Washington. Más bien, la pregunta es, ¿quién accederá al poder? ¿Gente que está orientada hacia una política pro-mercado o un gobierno más populista-nacionalista?
Pregunta: Si bien la crisis en Ucrania es un problema europeo que deben resolver los europeos, los líderes de la UE están agobiados en una agenda que le resta capacidad diplomática y política en los asuntos exteriores. Por ello nos importa conocer de tres actores, Rusia, Ucrania y Estados Unidos, la relación entre estos tres involucrados, ¿cómo cree Ud que se va a desarrollar en el 2017 considerando a Donald Trump en la Casa Blanca?
Leonid Savin: No sólo se trata de un problema europeo. En concreto, hay dos Europas, dos realidades: una está representada por el proyecto de la UE que impulsan los países centrales, que pese a los deseos de autonomía como actor global en el sistema internacional, juega a favor de los intereses de Estados Unidos. La segunda Europa se basa en los valores tradicionales de cada pueblo, tradiciones filosóficas y culturales que muchas veces chocan con los modelos impuestos desde Bruselas. Cada día parece acrecentarse esta brecha, circunstancias de las que mucho se habla que pone en riesgo al propio proyecto de integración; estas dos diferentes realidades llevan a Europa a ver amenazada su existencia.
El proyecto de la Asociación Oriental era sólo una herramienta para continuar con la política liberal y pro mercado, afín a los intereses de Estados Unidos y que beneficia a las corporaciones de ambos lados del atlántico. El Acuerdo de Asociación con Ucrania se convirtió en una excusa formal para emprender las protestas en 2013. Pero cuando se trata de Ucrania y su deseo de pertenecer a Europa, ¿a cuál de las dos realidades de Europa?
La crisis ucraniana ayudó a identificar y poner en claro quién es amigo y quién es enemigo de Rusia, y Moscú llegó a las conclusiones realistas, las supo maniobrar durante todo este tiempo con Barak Obama en el gobierno. Ahora, Rusia y Estados Unidos tienen la oportunidad de demostrar que serán capaces de ponerse de acuerdo sobre la cuestión de Ucrania, y es probable que Bruselas intervenga de alguna manera en este proceso. Es posible que pronto existan señales entre Moscú y Washington, esto aliviará el estado de atolladero en el que se encuentran las negociaciones. Pero en la práctica, Kiev estará en papel secundario, limitado a trabajar sobre la voluntad de Washington o Moscú. Existe una alta probabilidad de que los Estados Unidos y Rusia lleguen a un acuerdo.
Pregunta: Sobre el asunto de Crimea, a dos años del referéndum y la adhesión de este territorio a la Federación Rusa. ¿Qué valoración en clave geopolítica pueda compartir sobre este suceso que significó el “movimiento de fronteras” en Europa del Este?
Leonid Savin: Inicialmente, si hablamos acerca del cambio de las fronteras en Europa del Este, es necesario empezar no desde Crimea sino desde el separatismo de Kosovo. Precisamente, es bajo la presión de los Estados Unidos y de la OTAN cuando se ha producido la violación de los Acuerdos de Helsinki y de los acuerdos de Yalta. El precedente ya es un hecho consumado, un precedente. Por lo tanto, desde la perspectiva del derecho occidental, después del reconocimiento de Kosovo por parte de un gran número de países, lo mismo podría ocurrir en cualquier otra parte. Sin embargo, desde el punto de vista de la posición de la escuela continental, las fronteras no son eternas: pueden ir cambiando constantemente. Challen Rudolf y Friedrich Ratzel dijeron que los Estados son organismos vivos. Pueden envejecer y morir, que es lo que le pasó a muchos imperios en el siglo XX. Desde el punto de vista del Estado o de los ciudadanos de cualquier país, puede ser o tratarse de una tragedia, pero desde el punto de vista de la geopolítica es un proceso continuo. Una valoración que se puede tomar es sobre argumentos muy firmes que en el territorio de la antigua Unión Soviética como también en los Balcanes, este proceso no ha terminado todavía. Por ejemplo, el factor del Brexit, muestra que Europa occidental podría enfrentarse a un fenómeno similar que tiene que ver con lo que ustedes preguntan: el cambio de fronteras.
Pregunta: Sobre la crisis en las regiones separatistas del Este de Ucrania, Donbass y Lugansk. ¿Esto ya se ha convertido en un conflicto congelado? ¿Qué apreciación puede Ud. compartir sobre algún posible escenario futuro para resolver este atolladero?
Leonid Savin: El escenario óptimo para el futuro de estas dos regiones está en Ucrania, con un arreglo a medida para la autonomía; considerando que quienes viven en ambos territorios no se sienten nacionales ucranianos sino identificados con Rusia, a quien consideran su patria. Esto puede abrir un camino a ser parte de la Federación Rusa. Pero esta hipótesis es inaceptable para el pueblo de Ucrania occidental. Como también es inaceptable para las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk las exigencias que les pide Kiev. Me permito graficarlo en un ejemplo hipotético si sucediera en Argentina. Si las provincias de Formosa y Jujuy, después de pedir la autonomía, celebrasen un plebiscito en el que la mayoría votara a favor de separarse de Argentina. Si tras este acontecimiento, Buenos Aires comenzara a bombardear estas regiones durante muchos meses con aviones, tanques y cañones, enviando a mercenarios de otros países para operaciones de contrainsurgencia, dudo que los habitantes de la Patagonia estuvieran encantados de vivir en un mismo Estado. Hay que reconocer que las repúblicas de Lugansk y Donetsk defendieron su independencia con un instrumento para dotar de legitimidad política su voluntad, luego con las armas en mano a un alto costo de pérdida de vidas humanas. Por lo tanto, no puede existir una Ucrania unida con el sur-este, con el resto del país. Existe la alternativa de crear un Estado federal, junto con Lugansk y Donetsk, pero esta delicada cuestión debe tener una garantía fiable, una garantía que solo Rusia puede dar. La oportunidad pasa por un camino de entendimientos entre Kiev y Moscú.
Por Ariel Zaiser. Relaciones Internacionales y Gobierno UADE.
Leonid Savin es analista internacional experto en geopolítica radicado en Moscú. Conferencista. Redactor en Jefe del portal http://katehon.com/, miembro también de www.geopolitic.ru